G. TAMARÁN* Tanto al
editorialista malabarista como a casi todos los políticos tinerfeños les cuesta trabajo distinguir entre ilusión y realidad. De estos últimos casi todos los que desempeñan cargos de primera categoría fantasean con una facilidad que llama la atención. Que lo haga el editorialista malabarista, más bien equilibrista, no es extraño, lo ha estado haciendo durante toda su vida profesional, actuando como interesado portavoz superchicharreico de sus muchísimos lectores, que por eso los tiene y que suman más de la tercera parte de los tinerfeños que sabe leer, incluyendo, por supuesto, a todos sus políticos.
Siempre quiere imponer al archipiélago y a la tricontinentalidad entera, aunque sólo sea por reiteración, la teoría de que Tenerife es la primera isla en todo y que Gran Canaria es la tercera. La segunda, seguramente San Borondón, también es fantasía. Pero la realidad es tozuda. Gran Canaria es la isla más importante y más rica del archipiélago, la más poblada de naturales, descontando a los espíritus, ( otra de sus mañas).
Desde los puntos de vista económico (aportaciones mucho mayores que Tenerife a los erarios estatal y regional), cultural, industrial, comercial, agrícola y deportivo, así como en cualquier otra faceta, precede a Tenerife a considerable distancia, desde la época en que las fuerzas castellano-canarias la conquistaron e incorporaron a la civilización hispano-cristiana. O sea, que no es cosa de ahora. Tenerife se alzó, interinamente, con la capitalidad de Canarias. El despojo que arteramente logró hacer a Gran Canaria no le sirvió para superarla y eso que, durante casi un siglo, manejaron a su antojo los dineros, la influencia y el poder político en el Archipiélago.
En estos momentos estamos atravesando una situación similar. El Gobierno de Canarias es el Gobierno de Tenerife. Iniciativas que se promueven para Gran Canaria subrepticiamente maquinan para que terminen en Tenerife. Tres ejemplos muy recientes: la levantada de la visita del ex presidente Clinton, acabada en ridículo fiasco, pese a la meliflua sonrisa televisiva del presidente del Cabildo de Tenerife, señor Melchior al asegurar que las críticas eran envidia, cuando eran pura vergüenza ajena; el, aún en marcha, intento de hacerse con el Instituto Tricontinental de Canarias que, en Tenerife llaman Plataforma Económica para unir a América, Africa y Europa y la taimada consecución del NAP para África o punto neutral de conexión de internet, sin duda un servicio que debe depender de la Casa de África, cuyo desplume han iniciado porque, aunque oficialmente corresponde a Las Palmas de Gran Canaria por depender de un organismo estatal, sigue siendo pretendida por Tenerife.
Por cierto, el editorialista malabarista, se ocupa del incendio de Guadalajara pero, del sufrido en Gran Canaria, ni humo ni pelos, nunca mejor dicho. ¿Cómo se iba a ocupar del incendio de un monte en una isla que carece de montes y encima es Reserva Mundial de la Biosfera?
¡Faltaría más!
Hay quién compara, por su trasnochada ridiculez, las encíclicas, llenas de amor a Marruecos, remitidas, de vez en tarde, a la sociedad canaria por el Frente Popular por la Independencia de Canarias (Frepic-Awañac) via prensa local, con las habituales y domingueros editoriales contra Gran Canaria de El Día de Tenerife. Ni color; aquellos creen en la película, estos la hacen, y además con falsedad y alevosía.
Nos habría encantado poder contemplar otra meliflua sonrisa televisiva del Presidente del Cabildo de Tenerife, señor Melchior al enterarse de que Las Palmas de Gran Canaria será sede de la primera edición del Encuentro Internacional de Negocios Europa-China
seguro que no su rostro no reflejaría en amarillo
Seguiremos comentando las encíclicas dominicales de El Día de Tenerife... ¡Cuánto sacrificio hay que hacer para ganar el cielo!
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(*) El G Tamarán es parte integrante del Grupo de Opinión Tamarán y está constituido por diferentes personas. En esta ocasión lo encabeza Miguel Curbelo Navarro.