Blogia
La Voz de Gran Canaria

Sí cabe la Ley

Sí cabe la Ley ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA

Las palabras no cambian las realidades; en Gran Canaria se da por cierto, con bastante amplitud social, que el Gobierno regional, en manos de ATI y de sus aliados, está llevando a cabo una impaciente y nada disimulada labor de zapa. Hablando fino. Al relato pormenorizado de agravios más o menos pasados, pero que siguen vivos en cuerpo y alma, suman los expertos y avisadores los recientes episodios de Hecansa y de Socaem, cuyo ´peso específico´ ya no reside en Las Palmas de Gran Canaria sino, por arte de birlibirloque, en Santa Cruz de Tenerife. Esto, que para algunos es el chocolate del loro, no constituye, es verdad, un golpe demoledor para la economía insular y la calidad de vida de los ciudadanos, ni para el enganche con la Unión Europea y los beneficios constitucionales de la ultraperificidad, que es como técnicamente se denomina a la lejanía insular.

Pero es un síntoma y, especialmente, una ruptura de los consensos originales de la Autonomía, fuente de su legitimidad. Lo único cierto y constatable es que han sido políticos de ATI los que han aprovechado las lógicas necesidades de actualización de los métodos de gestión, porque la economía es una fuerza dinámica, en constante movimiento, para dar el
cambiazo con la más depurada de las artes del funambulismo circense.

El movimiento de protesta y cabreo grancanario que dio lugar a la elaboración de la Ley de Sedes (cuya aprobación con la cabeza gacha fue un burdo intento de frenar la avalancha y evitar el aplastamiento, en una reacción oficialista similar a la del PNV ante el ´basta ya´ que disparó el asesinato de Miguel Ángel Blanco) está en estado latente: basta con recordar las más de cinco mil personas que se concentraron en Santa Ana convocadas por el PGC, pero que representaban a todo el arco ideológico. No eran gentes desocupadas que paseaban por la ciudad como Heidi en los montes alpinos: todos los periodistas destacaban la cantidad de funcionarios, y de altos funcionarios, "que deben de saber lo que pasa de primera mano".

El secuestro del poder regional por parte de ATI, que es quien manda en el tinglado con el acompañamiento de lo que Marx y Lénin llamaban ´compañeros de viaje´ , una variable más seria de la de los ´tontos útiles´, se perpetúa por la existencia de una ley electoral hecha para una circunstancia determinada pero que en la actualidad, y desde hace tiempo, impide la creación de mayorías regionales representativas. Como no es lo mismo ocho que ochenta, ni nueve que noventa, el principio del equilibrio puede aplicarse con tacañería o con prodigalidad. El término medio es lo que se ha hurtado. De esta forma, la caricaturización de la ´cuota de solidaridad´ que se le ha dado a otras islas ha provocado el efecto contrario al deseado: desborda el derecho para pasar a convertirse en un privilegio generador de desequlibrios y agravios. El resultado es que no puede hablarse en serio de que se esté construyendo una región. Ese objetivo está cada día más lejos. Lo está en Gran Canaria, donde las agrupaciones de los partidos de ámbito nacional no esconden su preocupación, a pesar de que los ´populares´, en la parte que les toca, subordinen de momento este problema, del que hasta hace muy poco eran públicamente conscientes, a su condición de gobernantes. Ellos, como en otrostiempos los socialistas, han sido acusados de ´venderse´ por un plato de lentejas. Pero la imposibilidad de consolidar una
Comunidad Autónoma equilibrada, cohesionada y, sobre todo, progresista, estable y honorable, se confirma asimismo con el ´caso lanzaroteño´.

El último sainete de su Cabildo, con la entronización del tercer presidente ´posesionado´ y quinto efectivo en menos de tres años, uno de los efectos colaterales del ´caso Dimas´, prueba que el marco autonómico del Archipiélago necesita un reajuste serio. No son válidos los argumentos áticos, y los de quienes ahora tocan el bandoneón, cuando dicen que una reforma electoral ´no cabe´ en el Estatuto, que tiene que ser tratada en una Ley aparte. Eso es una media verdad. Además de que las circunscripciones son materia estatutaria, en España se está construyendo un nuevo modelo que permite una mayor singularización. Aquí, lo que abunda no daña; como lo demuestra el texto, bastante confuso, profuso y difuso, que diría el conde de Romanones, del Tratado que se crea la Constitución Europea, recientemente ratificado por los
españoles con abrumadora mayoría.

La realidad no es la que creen algunos políticos encerrados en su torre de marfil, por mucho que salgan a la calle a poner primeras piedras: la gente corriente no pone primeras piedras. La ciudadanía de Gran Canaria, como la de Lanzarote, donde una veintena de asociaciones se han manifestado pidiendo una limpieza inmediata de las instituciones, y de toda la corporación insular en pleno, por impresentables e incompetentes, está hartándose de estar harta. Y no se la va a convencer manteniendo la estrategia de ´a vivir que son dos días´ y haciendo en cada oportunidad lo que convenga en ese instante, arrumbando la coherencia y adorando al ´becerro de oro´.

0 comentarios