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La Voz de Gran Canaria

Hablemos de negros

Hablemos de negros JOSÉ A. ALEMÁN

Estuvo oportuna Teresa Cárdenes al afearle al consejero del Cabildo de Tenerife, Ángel Llanos, su protesta al Ministerio de Interior por el envío de una partida de negros desde Melilla al centro de inmigrantes de Hoya Fría. Y digo “partida de negros” con intención porque expresa bien las aprensiones de determinados sectores dirigentes de Nivaria, isla blanca por definición según recordara no hace tanto El Día, espantado sólo de imaginarse negros, o moros, transitando la Avenida de Anaga. Hasta ahí podíamos llegar.

Un espanto, por cierto, de tan profundas raíces que me recordó el de aquel Personero de La Laguna que en 1683 escribió a la Corte solicitando prohibiera la entrada de negros en Tenerife. Decía así el hombre: “(...) es tanto el número de negros que se ha introducido en diferentes cargazones que han hecho los mercaderes de todas las naciones, trayéndolos por mercaderías, que muchos vecinos tienen seys y ocho negros (...) y hasta los taberneros tienen negros (...) y no se encuentran por las calles otra cosa que negros”. Demasiados para una isla que por entonces, es fama, desconocía el baloncesto.

Fue la negritud de la remesa lo que alteró a Llanos y sus ancestros para enlazar así, recuerda Teresa, con la mentalidad de su ex compañero Benito Codina, hoy centrista de toda la vida y AOE, quien en su día sugirió reservar el centro de Hoya Fría a inmigrantes blancos al ser los negros más propios de las islas orientales.

Y digo “negros”, no “subsaharianos” o personas “de color”, no sólo por poner de manifiesto en qué pensaba Llanos. Lo hago como penitencia ya que tengo un amigo de esa coloración, tirando a teléfono de los de antes, ésa es la verdad, que, molesto por mis esfuerzos eufemísticos, me largó que por qué coño no le decía “negro”, sin más, pues ésa era su raza. Consideraba que eludir el oscuro traslucía un racismo residual que le resultaba irritante sobre todo porque yo lo consideraba muestra de buena educación.

Razones. Toda una lección

Por seguir con las anécdotas, no me resisto a recordar el humor del futbolista camerunés Etoo, que, al fichar por el Barcelona dijo llegar dispuesto a trabajar como un negro para vivir como un blanco.

Pero, a lo que iba: no es de recibo la protesta de Ángel Llanos. Ya no sólo por lo que les llevo dicho; también por la tremenda insolidaridad ante situaciones de emergencia como las de Ceuta y Melilla. Que nos ha permitido enterarnos, por cierto, que han conseguido mantener una baja ocupación del centro de Hoya Fría –el 24%- mientras en otros lugares se hacinan los inmigrantes.

No creo necesario ser más explícito respecto a Llanos. Teresa Cárdenes ya lo despachó como merecía. El hecho se califica por sí solo. Lo que importa es que estamos ante un caso de fomento del racismo desde la esfera institucional. Una vileza emparentada, por cierto, con la de Soria al tratar de sacarle partido político a la inmigración para compensar su mediocridad.

Fue en el pleno parlamentario del miércoles pasado, cuando exigió a Adán Martín que compareciera para informar sobre la reciente reunión hispano-marroquí de Sevilla. El presidente del Gobierno había solicitado comparecer para informar, pero decidió, por último, dejarlo para otro pleno dándole la ocasión a Soria para ponerse malcriado.

Uno, qué quieren, no es entusiasta de Adán Martín, pero creo que entre las atribuciones presidenciales figura elegir el momento adecuado para comparecer. Ignoro la razón de que postergara la comparecencia que había solicitado, pero puedo entender que la delicada situación sobrevenida en Ceuta y Melilla, que no es un problema exclusivamente interno de España sino que afecta a las relaciones bilaterales con Marruecos, le aconsejara cierta prudencia.

Sin embargo, Soria embistió contra él con todo y tiene razón Adán (¡quién me iba a decir que algún día iba a dársela!) al acusar al líder del PP de utilizar la inmigración como arma partidista electorera. Soria, ya saben, es un ser que no debe ser; o sea, un impresentable sin escrúpulos que pretendió utilizar para su medro político un drama que nos estremece a todos. Un líder político responsable no se comporta así en un asunto con las implicaciones que debieron aconsejar al presidente aguardar a que remitan los actuales incidentes en las dos ciudades africanas que ya han provocado varias muertes.
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