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La Voz de Gran Canaria

La falta de liderazgo

La falta de liderazgo

JOSÉ A. ALEMÁN

La CCE volvió a mentar el estancamiento grancanario sin culpar a institución alguna. Estaba yo por creer, pues, que es un fenómeno natural cuando hete aquí que Mauricio descendió sobre nosotros hecho oráculo y luz de luces: la culpa es de la falta de liderazgo del macho Soria y del Cabildo, dijo. Y añadió que Soria es puro marketing y que a los políticos no se les mide por lo que dicen sino por lo que hacen. Cierto.

Habló luego de la necesidad de superar el ombliguismo y mirar al exterior y no continuar desaprovechando las oportunidades que éste ofrece. Y acertó de nuevo. Pero ocultó, oye, que él pertenece también a la cofradía del mucho chau-chau y poco jase-jase en que sitúa a Soria. Encima, su poco jase-jase no es edificante, aunque no ande falto de cemento.

Ahí está, si no, su viaje a USA relacionado con Veneguera; sus propuestas de puertos deportivos; su relación con los franceses, determinante de que Bouyges se hiciera con Emalsa, ahora en manos coreanas, lo más al exterior a que ha llegado de momento; sus intentos de colocar fondos RIC en inversiones externas; o lo de Gascan y demás “exterioridades”.

Vuelvo a lo del liderazgo para recordar su anterior trinca con Soria. Un proyecto de dominio total de las islas orientales asentado en el reparto del territorio con ATI y el convencimiento de que Rajoy gobernaría. El control de las patronales y de centros de poder, como la Autoridad Portuaria, limpiaría el terreno para operar Mauricio-Soria en plan de paseo militar, con los discrepantes reducidos cuasi a la guantanamera. Las consecuencias las estamos viviendo.

Los empujones a AC para que se fuera de CC eran asimismo de limpieza. Mauricio había necesitado los votos de este sector, pero vio que podía sustituirlos por los del PP en el marco de la “upenización” planeada, lo que le libraría de latazos izquierdosos.

Pero ganó Zapatero y Soria se quedó sin nada que aportar al fondo común. Y se produjo el rompimiento; no sólo del cántaro, como a la lechera del cuento, sino que la vaca quedó para el arrastre. Ahora ha descubierto África como “exterior”.

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