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La Voz de Gran Canaria

Los motivos de la duda

Los motivos de la duda ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA

El Gobierno regional tiene decidido seguir adelante con su proyecto de crear un ´ente´ regional que aglutine a los puertos menores canarios, es decir, a los que no dependen de Puertos del Estado. Pero un grupo de asesores de la Presidencia alumbró hace unos meses la idea de crear un Ente que acogiera a los puertos del Estado una vez que estos fueran transferidos a la Comunidad Autónoma. La idea fue rechazada en Consejo de Gobierno porque algún consejero, como José Carlos Mauricio, la consideró "una tontería". Mauricio tuvo una destacada intervención en la elaboración de la actual Ley de Puertos y ante la propuesta catalana de puertos autonómicos contrapuso el criterio de puertos autónomos.

Por su parte, el presidente Adán Martín ha bendecido la iniciativa de los ´entes´, sin aclarar demasiado si se trata del ente mayor o del ente menor. Su argumento es que el planteamiento de los ´puertos canarios´ unidos es fundamental para el eje transinsular, lo cual, entendido filosóficamente, no puede prescindir de los grandes puertos, La Luz, Santa Cruz de Tenerife, y los de las demás capitales insulares. La transinsularidad con Agaete y sin La Luz no es nada. Bueno, muchos dicen que no es nada de todas formas.

Pero toda acción genera una reacción proporcionada; y si se tiene en cuenta la desconfianza que hay en Gran Canaria ante las ´ideas´ de ATI, pues es fácil comprender la preocupada reacción en Las Palmas ante esa posibilidad. Un empresario fue rotundo en sus argumentaciones: "ATI nos quiere espiar; quiere estar al tanto, en tiempo real, de la estrategia de La Luz, para hacer lo que siempre ha hecho: aprovecharse o boicotearla". Desde que se conoció la noticia muchos han sido los representantes de la Patronal y hombres de negocio, pero también líderes sociales, políticos y de opinión, los que han manifestado abiertamente sus reservas. Ante la evidencia de que los puertos son altamente competitivos, de toda la vida, y que la lucha por conseguir llevarse
cuotas de mercado y captar nuevos tráficos es una constante vital, la creación de una organización que los controle desde arriba, y en la que participen todas las partes, aunque parece una buena idea no lo es. ¿Se imaginan ustedes que a un ministro de Hacienda loco por la planificación y el buen rollo se le ocurra crear
un foro donde se reúnan a El Corte Inglés, Cortefiel, Indetex, Alcampo, Carrefour, y que todos puedan enterarse de lo de todos pero que uno de ellos es además socio de uno de los reunidos, como ocurre con ATI, que es ´socio´ del puerto de Santa Cruz? Esta posibilidad no entra en cabeza humana. Es irracional. Una estupidez, como la valora el consejero de Economía y Hacienda. En la sociedad actual no sólo hay que respetar las distintas autonomías empresariales portuarias sino que hay que potenciarlas, lo cual no significa que cada sistema portuario no tenga un órgano colegiado de dirección que aglutine a las distintas partes implicadas en el territorio de referencia, y que el Estado o las Comunidades Autónomas, no tengan algo que decir sobre todo en lo que concierna a los fondos públicos.

Hay, en conclusión, un primer dato objetivo de partida: hasta ahora los puertos han funcionado bien; si alguno no lo ha hecho, ha sido por una causa imputable a su dirección. La autonomía, en sus distintos niveles, tiene el coste de la propia responsabilidad. La respuesta del PP - que en sus ocho años de Gobierno del Estado nunca fue partidario de desprenderse de estas competencias- ha sido de libro ahora que está en la oposición: propugnar que puertos y aeropuertos pasen a depender de los cabildos y ayuntamientos, para lo cual también hay ejemplos en el mundo exterior. Ante el exceso de centralidad por el que camina el nacionalismo nucleado alrededor de ATI, el PP de Soria lanza una contraoferta que pretende neutralizar la limitación de la competencia. Tal doctrina encontrará el arropamiento de Lanzarote y Fuerteventura, y quizás de las islas menores de la provincia tinerfeña, temerosas de que nuevos ´entes´ limiten sus respectivos crecimientos autónomos.

En el principio de la Transición un importante banquero confesaba sus temores para con la UCD: "Esta gente tiene mucha buena intención pero poca ideología, y hasta pueden nacionalizar la banca. AP, no; ni el PSOE tampoco, porque es la socialdemocracia europea". De lo que hubo siempre queda. En estos momentos el núcleo duro
de CC procede de aquellos desideologizados, que han buscado ideología en el insularismo y después en un nacionalismo insularizado.

Por eso el entorno de Adán Martín es partidario de crear un órgano planificador central, y puede que hasta para elaborar planes quinquenales, mientras el consejero de Hacienda es partidario de perfeccionar la autonomía de las unidades portuarias de explotación. Pero la obsesión por los macroconsejos se extiende. Asesores de María del Mar Julios quieren una especie de Senado de notables para la vigilancia alimentaria, vistiendo a un santo con las ropas de los otros. Sin darse cuenta, ni unos ni otros, de que estas cosas no funcionan. Al final sólo son lastres para el desarrollo (y/o enchufes para el clan).
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