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La Voz de Gran Canaria

Cifras manipuladas

Cifras manipuladas JOSÉ A. ALEMÁN

Doy por sabido que una cosa son los tinerfeños y dos cosas la fauna ática, rica en especies manipuladoras como nuestro lector ático habitual que ayer volvió a hacer de las suyas. Se descolgó, el hombre, acusándonos de mentirosos asunto del desequilibrio y facilitó cifras con las que pretendía sentar que la gobernación de las ínsulas favorece a Gran Canaria. O “G.Canaria”, que es la única manera de encontrar esta isla en el buscador del periódico digital pepitiano. El dicho lector cerró su mensaje desafiándonos a que le rebatiéramos sus números.

Uno, comprenderán, no tiene tiempo que perder con las cosas de este lector. Peino canas suficientes (los amigos crueles dicen que sólo canas) para saber que es inútil pararse a hablar con personas para las que la bondad, el acierto en las decisiones y la virtud de no cometer errores están siempre con el Gobierno adánico. Son felices así y no admiten nada que pueda perturbarles.

Sin embargo, ayer debía yo esperar una llamada y estaba mano sobre mano, así que decidí matar el rato con las denodadas cifras del lector ático. No para replicarle, para qué, sino llevado de mi natural talante didáctico por si sirve de algo a los demás lectores comprobar los excesos a que conduce el fanatismo. Y elegí como muestra de la indagación los datos referidos a universidades porque los tenía más a mano.

Según el lector ático habitual, la Universidad de La Laguna tiene 1.286 empleados para 24.770 alumnos, mientras que la UPLGC cuenta con 1.946 empleados para para 21.868 alumnos. “Lo cual”, remata con estulta rotundidad, “da idea de la extraordinaria fuente de empleo que representa esta última, por lo que huelgan comentarios”.

Pero los comentarios no huelgan como los bomberos. No sé de qué fuente extrajo la información. Desde luego, no de los presupuestos de ambas universidades que dan números muy diferentes. Según ellos, La Laguna dispone de 1.824 profesores y 786 no docentes que, sumados, dan un total de 2.610 empleados, por utilizar la nomenclatura del ático de mi cuento. Frente a ella, siempre a tenor de los presupuestos, la ULPGC tiene 1.556 profesores y 758 no docentes, o sea, 2.314 empleados. Los presupuestos son los de 2003, pero supongo que las diferencias de un año a otro no serán significativas en más o en menos. Si ése es el rigor que aplica el lector ático a sus restantes cifras, de las que se vale para acusarnos de mentirosos, creo justo llamarlo manipulador.

Y ya metido de lleno en el comentario, diréles que en cuanto a personal no docente, es lógico que La Laguna, por su mayor antigüedad supere a la ULPGC. En cuanto a los profesores podría decirse lo mismo si no fuera por una salvedad: en la universidad lagunera predominan las disciplinas humanísticas, con ratios recomendados de un profesor por cien alumnos; mientras que la ULPGC se decantó por carreras técnicas en las que son importantes las prácticas que reducen los ratios a un profesor por cincuenta alumnos. Sobre el papel debería tener más profesores la ULPGC, visto que las dos tienen igual número alumnos y es evidente que esto no es así. Pero no lo es menos que en ningún caso cabe inferir de la diferencia desequilibrio derivado de la acción del Gobierno ya que son las universidades las que deciden autónomamente las contrataciones.

Cosa distinta son los presupuestos universitarios. Aquí, dicen, hay equilibrio porque más o menos la cantidad de dinero es la misma para una y otra. Una falacia exquisita por cuanto, si nos atenemos al principio de a cada cual según sus necesidades, al menos en los primeros momentos y durante mucho tiempo y no sé si ahora ha necesitado más inversión la ULPGC en formación que La Laguna, ya formada.

Lo que me lleva a Marisa Tejedor. A sus días de rectora o rectriz lagunera, a sus malcriadeces en actos públicos académicos con las autoridades que dieron vía libre a la ULPGC y a los piropos que nos dedicó a los grancanarios. Tejedor batalló para imponer ese trato presupuestario igual a dos desiguales y de su chantaje sacó una montonera de millones que no sabía en qué gastar. Podría hablar de eso pero no traigo aquí a Tejedor para volver con la macana de los viejos desequilibrios universitarios sino porque su actuación de entonces da a los grancanarios derecho a recelar y considerar su entrada en el Gobierno una provocación o una indelicadeza; el mismo derecho que asistió a Adán para nombrarla y a Mar Julios para ponerla de espejo de equilibrio interinsular. Exquisito, of course. Es tremendo el afán por demonizar a quienes nos resistimos a aceptar por las buenas lo que hace el Gobierno.
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