Virgen del Pino
LUIS GARCÍA DE VEGUETA
El calendario señala el día 8 de septiembre como la fiesta de la Natividad de la Madre de Dios, y que en Gran Canaria se identifica con la Virgen del Pino. Este año, por fortuna, día festivo en toda la isla, y seguimos considerándola como patrona de la diócesis de Canarias, antes de su fragmentación, y por tanto del archipiélago
en su totalidad. Conservamos la talla original, la aparecida a nuestros aborígenes isleños, mientras los tinerfeños tuvieron la desgracia de perder en el fondo del mar a la imagen primitiva de la Candelaria... Una simple anécdota, pues se trata de la representación en efigie de la Virgen María, la madre de Dios.
Nuestro paisano el licenciado Francisco López de Ulloa, autor de la Historia de la conquista de las siete yslas de Canaria, fechada en 1646, hace una descripción vívida y emocionada del ambiente en que se desarrolló la misteriosa aparición de la Virgen del Pino. Habla de Teror, sus frutas y la fuente de agua agria. También del templo parroquial y el curato provisto por el obispo.
La advocación de la iglesia es Nuestra Señora del Pino, imagen de mucha devoción y milagros. Tradiciones antiguas dicen haber aparecido en un pino que hoy día está delante de la puerta principal de la iglesia, distante de la puerta cuatro varas; es un pino hermosísimo y muy alto y grueso que tendrá en redondo más de
catorce varas muy largas; en este pino, en el medio de él según me han testificado testigos de vista, está una losa de piedra viva, y en ella están estampadas dos señales de pies, y de la propia losa nacen dos dragos pequeños que de los bajos se ven. Estos dos dragos están todo el año verdes sin haber allí tierra ninguna, consecuencia evidente de haber estado allí la Virgen Santísima. Es como digo de grandísima devoción, y todos los años por ocho de septiembre, día de la Natividad de Nuestra Señora, ocurre a la solemnidad de dicha fiesta la mayor parte de la gente de la isla, sin que jamás haya habido desgracia ninguna, que parece milagro suyo.
Adiós, amigos. Y hasta pronto. Nos veremos en Teror, brindando con ron y avemarías por la Virgen del Pino.
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El calendario señala el día 8 de septiembre como la fiesta de la Natividad de la Madre de Dios, y que en Gran Canaria se identifica con la Virgen del Pino. Este año, por fortuna, día festivo en toda la isla, y seguimos considerándola como patrona de la diócesis de Canarias, antes de su fragmentación, y por tanto del archipiélago
en su totalidad. Conservamos la talla original, la aparecida a nuestros aborígenes isleños, mientras los tinerfeños tuvieron la desgracia de perder en el fondo del mar a la imagen primitiva de la Candelaria... Una simple anécdota, pues se trata de la representación en efigie de la Virgen María, la madre de Dios.
Nuestro paisano el licenciado Francisco López de Ulloa, autor de la Historia de la conquista de las siete yslas de Canaria, fechada en 1646, hace una descripción vívida y emocionada del ambiente en que se desarrolló la misteriosa aparición de la Virgen del Pino. Habla de Teror, sus frutas y la fuente de agua agria. También del templo parroquial y el curato provisto por el obispo.
La advocación de la iglesia es Nuestra Señora del Pino, imagen de mucha devoción y milagros. Tradiciones antiguas dicen haber aparecido en un pino que hoy día está delante de la puerta principal de la iglesia, distante de la puerta cuatro varas; es un pino hermosísimo y muy alto y grueso que tendrá en redondo más de
catorce varas muy largas; en este pino, en el medio de él según me han testificado testigos de vista, está una losa de piedra viva, y en ella están estampadas dos señales de pies, y de la propia losa nacen dos dragos pequeños que de los bajos se ven. Estos dos dragos están todo el año verdes sin haber allí tierra ninguna, consecuencia evidente de haber estado allí la Virgen Santísima. Es como digo de grandísima devoción, y todos los años por ocho de septiembre, día de la Natividad de Nuestra Señora, ocurre a la solemnidad de dicha fiesta la mayor parte de la gente de la isla, sin que jamás haya habido desgracia ninguna, que parece milagro suyo.
Adiós, amigos. Y hasta pronto. Nos veremos en Teror, brindando con ron y avemarías por la Virgen del Pino.
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