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La Voz de Gran Canaria

Sigue la trampa

Sigue la trampa ANGEL TRISTÁN PIMIENTA

El mismo día, y de forma casual, el periódico La Provincia publica en primera página dos noticias aparentemente contradictorias: "Las Palmas recaudó 150 millones de euros más que Santa Cruz de Tenerife en 2003. En los seis primeros meses de 2004, la diferencia con la provincia tinerfeña es de 64 millones". La otra aparecía en un sumario, a donde fue desplazada por el tratamiento gráfico que exigía la inmensa tragedia de la escuela de Osetia del Norte: "La capital (Las Palmas de Gran Canaria) encabeza el paro en la región, con más de cuatro puntos por encima de la media".

Dos días antes, y durante la visita que realizó a este periódico la Viceconsejera de Turismo, la tinerfeña Pilar Parejo trató de convencer a sus interlocutores afirmando su total neutralidad inversora: "Tengo el mayor interés -le decía al director- en que los presupuestos sean totalmente equilibrados, en no dar a ninguna de las dos islas grandes más que a la otra. Total igualdad". Poco después, cuando Amado Moreno la entrevistó, soltó la famosa frase de que "me van a matar, pero hace tiempo que no llevo la gorra de ATI".

Pero el problema no es una gorra: es una cultura. La doctrina oficial ática es separar los ingresos de los gastos, y hacer todo lo posible para que no tengan la más mínima relación. Cuando no quedaba más remedio que dar las cifras insularizadas, en los tiempos de la JIAI y de los arbitrios del primer REF, era inevitable que año tras año los ciudadanos comprobaran quien recaudaba más, y sacaran después las oportunas conclusiones. La diferencia llegó a ser brutal, con las pesetas de entonces, más de doscientos mil millones acumulados, que por los pactos de origen, para sacar adelante la Ley 30/1972 en las Cortes franquistas, se repartían al cincuenta por ciento entre las dos provincias. El mantenimiento de este sistema llamado `fifty-fifty' suscitó sucesivas `rebeliones' en Las Palmas de Gran Canaria, verdadero 'granero' regional de impuestos. En muchas ocasiones se dijo que esta línea de dirección única de la solidaridad, sin corresponderse con las inversiones, produciría a corto plazo un desfase tal que crearía una pérdida de impulso y dinamismo -por la falta de "más madera" para alimentar la locomotora- y la aparición de enormes y peligrosas bolsas de pobreza. Eran los tiempos en que Fernando Fernández descubría las chabolas en el Confital y Eligio Hernández, delegado del Gobierno, miraba para los riscos y alertaba sobre la posibilidad de un 'caracazo'.

Después se hizo el silencio. Cuando José Miguel González ocupó la Consejería de Hacienda, y ATI se agarró como una lapa al Edificio de Guanarteme, hasta que llegó José Carlos Mauricio, un hombre de confianza, ya fue difícil conocer los datos isla a isla, que sólo han aflorado episódicamente y contra la voluntad de los órganos directivos. Comenzó la cortina de humo, las maniobras de encubrimiento y de dispersión. Pero la paciencia tiene premio y han logrado conocerse los datos provincializados de 2003: una diferencia brutal, que es más brutal porque los dineros se reparten según el criterio de la equidistancia y el equilibrio. 0 sea,
de la manera más improcedente de la ciencia económica. Eso sí: los que tienen los números no los quieren dar insularizados y usan los mas peregrinos argumentos, como que no son 'reales
del todo porque en Gran Canaria tienen la sede muchas empresas 'multinacionales', ¿Y en Tenerife no?, ¿Dónde la tiene CEPSA, la mayor industria regional?. El `run run', o cuando el río suena es porque agua lleva, indica que la mayor flexibilidad inspectora en Santa Cruz ha llevado numerosas cornpnñías a radicarse allí.

Pero este extremo de las domiciliaciones que interesan, pura contrapropaganda, es írrelevante. De cualquier manera puede averiguarse su impacto en el conjunto y adjudicarle un coeficiente. Pero de ida y vuelta. El resultado no modificará la tendencia por las evidentes compensaciones interinsulares. Es indiscutible que Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, por este orden, son en la actualidad la despensa fiscal del Archipiélago, con enormes potencialidades en las tierras conejcras y majoreras.

La sensación de agobio, y de trato injusto, se pone en fase de alerta roja cuando se constatan una serie de `casualidades' que son demasiadas para ser solamente una casualidad. En el sector turístico, Gran Canaria observa aturdida como todo se confabula contra ella. Incluso un icono de la formación hotelera cono los cursos de Dirección de Hecansa, se cierran de improviso sin buscar alternativas de consenso y menos traumáticas; los congresos nunca han despegado porque el Palacio de Meloneras se construyó con grandes deficiencias: y, se ha detectado una sospechosa cadena de decisiones teledirigidas en materia de Política Territorial y Hacienda.

En el Gobierno regional muchos ¿creen? -al menos eso dicen- que una política justa consiste en dar a todo el mundo lo mismo con independencia de lo que produzca cada uno y de las necesidades que tenga. Desde hace tiempo, desde el Atapuerca preautonómico, se viene diciendo que eso lo que es... es una trampa. Una cínica y perversa trampa.

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