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La Voz de Gran Canaria

Un pabellón justo y necesario

Un pabellón justo y necesario

JUAN JOSÉ JIMÉNEZ

De hace unas horas para acá se ha montado en la Isla un caldo de pollo a cuenta de la bandera -a mí la Legión- que el presidente del Cabildo, José Manuel Soria, quiere espichar en la Fuente Luminosa. Yo, y sin que sirva de precedente, me desmarco de la polémica y aplaudo a rabiar la iniciativa.

Y es que de un tiempo a esta parte duermo inquieto. Que me solivianto a las dos horas de encamar y entro en fiebres. Me aplican emplastes de aloe vera en la frente y cuando revierte la duermevela ondean en el cerebelo los colores lejanos de la madre patria. Esto se produce un día sí, y otro también. Pero hete que desde que se anunció la fundamental iniciativa no sólo se me ha pasado todo, sino que rebrinco que da gusto. Es por ello que el emblema es justo y necesario.

¿Que cuesta 60 millones de pesetas? La salud no tiene precio y siempre será posible rebajar el precio del póste, de unos 50 metros de alto, si reciclamos un aerogenerador celsiano; si aprovechamos para colocarle un repetidor de satélite en la punta del falo; y rematamos el invento con un medidor de presión de flujo para calcular la velocidad del aire en la estratosfera, siempre y cuando advirtamos a la NASA del nuevo obstáculo orbital y que Bush apruebe la iniciativa (que por mucho menos atacó Irak).

También las críticas se han cebado impunemente contra el tamaño de la bandera propiamente dicha, en un discurso fácil y banal de políticos de medio pelo que tratan de desprestigiar esta idea única en el subtrópico y que denota los sesudos esfuerzos del president en mejorar el nivel de vida de los grancanarios hasta límites no sospechados, con la consiguiente serenidad mental de todos sus administrados. Así, el paño, un hule azul-amarillo de un tamaño semejante al de tres casas con dos habitaciones, al precio de 200.000 pesetas el metro cuadrado (vemaría cómo se ha puesto el metro cuadrado de hule), medirá casi 300 metros cuadrados, lo que, según acreditados físicos consultados por este periódico, no sólo podría cambiar el clima, sino que producirá unas ondulaciones cósmicas de gran meneo que arrojan una tonga de voltios por segundo, ahorrándonos, pues, futuros concursos en lo eólico y lo mundano. Descanseeeen, ar.

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