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La Voz de Gran Canaria

Lo que interesa y lo que no

Lo que interesa y lo que no JOSÉ A. ALEMÁN

Unas quinientas personas salieron a la calle en Las Palmas con motivo del Día Mundial de la Salud Mental. Fueron desde el Cabildo a la sede de la presidencia del Gobierno. Solicitaban un imposible: que los mandarines se sensibilicen respecto a la problemática de estos enfermos y sus familiares. Eran los mismos a los que castigara Soria hace unos meses con modos de sátrapa tercermundista; precisamente de tercermundista calificaron los manifestantes la atención que se ofrece a los enfermos.

Antonio Arbelo, representante de los enfermos mentales y sus familiares, hizo un comentario que, a mi entender, es un editorial lapidario: los políticos viajan a Madrid a negociar más cemento y alquitrán y olvidan la atención sociosanitaria. Entre otras cosas que olvidan, claro está.

No pudo decirlo mejor Arbelo porque, en efecto, frente a la manifiesta desatención intolerable de situaciones que afectan a las capas desfavorecidas de la población, se aprecia la insistencia con que persiguen los mandarines objetivos del mayor interés para los negocios y los grandes inversores. Ya quisiéramos verlos tan preocupados por las políticas sociales como por el frente marítimo de Las Palmas, el puerto de Granadilla, los casinos, el gas, los centros comerciales, los puertos deportivos, los campos de golf, la colocación con ventaja de la RIC, la porfía por las carreteras, la aerogeneración eléctrica, el gas, el suelo disponible, etcétera. Ahí sí que agotan sus energías para llevarse por delante lo que haga falta, la ley si fuera preciso. No se ponen colorados cuando proclaman que sólo hacen lo mejor para Canarias. Para una Canarias que cada vez es más la de ellos porque ya han excluido ya a demasiada la gente de su particular paraíso de millonarios donde se reservan el derecho de admisión.

Ahora mismo andan liados con los presupuestos. Soria habla de sablazos de los psocialistas a Canarias. No sé, todavía, en qué se funda, pero desde luego no le doy, en principio, credibilidad. Porque es evidente que aplaudía a Aznar con la misma razón o falta de ella como embiste ahora a Zapatero. Sin sentido de la medida. Así, cuando gobernaba el PP, la culpa de cuanto ocurría con las pateras era del Gobierno regional; ahora resulta ser culpable Zapatero y de ahí el papelón de Montelongo, que se puso de repente a exigir lo que jamás osó pedirle al gobierno de Aznar. Se les ve mucho el plumero. La mentira es arma demasiado usual en Soria y el PP para que traguemos, sin más.

Y sigo con los presupuestos. ¿De verdad creen ustedes que nuestros problemas son presupuestarios? Claro que un buen presupuesto es importante, pero ¿tiene alguien la sensación de que éste redunda en beneficio de todos? Las asignaciones presupuestarias no son inocentes, definen las políticas y las intenciones de quienes los elaboran. Durante los años de vacas gordas vimos nacer y crecer tremendas fortunas con Mauricio de palanganero dorado. Según populares y nacionalistas, Aznar nos bañó en oro con el mentado Mauricio, su profeta; pero lo cierto es que la pobreza afecta, según Cáritas, al 20 por ciento de la población. ¿Eso no quiere decir nada?

A veces me pregunto qué interesa más, por ejemplo, de una carretera; si que el ciudadanaje pueda ir de acá para allá con mayor desenvoltura o adjudicarle a alguien unas obras de las que en ocasiones se duda de su necesidad. Al menos de su prioridad respecto, por ejemplo, a políticas que redundan directamente en el mayor bienestar general que, les tengo dicho, no puntúa. Cuando reclaman las competencias de Costas, otro ejemplo, ¿no se han preguntado qué priva, si el deseo de completar patrióticamente las competencias autonómicas o el de hacerse con la capacidad de decisión sobre suelos tan golosos?

Por eso dije que cuando Antonio Arbelo, el representante de los familiares de enfermos mentales, hace notar que los mandarines sólo piensan en cemento y alquitrán no hace un simple comentario sino que refleja lo que hay.

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