Algaradas grancanarias
JOSÉ A. ALEMÁN
Adán Martín presentó la nueva Hecansa como una renovación que no perjudica a Gran Canaria frente a la algarada desatada al principio. Dado que el término algarada tiene que ver con vocerío y correrías de tropas de a caballo, me parece que se pasó el presidente al calificar el descontento y las protestas contra la eliminación de los anteriores estudios de Hecansa.
Arroparon a Adán Martín los empresarios, incluidos algunos de los disconformes iniciales que adoptaron entonces actitudes que difícilmente cabe considerar de algaradas. Los empresarios, pragmáticos, se avinieron a los nuevos derroteros de Hecansa porque es lo más prudente y está tan seguro Adán Martín de tenerlos cogidos por el bebe que se permitió hablar de sus algaradas anteriores. Encima se rió de ellos en sus narices.
No se tomó, el presidente, la molestia de explicar por qué serán mejores los estudios que vienen que los eliminados. ¿Para qué? No discutiré de bondades porque no podemos saber aún del rendimiento de los estudios futuros de Hecansa. Por otro lado, sería inútil y de esta gente no espero nada.
Pero sí le diría a Martín que responda a unas cuantas preguntas: ¿Está seguro de que quienes sigan los nuevos estudios encontrarán colocación en los porcentajes cercanos al 100% de los de la vieja Hecansa? ¿Está seguro de que el grado de cualificación será comparable? Ante el éxito de la vieja Hecansa, ¿qué razón había para sustituir esos estudios, es decir, para eliminar algo que funcionaba por otra cosa que funcionará o no? ¿Había intereses privados de por medio? Porque se habla de un centro privado protegido por el Gobierno que ofrece, en Tenerife claro, los estudios de la vieja Hecansa para los que promete incluso diplomaturas universitarias: ¿Es esto de verdad? De prometerse diplomaturas, ¿no se estará incurriendo en publicidad engañosa? ¿Se ha tomado alguna medida para evitar el engaño? ¿De ser cierto, no habrá su pizquito de corrupción? ¿Es o no cierto que la titulación de la nueva Hecansa será de grado inferior a la anterior? ¿Es o no cierto que Hecansa saldrá del ámbito turístico para entrar en el de Educación, perdiendo en gran medida su carácter de laboratorio de prácticas ad hoc? Al desaparecer los estudios de alta dirección hotelera, los ricos podrán enviar sus hijos fuera para convertirlos en directivos, mientras que los alumnos de la nueva Hecansa (una FP3, no nos engañemos) tendrán que limitarse a ser camareros o recepcionistas: ¿es eso cierto? En fin: ¿es verdad o mentira que quienes cursaban en la antigua Hecansa llegaban una vez obtenido el título con el que saldrán de la nueva Hecansa? ¿No es una marcha atrás? Y ya de coña: ¿incluye el nuevo plan Filosofía y Latín? ¿Y Religión, qué me dicen de la Religión?
Éstas son algunas de las preguntas. Hay más, pero para qué si Adán Martín sólo sabe decir que lo que viene es mejor y punto. También hizo alusión Adán Martín al pleito insular. No respondió el presidente a ninguna de las cuestiones clave, pero citó el pleito. Los áticos recurren a él cada vez que en Gran Canaria se protesta o simplemente se piden explicaciones. Aluden al pleito y se evitan entrar al fondo de los asunto. Así se han librado de explicar la desaparición de unos estudios que funcionaban con éxito. Las protestas contra semejante desatino son pleitismo y no se hable más.
Siguen Adán Martín y ATI una estrategia de manual. Primero, la batida para lograr identificar cualquier malestar grancanario con el pleitismo. Sin entrar en si está o no justificado: simplemente se emplea esa forma de coerción. Una vez establecida la identificación, se habla de algarada, lo que suena casi a intifada y permite evocar alguna forma de violencia potencial. Canariona, of course. No hay ninguna información concreta sobre las dichas algaradas porque no se han producido, pero se crea la sensación, se dejan en el ambiente. Al propio tiempo, Adán Martín se coloca por encima y se compromete a impedir que los consejeros favorezcan a sus islas natales en detrimento de las demás. Un compromiso que hubiera sido magnífico hace varias legislaturas, cuando se inició por la Consejería de Hacienda el desguace autonómico de Gran Canaria; no ahora que se ha consumado el desmontaje. Es tarde ya para que lo creamos. Pero él ya no busca eso sino que los grancanarios que estén en el Gobierno sigan más callados de lo que están.
No está mal asesorado el presidente en estas cosas cuasi subliminales. Pero de los libros utilizados se imprimen unos cuantos y algunos han llegado a Gran Canaria.
