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La Voz de Gran Canaria

Para algunos, 'el enemigo está dentro de casa'

Para algunos, 'el enemigo está dentro de casa'

GRUPO DE OPINIÓN "TAMARÁN"

Con demasiada frecuencia, el editorialista-condestable suele ver mosquitos en el horizonte. Sobre todo en el horizonte Este, que es donde en los días claros aparece la poderosa silueta de Gran Canaria, visión que disgusta a los chicharrones fundamentalistas, de los que es líder, al menos periodísticamente, ya que esa es la Isla que ellos temen y odian.

No pueden soportar que sea la principal del Archipiélago desde el comienzo de la Historia, ni que sea la primera de las realengas incorporada a la Corona de Castilla y, sobre todo, que sea en la que fueron establecidas las Delegaciones regionales de los poderes de la Iglesia y del Estado y con ello la Capitalidad de las Islas, siendo la base desde la que se organizó la conquista de las dos últimas, La Palma y Tenerife (Infierno), por este orden... que en aquella ocasión tampoco fueron enumeradas por tamaño superficial como pretende imponer el editorialista-condestable...

Ahora, los mosquitos que ve están mas cerca. Están en la propia Tenerife (Infierno). En la "encíclica" aparecida en "El Día" de Santa Cruz, el pasado domingo 2 de Julio, dice que son, por ejemplo, aquellos participantes que "en la manifestación contra el racismo y la xenofobia que se celebró en Santa Cruz de Tenerife el domingo 18 que, antes de arrancar la marcha, unas cuantas personas manipuladas plantearon dirigir la protesta contra este periódico". Según parece "ante esta postura, los asistentes sometieron a votación la propuesta y la mayoría decidió que el objetivo no era acusar a El Día, sino seguir el lema inicial. ¿A qué obedece, pues, la insistencia de determinado medio en colocar a esta Casa como objetivo de aquella manifestación?". Cosa bien rara.

Esta vez el editorialista-condestable no acusa a super-poderoso malvado Sanedrín de Vegueta de incitar a los manifestantes chicharrones a lanzarse a tumba abierta contra la sede del periódico del que es propietario-director-editor y machacarla por aquello de incitar a los chicharrones a protegerse de los invasores que podían contaminar su pura y blanca raza. Por lo visto quien los incitó fue "determinado medio" de la competencia, que confunde las machangadas del editorialista-condestable con racismo y xenofobia. ¡Pues no hay diferencia entre una y otra cosa!... ¡Atrevida confusión!.

También lo son aquellos otros que se "oponen a la fusión de La Laguna con los otros tres municipios del área metropolitana de Tenerife para formar administrativamente una sola y gran ciudad que ya, de hecho, existe sobre el terreno... El problema es el tiempo. No hay que perderlo, pues desde Madrid se podría decidir que la excepción canaria de la doble capitalidad no tiene razón de ser y, lo mismo que en 1927 nos impusieron la división provincial, ahora pueden hacer lo mismo en sentido contrario. Y ¿con qué argumentos presentaría Tenerife la candidatura de su actual capital, con poco más de 220.000 habitantes, a capital única de Canarias?. ¿Qué cara se les quedaría entonces a los políticos tinerfeños?".

Nosotros los del Grupo "Tamarán" opinamos que no hay peor ciego que el que no quiere ver...Pese a que le consta, el editorialista-Condestable continua empecinado en ignorar que Las Palmas de Gran Canaria, mal que le pese, es la indiscutible gran Capital del Archipiélago, por ser la primera Ciudad fundada por los castellanos en el Archipiélago, por su densidad de población, por su categoría social, arquitectónica, cultural, comercial, turística, etc., por el gran Puerto que la dinamiza y enriquece. En definitiva, por su destacado y reconocido cosmopolitismo.

Pero, ¡no!, para el editorialista-condestable nada de eso existe. Según él, hay que crear la gran ciudad-Capital del Archipiélago y, naturalmente, tiene que estar en Tenerife (Infierno)... Le asustan los "dirigentes canariones que nunca descansan. Que siempre están maquinando en la Corte, soplándole a la oreja a los Ministros sus consejos. Así se ha escrito la historia de esta región en los dos últimos siglos y así sigue siendo, aunque con cambios adaptados a los tiempos". Pocas veces el editorialista-condestable ha estado más acertado. Pero, si lo que dice fuera aplicado objetivamente y de acuerdo a la verdad se descubriría que ha sido justamente lo contrario. En los dos últimos siglos su idolatrada Tenerife (Infierno) ha utilizado la influencia en Corte para conseguir llegar a donde indebida y arteramente llegó, afanando una capitalidad que de ninguna manera le correspondía, apropiándose de los dineros destinados al Archipiélago para invertirlos en su beneficio y forzando una reacción ciudadana que felizmente culminó en 1927 con la división de la provincia.

Lo triste es que, desde que se instauró el régimen autonómico en Canarias, políticos ineficaces y tolerantes hayan propiciado la vuelta a una situación similar, que costará tiempo, trabajo y dinero poner en su debido orden. Un ejemplo del ánimo de los políticos chicharrones de hacerse con todo es la Casa de Africa que, desde que por el Gobierno central se decidió establecerla en Las Palmas de Gran Canaria, no han dejado de maquinar para "desplumarla", acaparando funciones que indudablemente le corresponden como son el NAP, el Instituto de Enfermedades Tropicales, las líneas marítimas y aéreas con el continente africano y, ahora mismo, el Salón Internacional de la Cooperación para el Desarrollo de Africa, que para colmo, fue rematado con la firma de una Declaración de Tenerife... Todo esto en aplicación del principio de que "ninguna isla tendrá algo que no tenga Tenerife (Infierno)".

Pero ¡vanos esfuerzos!. Cuando los Cabildos de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura y los Ayuntamientos de Las Palmas de Gran Canaria, Arrecife y Puerto de Cabras se conciencien de la importancia que puede tener la Casa de Africa, de los beneficios espirituales y materiales que puede generar y recuerden que las relaciones con el vecino continente secularmente han sido desarrolladas desde las islas de la provincia oriental casi exclusivamente, habrán de reaccionar convenientemente en contra de las pretensiones de Tenerife (Infierno), que se irán diluyendo por sí solas con el inexorable paso del tiempo.

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