Páginas para los enemigos de Gran Canaria
Carmelo Dávila Nieto
Es indignante y reprobable que un periódico grancanario -no grancanarista- como La Provincia, que teóricamente debería defender a Gran Canaria, dedique páginas completas a entrevistar a enemigos declaradísimos de nuestra isla, como el presidente del Cabildo de Tinerfenonia -Infierno- Ricardo Melchior, y el alcalde de su capital, Miguel Zerolo.
El primero, en plan perdonavidas y generoso declaró que no nos quitaría el GRAN, lo que tenemos que agradecerle por sus "facultades y competencia" para realizarlo, pero que el obispado debería abandonar el título de Canarias y quedarse en la denominación de Las Palmas. Al entrevistador la faltó la agudeza que precisa un buen profesional del periodismo, ya que debió preguntarle: ¿Porqué don Ricardo no predica con el ejemplo y propone que se erradiquen en Chicharreronia el patronazgo de Canarias -según ustedes- de la virgen de Candelaria, y que lo sea solamente de su isla, ni siquiera de su diócesis ya que cada de las insulas que la componen tiene su propia patrona; el Conservatorio Superior de Música de Canarias; el Hospital Universitario de Canarias; el astrofísico de Canarias...? Don Ricardo Melchior debería ser coherente con sus pretensiones y comenzar a aplicarlas en Infierno. El patronazgo de la virgen de Candelaria, concedido "generosamente" en 1867 por el obispo de nuestra diócesis y administrador apostólico de la nivariona, señor Lluch y Garriga, finalizó en 1914 por una disposición papal que nombró a la del Pino patrona de la Diócesis de Canarias, cuestión que no me preocupa en absoluto como no creyente, pero que expongo para constancia del rigor histórico.
El segundo, el alcalde, odia a Gran Canaria muchísimo más que don Pepone, pues ha manifestado que en algunos aspectos está de acuerdo con él, otros no los comparte, y en otros sería bastante más duro. No se conocen las razones de la aversión de estos sujetos hacia Gran Canaria -hay que incluir a Elfidio Alonso, que para colmo dispone de un espacio semanal en La Provincia-, pero todo indica que su origen está en la división provincial de 1927, que significó el fin de su capitalidad única y el inicio del imparable progreso de la Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria, que la convirtió en la urbe más importante, principal y cosmopolita del archipiélago, lo que no habría sucedido si nuestra isla hubiese continuado sometida a la tiranía chicharrerona. Esto NUNCA lo ha podido aceptar el que fuera modesto arrabal de La Laguna hasta 1802, y que con las malas artes e intrigas de sus diputados, principalmente José Murphy, consiguieron que Isabel II por un arbitrario y "gracioso" Real Decreto la declarara capital de Canarias, sin antigüedad, historia, tradición, solera, abolengo... en fin todas las cualidades y calidades que debe poseer una población para ostentar esa relevante dignidad en la administración provincial.
Y no comprendo este odio de Miguel Zerolo porque de hecho la "ciudad" de la que es alcalde, gracias a las concesiones de José Miguel Bravo de Laguna en los pactos de Medinaceli, tiene la hegemonía política del archipiélago al poseer el Parlamento, la capitalidad compartida y la mayoría de las consejerías y organismos autonómicos. Probablemente todo esto le parezca poco y pretenda tenerlo todo en exclusiva, o sea volver a la situación anterior a la de la división provincial de 1927. Esta es su intención y no extrañaría que lo consiguiera. Si así fuera, todas las tropelías sufridas en Gran Canaria, de carácter absolutamente nazi, durante la nefastísima capitalidad única que relata el historiador don Agustín Millares Cantero en su libro Santa Cruz, dominadora, quedarían minimizadas porque las que nos caerían ahora las superarían ampliamente, con la complacencia de nuestros inútiles "políticos". Sería nuestra total ruina y esclavitud absoluta en beneficio del imperialismo tinerfeñón,que deja en caricatura al norteamericano. Ahí están los 402.000.000 de euros que ha recibido Tinerfenonia por los solamente 293.000.000 percibidos por Gran Canaria de los gastos de capital en 2007 del Gobierno de Canarias, según ha denunciado La Provincia/Diario de Las Palmas el 19 de los corrientes.
