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La Voz de Gran Canaria

Porque todos somos tontos

Porque todos somos tontos Teresa Cárdenes

Reescribamos la historia desde el principio. Amén de la imbecilidad de los periodistas, incapaces de interpretar correctamente la declaración de un imputado por cohecho, así como un vídeo oficial del Parlamento de Canarias, la culpa va a ser del fiscal.

Veamos. Soria dice demostrar do-cu-men-tal-men-te que él jamás y nunca le mintió al fiscal anticorrupción y a la magistrada que investigan su viaje del salmón en el jet privado de Björg Lyng, el empresario promotor de Anfi Tauro. Porque, aunque es cierto que él se puso en pie para avalar en el Parlamento la declaración de interés general de Anfi Tauro, ni la juez ni el fiscal le preguntaron expresamente si había tomado parte en la votación. Y claro, como no se lo preguntaron, pues él no lo especificó, ni mucho menos mintió.

Veamos. Admitamos que la pregunta era ambigua y admitía muchas intepretaciones. El fiscal quiso saber “si cuando se debatió esta cuestión (Anfi Tauro) en el Parlamento el declarante participó en dicha sesión”. Y el dijo que no. ¿Estaba? Sí. ¿Votó? Sí. ¿Lo hizo a favor del proyecto de Lyng? Sí, rotundamente sí, en pie, a la vista de las cámaras del Parlamento. Pero, aaaamigo, ni había subido a la tribuna ni había hablado, y por lo tanto, no par-ti-ci-pó-en-el-de-ba-te.

Volvamos al principio. No hay respuesta mal dada, sino pregunta mal formulada. El fiscal tenía que haber dicho algo parecido a lo siguiente: “Señor Soria, el día 30 de marzo, un día después de que los diputados gomeros del PSOE vetaran la votación sobre Anfi Tauro y otros tres proyectos turísticos, provocando el aplazamiento de la votación al día siguiente, en una sesión formalmente diferente, cuando el presidente de la Cámara abrió la votación para la declaración de interés general de Anfi, sin votación electrónica ni mano alzada, sino en pie, cuando se levantó usted del escaño junto con el resto de su grupo, ¿puede interpretarse que estaba usted votando a favor de la construcción de camas de Anfi Tauro, y no ninguna otra cosa que pudiera deducirse del abandono momentáneo de su asiento, como que sufriera una urgencia de origen telefónico u meramente orgánica, como la necesidad de estirar y desentumecer las piernas?

¿Que no se hizo así la pregunta? ¿Que unos periodistas vieron el acta de su declaración y luego un vídeo y ahora dicen que Soria mintió ante la magistrada y el fiscal? Falsedades, inventos, patrañas. Soria no tiene motivo del que sonrojarse. El problema es que su presidente tampoco lo tiene, según dice.

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