Esa sociedad de promoción turística de una Canarias única
DANIEL GARZON LUNA
De verdad que somos pardillos, irremediablemente pardillos. En cuanto nos tocan las sensibilidades entramos al trapo y nos olvidamos de algo fundamental en la vida que es la economía; si la economía no marcha bien, no hay bienestar posible, por lo que es totalmente razonable que cada isla defienda lo que cree que es lo mejor para el bienestar de sus habitantes. En otras palabras, siete islas unidas pero siete islas independientes administrativamente para que cada una sea dueña de marcar su rumbo y su destino y para eso no hay que inventar nada nuevo, ya tenemos los cabildos.
Resumido en el par de palabras del párrafo anterior como veo la realidad del Archipiélago y el camino que comparto con algunas plumas de muy alto nivel de Gran Canaria, ahora corresponde entrar en el tema de la sociedad de promoción genérica del Archipiélago que la Consejería de Turismo tiene en trámites de implantar y en cuya aprobación se ha presentado la discrepancia por parte de Fuerteventura y de Lanzarote -Gran Canaria, según parece, otorga, actitud que nos va matando-, discrepancia que se centra en la pretendida fórmula de una isla un voto, es decir, cuatro votos para las orientales y tres para las occidentales; bien visto, no deja de ser una razón para discrepar, cosa que, para una brillante estratega como es la viceconsejera de Turismo, Pilar Parejo, puede ser una premeditada y planificada esperada discrepancia de forma que la polémica, la esperada polémica se centre en algo accesorio como es lo de una isla un voto, ya que esa diferencia de un voto a favor de las islas orientales, Tenerife, es de muy fácil igualada dando a cada una de las islas el derecho a veto de cualquier acuerdo que le sea perjudicial.
Por tanto, lo realmente importante a perfilar al milímetro es la materialización de esta sociedad y de qué forma y en qué medida va a resultar beneficiosa para cada una de las islas y de dónde van a salir los dineros de sus promociones, además de cómo van a ser definidos en ubicación las fotos, especialmente de playas, de las distintas islas que se muestren en los carteles y spots publicitarios. Mi reflexión al respecto es la siguiente:
De los mercados turísticos hacia Canarias, con excepción del alemán, la hegemonía tinerfeña es manifiesta, especialmente en el peninsular, en el británico, en el italiano y en el belga. Tomando como ejemplo el mercado peninsular de los cuatro mencionados, podemos asegurar que la presencia tinerfeña es apabullante, llegándose al extremo de que hay ciudades peninsulares donde puedes recorrer prácticamente todas las agencias de viajes y sólo te ofrecerán Tenerife o Lanzarote -con grandísima distancia a favor de la primera- si deseas pasar tus vacaciones en Canarias. Gran Canaria casi ni existe. Visto con datos numéricos podemos decir que de una cuota de mercado hacia Canarias de 100, Tenerife tiene el 70%, Lanzarote el 15, Gran Canaria el 5, Fuerteventura el 5 y el restante 5 entre La Gomera y El Hierro.
Nada en contra de que Tenerife disfrute de esa cuota del mercado peninsular que se la ha ganado a pulso; ahora bien, si esa nueva sociedad de promoción de Canarias, que tanto afán hay por parte de Tenerife en materializar sin demora, destina, por ejemplo, 100 millones de euros para promocionar Canarias de forma genérica en la Península -sigo con el ejemplo de la Península pero es válido para los otros mercados mencionados- ¿a quién van a beneficiar esas promociones de forma masiva? Lógicamente a la isla que en ese mercado ya tiene el 70% de su cuota canaria y, al aumentar la inversión en promoción también aumentará, por pura lógica, su número de visitantes, creciendo su presencia en ese mercado de forma abrumadora.
Ahora bien, ¿quién paga el que Tenerife sea el gran beneficiario de esas promociones y multiplique su presencia en ese mercado en detrimento de otras islas? Los presupuestos de la Comunidad Autónoma que somos todos, es decir, nosotros, Gran Canaria, como la isla que más aporta al erario público, sería la que más pagaría en beneficio de Tenerife que se beneficiaría, en ese mercado tomado como ejemplo, del 70% del presupuesto de promoción mientras Gran Canaria sólo se beneficiaría en un 5%.
Así es que este es el fondo de la cuestión: no nos encontramos ante un problema de un voto más porque las orientales son 4 y nosotros 3, cuestión de fácil solución con el mencionado derecho a veto por isla, nos enfrentamos ante la papeleta de financiar con el dinero grancanario a la isla que ha decapitado nuestro liderazgo turístico, primero por no redactar, aprobar y poner en marcha su PIOT en la década de los noventa, cosa que le permitió edificar una planta hotelera impresionante mientras las otras islas, especialmente Gran Canaria, congelaban su desarrollo por la redacción y puesta en marcha de sus respectivos y obligados PIOT, resultando el grancanario tan lleno de despropósitos que sólo salió de los tribunales para ir a la papelera, aunque eso no quitó que crucificara nuestro desarrollo durante toda la citada década; en segundo lugar crearon la Moratoria y las Directrices -con la increíble colaboración grancanaria- con la finalidad, conseguida, de seguir manteniendo en el congelador el desarrollo turístico de Gran Canaria especialmente, porque ése era el fin, pues ya contaban con sus 80.000 camas hoteleras de nuevo cuño a todo trapo. Ahora nos suprimen Hecansa, el medio de formar a nuestros directivos y personal de la industria turística que tanto necesitamos para que puede ser competitiva con personal formado, y, por si fuera poco, nos tocan la sensibilidad de una Canarias unida para crear una sociedad de promoción única de Canarias que financie con los dineros de todos los canarios las promociones que llenen esa magnífica planta hotelera que ellos ya tienen.
