Razones y Fueros de la Gran Canaria
DIEGO CAMBRELENG ROCA
Estábamos casi curados de espanto, acostumbrados a las periódicas arremetidas, dominicales, de El Día, cuando el pasado domingo, día 16, el periódico tinerfeño se descolgó con un inusitado editorial. Esta vez el dislate ha sido, si cabe, de mayor magnitud: nada más y nada menos que privar a nuestra isla de adjetivo de "gran", el calificativo de grande, que ostenta desde el S. XV cuando fuimos incorporados a la civilización occidental, saltando prácticamente desde la Prehistoria. Dicen que fue Juan de Bethencourt el primero que usó, en 1404, ese adjetivo para distinguir a esta isla de entre todas las de Canarias por la valentía de sus gentes, por lo abrupto de sus montañas que la hicieron inexpugnable para aquellos primeros conquistadores, cuando intentó desembarcar, sin éxito, en Telde y Arguineguín. Pero en reciente artículo, don Julio Sánchez Rodríguez nos ha ilustrado de cómo las bulas papales desde 1423 y 1435 hablaban ya de Gran Canaria como Grandis Canarias y Magna Canaria, en lengua latina.
Para todos los grancanarios, los canarios, que nos sentimos orgullosos de nuestra isla, no dejó de ser una sorpresa que a estas alturas no ya un periodista más o menos trasnochado, sino el propio periódico tinerfeño en una editorial, pretenda cambiar el nombre a Gran Canaria, y llevar incluso esa mutación a Estatuto de Autonomía de Canarias.
Pero al estupor inicial creemos que fue la risa, la hilaridad, el sentir más extendido, sobre todo al leer los pobres argumentos en que el editorial de marras apoyaba su sugerencia, ¿o exigencia? ¿Qué más da que Gran Canaria se la tercera en superficie, después de Fuerteventura, y Tenerife, ni que sea más o menos alta? Y decir que el nombre de Gran Canaria produce confusión en la Península y en el extranjero es otra tontería, aun cuando el editorialista reconoce que "lógicamente" casi todo el mundo cree que Las Palmas es la capital única de Canarias, la mayor". Ellos mismos son los que lo afirman. Y a ello habría que añadir, que entre estas islas tan bellas y diversas, frutos de volcanes y bañadas por el Atlántico, Gran Canaria es sin duda la más completa, la que tiene en el Puerto de La Luz el mejor de esta zona del Atlántico, y en Gando el mejor aeropuerto, la ciudad de Las Palmas con Vegueta y sus playas, las magníficas playas en el sur y la orografía más interesante, barrancos y montañas que configuran los mas bellos paisajes.
¿Cómo se puede decir que la denominación Gran Canaria es equívoca, falsa y perversa para con las demás? ¿Es que acaso fuimos los propios moradores de esta ínsula quienes la calificamos de grande, de atribuirle el adjetivo de "gran"? Una cosa hay que reconocer al editorialista, y es el que admite su ignorancia cuando hace una pregunta final: ¿qué ley, decreto, concesión real, cédula, bula papal, estableció que su nombre fuera Gran Canaria?
Pues bien: vamos a dar una cumplida respuesta a El Día, para que callen de una vez y no intenten dar más la lata, y lo hacemos transcribiendo, resumidas, Provisiones y Reales Cédulas:
A 4 de Febrero de 1480, en Toledo, Don Fernando e Doña Isabel Por la Gracia de Dios Rey e Reina de Castilla de León, de Aragón, de Sicilia... A vos Pedro de Vera nuestro governador e capitán e alcayde en la ysla de la gran Canaria... nos vos mandamos que repartades todos los exidos y dehesas y heredamientos de la dicha ysla...
Don Fernando Don felipe, Doña Juana por la gracia de Dios, Reyes E príncipes de Castilla de León, de Aragón, de las dos Sicilias De Hierusalem E de granada ets. ... Archiduques de Austria Duques de Borgoña ets. A Vos los nuestros governadores o juezes de Residencia de las nuestras yslas de gran Canaria e tenerife E la palma... mandamos E defendemos a todos los vecinos E moradores de las dichas yslas de gran Canaria E Tenerife E la Palma... que no sean osadas de vender ni vendan a ningun grande, ni cavallero, ni a persona poderosa, ni a otra persona alguna que no sea natural de estos nuestros Reynos yngenio ni otro heredameinto alguno...
