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La Voz de Gran Canaria

Luzardo, 'liquidéitor'

Luzardo, 'liquidéitor' JOSE A. ALEMAN

La alcaldesa Luzardo anunció la venta de otro paquete de acciones municipales de Emalsa, la compañía del agua. La operación reduce la participación del Ayuntamiento al 2%. Lo que no le impide, según ella, el control de la empresa, de sus pompas y sus obras. Tanto control, oye, que Las Palmas de Gran Canaria disfruta agua de mala calidad, que es la más cara de España y por la que pagamos los cánones de una depuración insatisfactoria (siguen los vertidos al mar) y de una desalación que no evita las compras en el mercado porque machacar el acuífero sale más barato.

El abastecimiento de agua siempre fue aquí conflictivo. A mediados del siglo pasado lo cogió el Ayuntamiento de manos privadas y los problemas llegaron a ser tan dramáticos, después de exprimir los ingleses el servicio, que hubo de recurrirse a las potabilizadoras y a fuertes inversiones públicas que volvieron a hacer de Emalsa un buen negocio objeto de deseo.

Entonces el Ayuntamiento decidió vender el 66% de Emalsa. Lo hizo mediante el oscuro concurso en que el hoy consejero de Hacienda, concejal en aquel momento, hizo sus primeras armas conocidas de conseguidor empresarial. Mauricio defendió la oferta de la francesa Saur y Unelco. Según él, al que gustaba mucho hablar de “sectores estratégicos”, el carácter público de Unelco, unido al 34% que retenía el Ayuntamiento, del que ahora quiere Luzardo soltar el 32%, salvaguardarían los intereses de los ciudadanos (estratégicos, of course) ante los privados. Ocultó, Mauricio, cómo no, que la privatización de Endesa, matriz de Unelco, era inminente por lo que, al producirse, Emalsa pasó a depender de consejos de administración alejados de Canarias y de sus particularidades hidraúlicas.

De la engañifa no culpo a Mauricio porque es su natural. Los responsables fueron los concejales de la época, incluidos los del PSOE, que se dejaron atrapar en la maurisilva. Alguno en comunidad de intereses con él.

Luzardo quiere culminar la privatización de Emalsa. Y como nos cree idiotas, asegura que los dueños de las perras renuncian a mandar para que controle el Ayuntamiento. Por lo visto, Saur-Unelco está bichada de altruismo terminal y no busca ganar dinero, qué va, sino hacernos un favor. Insulta a nuestras inteligencias, ofende la profesionalidad de esos hombres de negocios a los que atribuye tales sentimientos caritativos y subvierte las bases del Derecho Mercantil de la misma tacada.

Aquella venta del 66% nunca se aclaró. Uno de los ofertantes perdedores, Aquagest, proponía un plan que satisfacía las expectativas económicas del Ayuntamiento dejándole el 61% de las acciones, o sea, su control real, no el imposible luzardino. ¿Por qué el Ayuntamiento prefirió quedar en minoría?

Aquagest recurrió el concurso y ya con Soria de alcalde, obtuvo sentencia favorable. Soria había prometido en campaña aclarar el asunto y disponía, según contaban, de un informe demoledor que utilizaría en cuanto fuera alcalde. No lo hizo y por las fechas en que se conoció la sentencia, Mauricio, que venía atacando a Soria con dureza hasta ese momento (“Con el PP, ni de coña”, recuerden), dio otro de sus giros y entraron los dos en la fase de amor y compaña que continúa hoy. Una coincidencia si quieren, pero ahí está.

Soria ejecutó la sentencia como le pareció sin cambiar nada. Lo que dio lugar a nuevo recurso en estos momentos pendiente de resolución. Luzardo, pues, ha decidido en un asunto que está sub iudice. Quizá no lo sabía, pero su actuación en el istmo de Santa Catalina denota que no sabe prever las consecuencias jurídicas y económicas a medio plazo de sus actos.

Luzardo dice que los 1.500 millones de pesetas que obtenga de Emalsa irán a los barrios. Los barrios los condenó el PP al submundo hace diez años y hoy esa cantidad no da ni para pintar los bordillos de las aceras donde las haya. Como no hubieran bastado los 4.000 que perdió la ciudad al respaldar Luzardo la cabezonería de Soria con el reparto municipal del REF. Recibió el Ayuntamiento limpio como una patena y encima aplaudió bobamente a su jefe cuando empeoró su situación financiera desde el Cabildo. Incapaz de conseguir otras fuentes de financiación, al frente de una ciudad sin valedores ante el Gobierno canario y en conflicto por el istmo con Madrid, no le queda a Luzardo sino liquidar el patrimonio municipal para que al menos no le falte dinero con que costear los carnavales del año que viene. Estupendo.
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