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De verdad que somos pardillos, irremediablemente pardillos. En cuanto nos tocan las sensibilidades entramos al trapo y nos olvidamos de algo fundamental en la vida que es la economía; si la economía no marcha bien, no hay bienestar posible, por lo que es totalmente razonable que cada isla defienda lo que cree que es lo mejor para el bienestar de sus habitantes. En otras palabras, siete islas unidas pero siete islas independientes administrativamente para que cada una sea dueña de marcar su rumbo y su destino y para eso no hay que inventar nada nuevo, ya tenemos los cabildos.
Resumido en el par de palabras del párrafo anterior como veo la realidad del Archipiélago y el camino que comparto con algunas plumas de muy alto nivel de Gran Canaria, ahora corresponde entrar en el tema de la sociedad de promoción genérica del Archipiélago que la Consejería de Turismo tiene en trámites de implantar y en cuya aprobación se ha presentado la discrepancia por parte de Fuerteventura y de Lanzarote -Gran Canaria, según parece, otorga, actitud que nos va matando-, discrepancia que se centra en la pretendida fórmula de una isla un voto, es decir, cuatro votos para las orientales y tres para las occidentales; bien visto, no deja de ser una razón para discrepar, cosa que, para una brillante estratega como es la viceconsejera de Turismo, Pilar Parejo, puede ser una premeditada y planificada esperada discrepancia de forma que la polémica, la esperada polémica se centre en algo accesorio como es lo de una isla un voto, ya que esa diferencia de un voto a favor de las islas orientales, Tenerife, es de muy fácil igualada dando a cada una de las islas el derecho a veto de cualquier acuerdo que le sea perjudicial.
Por tanto, lo realmente importante a perfilar al milímetro es la materialización de esta sociedad y de qué forma y en qué medida va a resultar beneficiosa para cada una de las islas y de dónde van a salir los dineros de sus promociones, además de cómo van a ser definidos en ubicación las fotos, especialmente de playas, de las distintas islas que se muestren en los carteles y spots publicitarios. Mi reflexión al respecto es la siguiente:
De los mercados turísticos hacia Canarias, con excepción del alemán, la hegemonía tinerfeña es manifiesta, especialmente en el peninsular, en el británico, en el italiano y en el belga. Tomando como ejemplo el mercado peninsular de los cuatro mencionados, podemos asegurar que la presencia tinerfeña es apabullante, llegándose al extremo de que hay ciudades peninsulares donde puedes recorrer prácticamente todas las agencias de viajes y sólo te ofrecerán Tenerife o Lanzarote -con grandísima distancia a favor de la primera- si deseas pasar tus vacaciones en Canarias. Gran Canaria casi ni existe. Visto con datos numéricos podemos decir que de una cuota de mercado hacia Canarias de 100, Tenerife tiene el 70%, Lanzarote el 15, Gran Canaria el 5, Fuerteventura el 5 y el restante 5 entre La Gomera y El Hierro.
Nada en contra de que Tenerife disfrute de esa cuota del mercado peninsular que se la ha ganado a pulso; ahora bien, si esa nueva sociedad de promoción de Canarias, que tanto afán hay por parte de Tenerife en materializar sin demora, destina, por ejemplo, 100 millones de euros para promocionar Canarias de forma genérica en la Península -sigo con el ejemplo de la Península pero es válido para los otros mercados mencionados- ¿a quién van a beneficiar esas promociones de forma masiva? Lógicamente a la isla que en ese mercado ya tiene el 70% de su cuota canaria y, al aumentar la inversión en promoción también aumentará, por pura lógica, su número de visitantes, creciendo su presencia en ese mercado de forma abrumadora.
Ahora bien, ¿quién paga el que Tenerife sea el gran beneficiario de esas promociones y multiplique su presencia en ese mercado en detrimento de otras islas? Los presupuestos de la Comunidad Autónoma que somos todos, es decir, nosotros, Gran Canaria, como la isla que más aporta al erario público, sería la que más pagaría en beneficio de Tenerife que se beneficiaría, en ese mercado tomado como ejemplo, del 70% del presupuesto de promoción mientras Gran Canaria sólo se beneficiaría en un 5%.
Así es que este es el fondo de la cuestión: no nos encontramos ante un problema de un voto más porque las orientales son 4 y nosotros 3, cuestión de fácil solución con el mencionado derecho a veto por isla, nos enfrentamos ante la papeleta de financiar con el dinero grancanario a la isla que ha decapitado nuestro liderazgo turístico, primero por no redactar, aprobar y poner en marcha su PIOT en la década de los noventa, cosa que le permitió edificar una planta hotelera impresionante mientras las otras islas, especialmente Gran Canaria, congelaban su desarrollo por la redacción y puesta en marcha de sus respectivos y obligados PIOT, resultando el grancanario tan lleno de despropósitos que sólo salió de los tribunales para ir a la papelera, aunque eso no quitó que crucificara nuestro desarrollo durante toda la citada década; en segundo lugar crearon la Moratoria y las Directrices -con la increíble colaboración grancanaria- con la finalidad, conseguida, de seguir manteniendo en el congelador el desarrollo turístico de Gran Canaria especialmente, porque ése era el fin, pues ya contaban con sus 80.000 camas hoteleras de nuevo cuño a todo trapo. Ahora nos suprimen Hecansa, el medio de formar a nuestros directivos y personal de la industria turística que tanto necesitamos para que puede ser competitiva con personal formado, y, por si fuera poco, nos tocan la sensibilidad de una Canarias unida para crear una sociedad de promoción única de Canarias que financie con los dineros de todos los canarios las promociones que llenen esa magnífica planta hotelera que ellos ya tienen.
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