Transitar la ciudad sorteando basura
MARISOL AYALA
No se trata de chulería ni nada que se le parezca, pero aquí servidora está dispuesta a prestarse voluntaria y gratis total a elaborar para la Concejalía de Limpieza del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria una guía, un especie de callejero, en el que figuren las calles y las zonas más sucias de la ciudad.
Me temo que sería un edición abultada, de muchas páginas. Dispuesta estoy a informar con pelos, excrementos y señales sobre las papeleras rebosantes, las aceras tomadas por bolsas de basura, etc., situadas en calles en las que es imposible transitar; me sé de memoria qué calles del Puerto de la Luz hace ¿meses?, ¿año? que no reciben una limpieza a fondo; qué pequeñas plazoletas de la ciudad se han convertido por obra y gracia de la delación de ediles municipales en plazotelas-basurero. ¿Una? La situada en la calle Pi y Margal sin ir más lejos.
Se trata de una plazoleta en la que casi de forma permanente un viejo colchón se defiende de cinco o seis contenedores repletos de basura, un somier, dos sillas viejas, y a veces, también, de un pobre indigente.... Vale; alguno dirá que, claro, es que hay vecinos muy guarritos y verdad es, ¿pero ¿exime eso al Ayuntamiento de atender las calles, de ordenar la limpieza y de hacerlo en toda la ciudad, no sólo en las zonas de más tránsito? Más basura; por ejemplo, en las calles Molino de Viento, Pamochamoso y en otras de la zona de Arenales donde el asfalto está magníficamente adornado de una gran variedad de fango.
¿Más? Dense un voleo por los parques y por casi todas las calles del Puerto de la Luz, especialmente los alrededores de Salvador Cuyás o Albareda, y se preguntarán si alguien con dos o tres dedos de frente encuentra alguna atracción para dar un paseo por nada menos que la zona más cara de la ciudad. ¡Jo! Una no acaba de entender cómo es posible que una ciudad a la que dicen que la premiaron con la escoba de platino, brillantes, oro, plata, cartón y piedra y no sé cuántas cosas más, presente en puntos claves una suciedad tan grande.
Hace unas semanas un amigo que visitó Las Palmas de Gran Canaria después de algunos años criticaba el abandono y la suciedad que veía. Asombradito estaba el hombre, así que cuando se apuntó a pejigera y quiso saber de cuántos efectivos dispone el servicio de limpieza municipal para esa tarea, la tarea de dejarla blanca, blanquísima, la respuesta la dio el mismo: "Bueno, sean los que sean tenemos un problema; o son escasos o nadie les exige". A lo mejor las dos cosas.
Información de: La Provincia, 5-8-2006
0 comentarios