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La Voz de Gran Canaria

La irresponsabilidad de Soria

La irresponsabilidad de Soria JOSE A. ALEMAN

No me importaría que Carmelo Ramírez fuera el responsable indirecto del conflicto de los bomberos. Como lo es, directo, de que Soria obtuviera mayoría en el Cabildo por la forma sectaria de ejercer, Ramírez, la comandatura insular bajo la presidencia de Eugenia Márquez. Tan es así que no me extrañaría que ande rascado porque Soria lo supera en intolerancia, prepotencia, incapacidad y malcriadez.

Sin embargo, Soria se pasa al culpar a Ramírez como firmante que fue del reglamento del consorcio que afecta a los bomberos. Entre otras cosas porque el reglamento se hizo en el vacío, sin haberse constituido aún el consorcio y no disponerse, por tanto, de la experiencia necesaria. Lo lógico hubiera sido que al ponerse en marcha el consorcio, una vez contrastados sus fallos y lagunas, se procediera a su reforma y adecuación.

Soria ha querido una vez más hacer lo que le da la gana instalado sobre los seis escalones de una soberbia que, además de ser vicio del espíritu, resulta grave temeridad: corre el riesgo de que ocurra cualquier cosa con los bomberos fuera de combate a consecuencia de la huelga de hambre.

Dada la proclividad de Soria a culpar a los demás de sus fallos y a decir estupideces, como la del intento psocialista de hundir la isla (¿por qué? ¿para qué?), importa recordar que a nadie le gusta hacer huelga porque son los huelguistas los primeros perjudicados. Los intentos sorianos de situar detrás de los bomberos a CC y PSOE son una nueva estupidez con la agravante de considerarnos idiotas a todos. El que esta huelga sea, encima, de hambre da idea de la desesperación de sus protagonistas tras una etapa de desencuentros, de desprecios sorianos y de imposiciones en la que no ha faltado, por cierto, alguna sentencia judicial contra el Cabildo. Pleitos que, dicho sea de paso, no le importan a Soria porque la defensa jurídica de su estúpida intransigencia no la paga de su bolsillo.

Un político capacitado y responsable, convendrán conmigo, hubiera resuelto hace tiempo el conflicto de los bomberos. Soria no porque, aparte de no ser ese político, padece el infantilismo de pensar que pueden caérsele los anillos si cede en su feroz autoritarismo facha y lleva el problema al terreno del diálogo razonable.

Soria dice que está dispuesto a negociar con los bomberos, pero no coaccionado por la huelga. El rollo de siempre. Y para que no le protesten en su cara, llena con Nuevas Generaciones los pocos asientos reservados al público en los plenos y ha dispuesto estrictos controles para impedir la entrada de gente desafecta. No sé hasta qué punto eso es legal porque la abobancada oposición de que disfruta no se ocupa del asunto.

Pero no cuenta, mecachis, con jóvenes derechosos suficientes para llenar el Estadio de Gran Canaria, de modo que no puede impedir que la afición futbolera lo abuchee como enemigo declarado de la UD. Una coacción evidente ante la que, ya ven, cedió entablando algo muy parecido a una negociación. Se bajó del burro porque toca directa y masivamente a sus intereses electorales y no puede controlar a la afición como hace con la entrada al Cabildo de familiares de enfermos psíquicos o de los bomberos. Vergonzosa la expulsión de la madre de uno de éstos.

Yo considero importante que la UD sobreviva y creo un baldón para la clase política y empresarial que un juez sea la única esperanza de que escape. Y me parecería bien que Soria se comprometa con las peñas a cambiar su actitud en contra del club. Rectificar no sólo es de sabios sino también de agradecer. Pero no es de recibo que un responsable político ceda ante las peñas que lo abuchearon justamente sólo para salvar el palmito y centre su intransigencia en los bomberos sin importarle que abierto un conflicto que nos afecta a todos en un aspecto de nuestras vidas, la seguridad, de mayor trascendencia que los cuatro gritos que le dieran en el Estadio.

Mide Soria las dos coacciones, en fin, con el rasero de sus intereses electorales. Actúa para que no le vuelvan a gritar, pero asume el riesgo de que una desgracia nos coja con la guardia baja y se fue a Madrid, a darse un paseo por Fitur mientras aquí se producían las primeras bajas de bomberos como consecuencia de la huelga. Estupendo.
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