[Dada en la ciudad de Salamanca a 25 de febrero de 1506; aquí ya ha muerto la reina Isabel y aparecen junto a Fernando la hija doña Juana y su marido Felipe el Hermoso, citando ya los títulos de Austria y de Borgoña].
Ítem más, en Real Cédula fechada en la Villa de Madrid a 5 de diciembre de 1517 ya aparece firmando doña Juana con su hijo, Carlos I, y transcribimos extractada la parte en que se menciona a estas islas:
Doña Juana E Don Carlos su hijo, por la gracia de Dios Reyna E Rey de Castilla, de León, de Aragón..., E de las yslas de Canarias E de las yndas yslas E tierra firme, del mar oceano, Condes de Barcelona, señores de Vizcaya... A vos Don Alonso de lugo nuestro governador de la ysla de tenerife... salud E gracia: sepades que fernando espino personero En nombre de la ysla de la gran Canaria... E siendo para la prouisión E mantenimiento de la dicha ysla de gran Canaria... se prouea del dicho pan...
Estas Provisiones y Reales Cédulas las hemos transcrito del Libro Rojo de Gran Canaria que contiene hasta 92 de ellas, entre las cuales destaca por su importancia el Fuero Real, de 1494, dado a la Ysla de la Gran Canaria. El Fuero, como destacó en una conferencia que impartió en el salón dorado del Ayuntamiento de Las Palmas el Catedrático de Historia del Derecho don Roberto Roldán Verdejo, ilustre y doctísimo tinerfeño, sólo se concedió a Gran Canaria, y no a La Palma, ya conquistada en esa época, ni luego a Tenerife, que lo sería dos años después. Y dijo más adelante: ... pudiera estimarse acertada la calificación que del Fuero hizo Zuásnavar, el conocido Fiscal de la Audiencia de Las Palmas, que ocupa su puesto a finales del siglo XVIII, al esimarlo como "la primera Constitución Canaria.
Es interesante señalar como en las 92 Provisiones y Reales Cédulas que integran el Libro Rojo de Gran Canaria en todo momento al referirse a las Islas Canarias las menciona como Yslas de Canaria mientras que al referirse a Gran Canaria la llaman siempre ysla de la gran Canaria. La explicación de ello nos la da el más ilustre de los tinerfeños, el historiador don José de Viera y Clavijo, nacido en el Realejo Alto y arcediano que fue de Fuerteventura, en su Historia de Canarias:
17. De la Gran Canaria toman el nombre genérico de Canarias
Estas islas, pues, hasta el siglo XI sólo eran conocidas con el antiguo apíteto de Afortunadas, le perdieron casi instantáneamente, cambiándole en el de Canarias. No se puede dudar que la fama de la isla de Canaria, su ruidosa conquista y la recomendación de sus circunstancias, que le adquirieron el carácter de Grande y la dignidad de capital, fue también la causa de que su nombre absorbiese el de las otras y se difundiese, haciéndose el genérico de todas.
Sorprende que ante tanta documentación histórica, en gran parte debida a ilustres tinerfeños, el editorial de El Día muestre tanta FDI (en término de los humoristas Piedra Pómez). Pero no debemos confiarnos pues esa ignorancia puede ser aparente y esconder perversos manejos para ulteriores maniobras -que pueden estar inducidas por otras instancias- para llegar a despojar a nuestra isla del califictivo de grande, gran. En todo caso creemos que toda la documentación histórica que reproducimos en este artículo no sólo sirve para rebatir a El Día sino también para que muchos jóvenes canarios puedan conocer estas referencis históricas -que tal vez no se habían plantado- sobre el nombre y la relevancia de Gran Canaria.
Ya consiguieron que los perros, los canes, desaparezcan del escudo de Canarias, y al paso que van tratarán de quitarlos también de la bandera oficial de Canarias, modificando el Estatuto de Autonomía. No vemos que con estas burdas maniobras se consolide una auténtica autonomía de Canarias. Hablábamos al principio de la belleza de las montañas de Gran Canaria, y cuando subimos a la Cumbre, y a la Cruz de Tejeda, y divisamos el Roque Bentayga, y todo ese maravilloso paisaje que Unamuno calificó de tempestad petrificada, y vemos, a veces sobre el mar de nubes, el Roque Nublo y la majestuosidad del Teide, nos sentimos orgullosos de nuestras Islas Canarias, mirando a lo alto, no con un criterio rastrero sino con grandeza de miras. Sólo así construiremos Canarias.
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