Y nuestros representantes en el limbo -que no saben los creyentes si existe o no por los dispares criterios de los papas- o intentando adivinar el sexo de los ángeles. ¿Es que no se dan cuenta de la gravísima amenaza que se proyecta sobre Gran Canaria? ¿Es que no se percatan de lo que diariamente sucede? Tenemos un presidente del Gobierno" condescendiente e identificado con los agresivos e insultantes editoriales de El Día (rrea, como lo bautizó alguién) hacia Gran Canaria -tipificados como delictivos en el artículo 510 del Código Penal-, alegando que "respeta la libertad de expresión", que en este caso es de insulto. ¿A que espera el presidente del Cabildo de Gran Canaria como institución representante de la isla para demandarle ante los tribunales de Justicia?.
El grupo de opinión Tamarán debería convocar a los grancanarios a una gran manifestación de pública condena y repulsa a esos ataques, y de EXIGENCIA a sus políticos -del partido que sean- de una actuación valiente y eficaz en defensa de nuestra injuriada y vejada isla. Hay que actuar ahora porque después será tarde. Deben unirse sin distinción de ideologías para derogar el obsoleto e injusto estatuto de autonomía y elaborar otro -no el que se pretende sea aprobado por el Congreso de los Diputados, que es más de lo mismo- en el que la Ciudad Real de Las Palmas de Gran canaria recupere sus derechos históricos de más de tres siglos de antigüedad que le fueron arrebatados vilmente. En rigor debería ser la capital de de Canarias y sede del Parlamento, pero para evitar enfrentamientos acepto que todo lo concerniente a la autonomía se comparta, y en cuanto a lo referente a lo nacional debería restituirse la antiguamente denominada capitanía general, ahora mando unificado, ya que, aparte de haber radicado hasta avanzado el siglo XVIII -no recuerdo ahora con exactitud la fecha- y que el grancanario mariscal Tomás Morales debió haber restituido cuando fue capitán general, aquí residen los mandos regionales de los ejércitos de mar y aire -aclaro que no soy militarista, pero los hechos históricos hay que aceptarlos-. Si esto no se lleva a cabo, la única opción es la constitución de Gran Canaria en comunidad autónoma, iniciativa que debe acaudillar el grupo de opinión Tamarán para obligar a nuestros pasivos políticos a plantearla en el Congreso de los Diputados.
Si el fundador de La Provincia, don Gustavo Navarro Nieto, resucitara expulsaría iracundo a don Guillermone y sus secuaces, del mismo modo que, según relatan los evangelios de la falsa -como todas las religiones- iglesia católica, arrojó indignado Jesús a los mercaderes que se habían instalado en el templo de Jerusalén.
Estas lamentables entrevistas son una muestra más, gravísima, del entregamiento y adormeciento grancanario y de su claudicación ante los tinerfeñones. ¿Hasta cuando se seguirá entonando "vivan las cadenas"? Sé que me repito, pero seguiré insistiendo en todo esto mientras quede e mí un hálito de vida, como grancanarista que soy, luchador por mi isla con mis escasos medios, en la esperanza, quizá vana, de que algún día, que espero y deseo no lejano, mis coterráneos reaccionen y se liberen de la opresora férula chicharrerona.
Post scriptum: no se puede considerar patriota grancanario al alcalde de Firgas, Manuel Báez, que con su voto de calidad ha impedido la condena del ayuntamiento que preside a El Día(rrea) por sus insultos a nuestra isla. Que quede constancia de ello para que no se olvide su acción en las próximas elecciones.
Es indignante y reprobable que un periódico grancanario -no grancanarista- como La Provincia, que teóricamente debería defender a Gran Canaria, dedique páginas completas a entrevistar a enemigos declaradísimos de nuestra isla, como el presidente del Cabildo de Tinerfenonia -Infierno- Ricardo Melchior, y el alcalde de su capital, Miguel Zerolo.