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Adán Martín presentó la nueva Hecansa como una renovación que no perjudica a Gran Canaria frente a la algarada desatada al principio. Dado que el término algarada tiene que ver con vocerío y correrías de tropas de a caballo, me parece que se pasó el presidente al calificar el descontento y las protestas contra la eliminación de los anteriores estudios de Hecansa.
Arroparon a Adán Martín los empresarios, incluidos algunos de los disconformes iniciales que adoptaron entonces actitudes que difícilmente cabe considerar de algaradas. Los empresarios, pragmáticos, se avinieron a los nuevos derroteros de Hecansa porque es lo más prudente y está tan seguro Adán Martín de tenerlos cogidos por el bebe que se permitió hablar de sus algaradas anteriores. Encima se rió de ellos en sus narices.
No se tomó, el presidente, la molestia de explicar por qué serán mejores los estudios que vienen que los eliminados. ¿Para qué? No discutiré de bondades porque no podemos saber aún del rendimiento de los estudios futuros de Hecansa. Por otro lado, sería inútil y de esta gente no espero nada.
Pero sí le diría a Martín que responda a unas cuantas preguntas: ¿Está seguro de que quienes sigan los nuevos estudios encontrarán colocación en los porcentajes cercanos al 100% de los de la vieja Hecansa? ¿Está seguro de que el grado de cualificación será comparable? Ante el éxito de la vieja Hecansa, ¿qué razón había para sustituir esos estudios, es decir, para eliminar algo que funcionaba por otra cosa que funcionará o no? ¿Había intereses privados de por medio? Porque se habla de un centro privado protegido por el Gobierno que ofrece, en Tenerife claro, los estudios de la vieja Hecansa para los que promete incluso diplomaturas universitarias: ¿Es esto de verdad? De prometerse diplomaturas, ¿no se estará incurriendo en publicidad engañosa? ¿Se ha tomado alguna medida para evitar el engaño? ¿De ser cierto, no habrá su pizquito de corrupción? ¿Es o no cierto que la titulación de la nueva Hecansa será de grado inferior a la anterior? ¿Es o no cierto que Hecansa saldrá del ámbito turístico para entrar en el de Educación, perdiendo en gran medida su carácter de laboratorio de prácticas ad hoc? Al desaparecer los estudios de alta dirección hotelera, los ricos podrán enviar sus hijos fuera para convertirlos en directivos, mientras que los alumnos de la nueva Hecansa (una FP3, no nos engañemos) tendrán que limitarse a ser camareros o recepcionistas: ¿es eso cierto? En fin: ¿es verdad o mentira que quienes cursaban en la antigua Hecansa llegaban una vez obtenido el título con el que saldrán de la nueva Hecansa? ¿No es una marcha atrás? Y ya de coña: ¿incluye el nuevo plan Filosofía y Latín? ¿Y Religión, qué me dicen de la Religión?
Éstas son algunas de las preguntas. Hay más, pero para qué si Adán Martín sólo sabe decir que lo que viene es mejor y punto. También hizo alusión Adán Martín al pleito insular. No respondió el presidente a ninguna de las cuestiones clave, pero citó el pleito. Los áticos recurren a él cada vez que en Gran Canaria se protesta o simplemente se piden explicaciones. Aluden al pleito y se evitan entrar al fondo de los asunto. Así se han librado de explicar la desaparición de unos estudios que funcionaban con éxito. Las protestas contra semejante desatino son pleitismo y no se hable más.
Siguen Adán Martín y ATI una estrategia de manual. Primero, la batida para lograr identificar cualquier malestar grancanario con el pleitismo. Sin entrar en si está o no justificado: simplemente se emplea esa forma de coerción. Una vez establecida la identificación, se habla de algarada, lo que suena casi a intifada y permite evocar alguna forma de violencia potencial. Canariona, of course. No hay ninguna información concreta sobre las dichas algaradas porque no se han producido, pero se crea la sensación, se dejan en el ambiente. Al propio tiempo, Adán Martín se coloca por encima y se compromete a impedir que los consejeros favorezcan a sus islas natales en detrimento de las demás. Un compromiso que hubiera sido magnífico hace varias legislaturas, cuando se inició por la Consejería de Hacienda el desguace autonómico de Gran Canaria; no ahora que se ha consumado el desmontaje. Es tarde ya para que lo creamos. Pero él ya no busca eso sino que los grancanarios que estén en el Gobierno sigan más callados de lo que están.
No está mal asesorado el presidente en estas cosas cuasi subliminales. Pero de los libros utilizados se imprimen unos cuantos y algunos han llegado a Gran Canaria.
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