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La Voz de Gran Canaria

La enseñanza

La enseñanza

LUIS LEÓN BARRETO

En los ochenta era corriente que los escritores visitáramos las aulas de los institutos. En aquella especie de euforia por la democracia recién conquistada los contenidos canarios eran valorados y contábamos con la complicidad de profesores amantes de la literatura que inducían a sus alumnos a hacer trabajos de equipo, a leer en definitiva.

Las cosas han cambiado mucho. De tal modo cunde ahora el desánimo que los alumnos ponen cara de aburrimiento cuando llega un escritor que intenta hablarles de lo que hace, leerles un fragmento de un relato o un poema, despertarles el deseo de leer. Aparece una generación completamente desmotivada, pasota, que ni atiende al visitante del centro, que no para de aburrirse.

Por otro lado, los profesores han visto que la Literatura apenas cuenta en el sistema docente, de la misma forma que cada vez se valora menos la Historia del Arte, la Filosofía, etcétera. Según nos cuentan, la literatura escrita en Canarias ya no figura en la Prueba de Acceso a la Universidad, y en ello ha tenido mucho que ver la actitud indolente y poco motivada de un profesorado que ya debe estar harto de tanta reforma, contrarreforma y sanseacabó.

Ese profesorado entusiasta en sus comienzos se convierte en rutinario por la aspereza del sistema, ahora incluso los planes de estudio niegan la existencia de una literatura escrita en Canarias. Puestos a elegir entre Antonio Machado y Tomás Morales, la cosa no tiene color, afirman. Pero es que la cuestión está mal planteada: Machado es válido y Morales también. Vaya usted a decirles a los catalanes, los gallegos o los andaluces que renuncien a su tradición literaria, y que la ignoren en los programas de enseñanza.

Con este panorama poco alentador, unos cuantos escritores fuimos invitados a mantener un encuentro con 700 alumnos en el Palacio de Congresos de Maspalomas. Elsa Perdomo fue la responsable de que allí nos desplazáramos con Emilio González Déniz, Félix Hormiga, Marisol Llano Azcárate, Dolores Campos-Herrero, Rosario Valcárcel, Santiago Gil, Antonio Cabrera, Francisco Tarajano, Joaquín Nieto, Miguel Sánchez y Alexis Ravelo.

Si difícil resulta captar la atención de los adolescentes, nos cupo la satisfacción de haberlo conseguido en ciertos momentos. Queda mucho por hacer, recuperar el terreno perdido no resulta fácil. La dirección general del Libro está echándole imaginación al asunto ya que urge relanzar las campañas de animación a la lectura, hay que reconquistar el aula, es necesario alejar los complejos de inferioridad y -sobre todo- el desconocimiento que se tiene de la literatura escrita por autores de aquí, la escasa valoración que se hace de ella.

Un pueblo que se ignora a sí mismo difícilmente tendrá futuro.

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