Blogia
La Voz de Gran Canaria

El fondo de Las Teresitas

El fondo de Las Teresitas

ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA

Por supuesto que la ingeniería permite construir en los riscos; pero esto no significa que pueda hacerse ni que deba hacerse.

Tras conocerse el informe de la fiscal Anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife sobre el ´caso Teresitas´, enseguida ATI se ha puesto a la tarea de demostrar que, por poner un caso concreto, en los acantilados de la playa sí se puede construir, y que el proyecto del arquitecto japonés Kishi así lo contempla. Y es verdad: hoy día los avances de la ingeniería permiten construir en la punta del Roque Nublo y, por supuesto, menor dificultad técnica tiene levantar una macrourbanización con megacomplejos deportivos y supercentroscomerciales en las Cañadas del Teide. Mediados los 70, en el Ministerio de Información y Turismo de Fraga Iribarne a alguien se le ocurrió la idea de convertir La Graciosa en un solar, diseñar una urbanización cuadricular y conectar la islita mediante un puente colgante con Lanzarote. Tamadaba se salvó de chiripa de que se instalara un funicular capaz de transportar guaguas desde Agaete hasta la cumbre. Puerto Rico , en el sur de Gran Canaria, es la imagen plástica de hasta donde puede llevar el aprovechamiento insensato del territorio, con el hombre disputándole los echaderos a los cernícalos. Un concejal de Las Palmas de Gran Canaria tuvo la brillante idea de construir un restaurante rotonda en la barra de Las Canteras. Y, esto ya es historia cercana, el Ayuntamiento puso sobre la mesa no hace mucho tiempo un proyecto para hacer varios hoteles en El Confital, eso sí, adosados y mimetizados con la montaña, como si poner picón a la fachada fuera una especie de salvaconducto ecológico.

¿Puede construirse en los riscos de Anaga? Por supuesto, lo mismo que en los riscos de Andén Verde, entre Agaete y la Aldea, o en Punta Descojonado, para que el accidente geográfico terror de navegantes haga honor a su nombre.

Pero el problema no es si técnicamente pueden edificarse mamotretos encajados en la montaña y al borde de la marea. Lo que se discute es si eso es posible desde el punto de vista de la sensatez. ¿Pasaría esa burrada un informe de impacto ambiental? Desde luego que no, por mucho que haya políticos y empresarios que se desgañiten afirmando que no se puede perder el tren del progreso, que se trata de una inversión altamente beneficiosa, imprescindible, para la Isla, Canarias, España, Europa, la OTAN y el ´sursun corda´.

Los planos de tremendo disparate medioambiental -algunos no han tomado nota de las crecientes protestas contra la degradación o simple ocupación que juzgan innecesaria del territorio- son la mejor prueba de que estamos ante una especulación urbanística típica y tópica, con todos los ingredientes habituales: arquitecto de fama y minuta millonaria, para dar caché y asombrar a los ingenuos, paletos o temerosos psicológicos; dibujitos de acuarela que idealizan el paisaje y aislan el entorno, y mucha verborrea desarrollista que disimula las verdaderas intenciones y suele epatar a los papanatas.

Pero es una técnica que al menos en Canarias ha llegado al límite de su credibilidad, de tanto ir el cántaro a la fuente. Ideas muchísimo mejores no han logrado pasar el filtro de la sensatez ciudadana, y hasta de los propios intereses económicos generales del sector: como demostró en su día la ´burbuja digital´, la especulación incontrolada es una perversión del sistema capitalista que siempre causa daños.

No estamos ante dos asuntos sin relación entre sí -la denuncia contra la presunta trama de Las Teresitas y las características desmesuradas de la operación inmobiliaria- sino ante un único tema con dos vertientes íntimamente relacionadas. Los denunciantes, tinerfeños todos ellos, acudieron a la Fiscalía porque no estaban de acuerdo ni con la ética ni con la estética del plan. Hay muchísima gente, tinerfeña, por supuesto -hay que remachar hasta la ironía la residencia de los críticos frente a la campaña de distracción que acusa al ´enemigo canarión´- que quiere para ese espacio de ocio un destino mejor y más abierto a todos que una configuración amazacotada, masificada, de ´barriada turística´ suburbial.

Hay que separar la hojarasca y visualizar correctamente lo que está pasando: unos ciudadanos, con la ayuda de la Fiscalía, están tratando de abrir una puerta en una sociedad que, quizás sin percatarse debidamente de ello, se ha ido cerrando y ensimismándose, de la mano de un nacionalismo carnavalero que ha ido tejiendo un pacto de hierro con unos concretos poderes económicos al modo de ´yo me lo guiso yo me lo como´. Y "si non e vero, e ben trovato".

Información de: La Provincia, 22-12-2006

0 comentarios