El nuevo libro de Antonio Almeida, Británicos, deporte y burguesía en una ciudad atlántica (Las Palmas de Gran Canaria, 1880-1914) hace, básicamente, un análisis de la presencia británica en las Islas, y más concretamente en Las Palmas de Gran Canaria, como uno de los elementos fundamentales de la aculturación inglesa es el deporte, y su introducción en la incipiente burguesía capitalina, que empieza a desarrollarse desde la segunda mitad del siglo XIX, con especial importancia de los puertos francos en 1851 y el comienzo del Puerto de la Luz y de Las Palmas en el año 1854.
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Almeida estudia y explica que «sobre todo los antropólogos», analizan el deporte como una estructura, refiriéndose a maneras de actuar del ser humano a lo largo de la Historia, y detectan que la actividad motriz lúdica se desarrolla desde hace mucho, entendiendo que el deporte es sólo un sentido que se le da en le XIX al desarrollo de esa actividad anterior».
Antes de la llegada británica, las únicas referencias deportivas en Gran Canaria era los juegos tradicionales, aborígenes, como la lucha canaria o algunas competiciones de vela latina siempre relacionadas con festejos de carácter religioso o influencias del periodo de la conquista como la pelota-mano o las carreras de caballos. «Se puede concluir que la actividad deportiva antes de los anglosajones era casi nula en el Archipiélago, entendida como un torneo reglado, con árbitros y con cierta organización», argumenta el historiador.
Primeros clubes
Las primeras modalidades que arriban son el fútbol, el tenis, el cricket, el golf y en menor medida el croket y el juego de bolos. El fútbol tuvo en Canarias, como en casi todo el planeta, mayor difusión que ningún otro deporte, entre otras razones porque aprovechó las grandes explanadas de los muelles, como la del Santa Catalina. Ahí, los trabajadores del Puerto vieron jugar a los ingleses para luego pasar a ser partícipes. «Además, el balompié necesita muy poco para jugarse: un espacio cualquiera y una pelota que a veces se hacía con trapos, y no como el golf, cuyo primer campo en Gran Canaria estuvo en Arenales y, como recoge la prensa de entonces, en 1891, no contaba ni siquiera con una pizca de hierba».
Dejando a un lado los «snob que traen su artilugio de Inglaterra desde los 60, el ciclismo coge la bandera de los primeros clubes deportivos de raíces totalmente canarios. Su objetivo es difundir la educación física. Corre 1897 y de ahí datan algunas ordenanzas municipales que prohiben el uso de bicicletas en las aceras del Parque de San Telmo. En 1891 aparece el club de golf, el de tenis en 1894 y en 1907 nace el Club Gimnástico, que tiene un equipo de fútbol además de realizar carreras ciclistas.
El autor destaca igualmente el hallazgo, en bibliografía lusa, del primer encuentro internacional entre un club extranjero y uno canario, es decir, de un viaje ex profeso de una entidad foránea a nuestra tierra para medir sus fuerzas con otra de la tierra. El deporte protagonista fue el cricket y el duelo lo protagonizaron, en 1901, el Excelsior Cricket Club de Madeira y Las palmas Cricket Club.
Además del omnipresente fútbol, hasta los años 20 no aparecen datos de canarios que formen parte de los clubes de tenis o golf. Juan Domínguez Guedes fue de los primeros en este sentido. El baloncesto no llegó hasta los años 30, y se sabe que entró por la provincia oriental, aunque «no con exactitud si por La Palma o Tenerife».
La incidencia británica resulta, en opinión de Almeida, «decisiva» no sólo en Canarias sino en todo el planeta. «El origen del deporte tiene un espacio geográfico concreto: las Islas Británicas. A partir de ahí se extiende sin límites gracias al comercio. El desarrollo de la Revolución Industrial en el siglo XVIII y su expansión colonial en el XIX hicieron que los británicos fueran casi los dueños del mundo, y donde iban llevaban su cultura y, por supuesto, su deporte».
Asociaciones como el Círculo Mercantil o el Gabinete Literario, con gran representación social en la actualidad, toman un papel relevante. Dentro de ellas ya se practicaban, desde la segunda mitad del siglo XIX, disciplinas como la esgrima o la equitación, tradicionalmente vinculadas al mundo castrense.
En opinión del experto, «Inglaterra era entonces un modelo a seguir no sólo en Canarias sino en toda España». Eso explica que la burguesía de la Isla aceptara con gusto el histórico mensaje de los ingleses: mens sana in corpore sano, o lo que es lo mismo, un mensaje regeneracionista, con un acompañamiento del cuerpo para mejorar el rendimiento intelectual. El higienismo defiende una educación física relacionada con motivos de salud, iniciada en Gran Canaria con doctores como Bartolomé Apolinario, Andrés Navarro Torrén o Domingo J. Navarro.
El puerto permitió, a finales del XIX, una burguesía canaria incipiente pero menor a la de otros lugares a donde llegaron los británicos, auténtico motor del deporte por todo el mundo en aquella época en la que Canarias contaba con altas tasas de analfabetismo.
Pionero
Sydney Montague Head (1876-1945) es uno de los personajes capitales de la introducción del deporte en nuestra tierra. No solamente porque lo introduzca sino porque participa activamente en el deporte británico, tanto como jugador como directivo de los diferentes e incipientes clubes.
Le gustaba el cricket, golf y, con mayor relevancia, el tenis, donde fue campeón de España en 1907 y 1909. Head, nacido en Inglaterra, vino a Canarias a finales del siglo XIX, se afincó en el archipiélago canario, estudió en los colegios británicos y trabajó en las navieras también de ese origen. Su amor y sus ideales sobre el ejercicio físico como mejora vital marcan su trayectoria, siempre relacionado con el tema en diferentes perspectivas.
Pero el tenis fue su gran pasión. Triunfador en casi todos los torneos celebrados en las Islas desde 1901, la preparación y los buenos resultados llevan al campeón de Las Palmas a participar en el primer Concurso Internacional de Tenis, celebrado en los terrenos del Madrid Lawn Tennis Club en 1906.
Al año siguiente se disputaba la Copa de su Majestad el Rey, también denominado por la prensa Campeonato Nacional. Sidney Head fue el vencedor de esta competición, destacando los periódicos nacionales dicho logro: «Para el concurso de Gracon-tennis verificado estos últimos días en esta corte, Su Majestad el Rey regaló una preciosa copa de plata para el Campeonato Nacional de España, habiendo sido ganada aquella por el campeón de Canarias Mr. Sidney H.M. Head, que vino de aquellas islas expresamente para tomar parte en dicho concurso».
Según escribe en su obra Antonio Almeida, «este tipo de torneos en los que Head participaba, deben entenderse igualmente como una manifestación más de los primeros pasos de la introducción del deporte amateur en nuestro país.
Entre los canarios destacados en el inicio del deporte reglado en el Archipiélago, destacan Juan Domínguez Guedes y Pepe Gonçalvez. El primero se decantó mayoritariamente por modalidades como el golf o el tenis mientras que el segundo, de familia portuguesa, representa la cabeza visible del compromiso de la época en la integración del fútbol.