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La Voz de Gran Canaria

Asunto de mucho más calado que el sobado pleito insular

Asunto de mucho más calado que el sobado pleito insular DANIEL GARZÓN LUNA

¡Más vale tarde que nunca! Por fin el empresariado grancanario levanta la cabeza y mira a los ojos al poder ático, alguien dice al poder ático ¡basta ya!, que no estamos dispuestos a seguir callando ante la situación de penuria económica en que ha entrado Gran Canaria, penuria que ha venido de la mano de ese permanente torpedeo a su desarrollo a través de normativas administrativas que han congelado casi en su totalidad su crecimiento económico. Hay algo que existe en esta isla que se denomina dignidad, dignidad de habitante de Gran Canaria, tanto a escala de pequeño hombre de la calle como en las más altas instancias del mundo empresarial; esa dignidad del ciudadano grancanario la ha pisoteado Tenerife, para ser concreto ATI, hasta el no va más y se las ha amañado de forma que la nao capitana de siempre de estas islas, la Gran Canaria, sea remitida con malas artes y absoluta falta de juego limpio a un plano secundario en todos los aspectos dentro del contexto turístico a escala nacional e internacional. Se han pasado pueblos, muchos pueblos, ustedes los áticos de Tenerife, aprovechando esa generosidad del que se sabe fuerte y puede y debe ser generoso con los menos dotados para salir adelante, como es el caso de la Gran Canaria con relación a las islas menores.

Lentamente, pero sin pausa, aprovechando los resortes del poder que os ha venido de manos de esa mayoría de gobierno que ostenta ATI y ese imprescindible apoyo que os prestan colaboracionistas grancanarios, habéis ido desmontando las estructuras administrativas en Gran Canaria, trasladándolas a Tenerife, con una osadía y un descaro que sonroja al más neutral de los testigos, y habéis sumido a Gran Canaria, a la Gran Canaria, en un desolado páramo de incertidumbre empresarial, de incertidumbre en el empleo, de inseguridad jurídica en grado sumo para todo posible inversor, de no salida al empobrecimiento creciente de nuestra población, a un aumento imparable de la miseria en nuestras calles y en infinidad de hogares grancanarios, en los que la palabra hogar, por la falta de lo más básico para que reciba esa definición, resulta un mero escarnio. Sí, os habéis pasado pueblos, queridos hermanos áticos.

No obstante lo dicho, y a pesar de que sigue habiendo en la Gran Canaria un número importante de gentes a las que les van las cosas bien, la mayoría de la ciudadanía vive en precariedad y, si bien no hay un sentir mayoritario que postule una doble autonomía porque estima que Canarias debe seguir siendo una única de por siempre, sí hay un fuerte sentimiento en exigir una autonomía administrativa absoluta con eje en los cabildos para cada isla del Archipiélago. Cada isla debe y tiene que tener la potestad de marcar su destino, en lo que a su administración se refiere, con absoluta independencia de las demás islas; es decir, si nosotros los ciudadanos grancanarios somos unos zoquetes en nuestra administración, seremos nosotros los que suframos las consecuencias de nuestros desaciertos, concepto aplicable a cualquier otra isla, para que nunca pueda repetirse por parte de ninguna isla lo que ahora está ocurriendo y es que los áticos de Tenerife, las fuerzas vivas del empresariado tinerfeño, hayan impuesto la congelación del crecimiento económico de Canarias a través de su hegemonía gubernamental cuando ellos ya han alcanzado las metas de crecimiento que se marcaron a comienzo de la década de los noventa, matando de esta forma la para ellos temida competencia grancanaria, especialmente.

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