El primero, en plan perdonavidas y generoso declaró que no nos quitaría el GRAN, lo que tenemos que agradecerle por sus "facultades y competencia" para realizarlo, pero que el obispado debería abandonar el título de Canarias y quedarse en la denominación de Las Palmas. Al entrevistador la faltó la agudeza que precisa un buen profesional del periodismo, ya que debió preguntarle: ¿Porqué don Ricardo no predica con el ejemplo y propone que se erradiquen en Chicharreronia el patronazgo de Canarias -según ustedes- de la virgen de Candelaria, y que lo sea solamente de su isla, ni siquiera de su diócesis ya que cada de las insulas que la componen tiene su propia patrona; el Conservatorio Superior de Música de Canarias; el Hospital Universitario de Canarias; el astrofísico de Canarias...? Don Ricardo Melchior debería ser coherente con sus pretensiones y comenzar a aplicarlas en Infierno. El patronazgo de la virgen de Candelaria, concedido "generosamente" en 1867 por el obispo de nuestra diócesis y administrador apostólico de la nivariona, señor Lluch y Garriga, finalizó en 1914 por una disposición papal que nombró a la del Pino patrona de la Diócesis de Canarias, cuestión que no me preocupa en absoluto como no creyente, pero que expongo para constancia del rigor histórico.
El segundo, el alcalde, odia a Gran Canaria muchísimo más que don Pepone, pues ha manifestado que en algunos aspectos está de acuerdo con él, otros no los comparte, y en otros sería bastante más duro. No se conocen las razones de la aversión de estos sujetos hacia Gran Canaria -hay que incluir a Elfidio Alonso, que para colmo dispone de un espacio semanal en La Provincia-, pero todo indica que su origen está en la división provincial de 1927, que significó el fin de su capitalidad única y el inicio del imparable progreso de la Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria, que la convirtió en la urbe más importante, principal y cosmopolita del archipiélago, lo que no habría sucedido si nuestra isla hubiese continuado sometida a la tiranía chicharrerona. Esto NUNCA lo ha podido aceptar el que fuera modesto arrabal de La Laguna hasta 1802, y que con las malas artes e intrigas de sus diputados, principalmente José Murphy, consiguieron que Isabel II por un arbitrario y "gracioso" Real Decreto la declarara capital de Canarias, sin antigüedad, historia, tradición, solera, abolengo... en fin todas las cualidades y calidades que debe poseer una población para ostentar esa relevante dignidad en la administración provincial.
Y no comprendo este odio de Miguel Zerolo porque de hecho la "ciudad" de la que es alcalde, gracias a las concesiones de José Miguel Bravo de Laguna en los pactos de Medinaceli, tiene la hegemonía política del archipiélago al poseer el Parlamento, la capitalidad compartida y la mayoría de las consejerías y organismos autonómicos. Probablemente todo esto le parezca poco y pretenda tenerlo todo en exclusiva, o sea volver a la situación anterior a la de la división provincial de 1927. Esta es su intención y no extrañaría que lo consiguiera. Si así fuera, todas las tropelías sufridas en Gran Canaria, de carácter absolutamente nazi, durante la nefastísima capitalidad única que relata el historiador don Agustín Millares Cantero en su libro Santa Cruz, dominadora, quedarían minimizadas porque las que nos caerían ahora las superarían ampliamente, con la complacencia de nuestros inútiles "políticos". Sería nuestra total ruina y esclavitud absoluta en beneficio del imperialismo tinerfeñón,que deja en caricatura al norteamericano. Ahí están los 402.000.000 de euros que ha recibido Tinerfenonia por los solamente 293.000.000 percibidos por Gran Canaria de los gastos de capital en 2007 del Gobierno de Canarias, según ha denunciado La Provincia/Diario de Las Palmas el 19 de los corrientes.
Y nuestros representantes en el limbo -que no saben los creyentes si existe o no por los dispares criterios de los papas- o intentando adivinar el sexo de los ángeles. ¿Es que no se dan cuenta de la gravísima amenaza que se proyecta sobre Gran Canaria? ¿Es que no se percatan de lo que diariamente sucede? Tenemos un presidente del Gobierno" condescendiente e identificado con los agresivos e insultantes editoriales de El Día (rrea, como lo bautizó alguién) hacia Gran Canaria -tipificados como delictivos en el artículo 510 del Código Penal-, alegando que "respeta la libertad de expresión", que en este caso es de insulto. ¿A que espera el presidente del Cabildo de Gran Canaria como institución representante de la isla para demandarle ante los tribunales de Justicia?.
El grupo de opinión Tamarán debería convocar a los grancanarios a una gran manifestación de pública condena y repulsa a esos ataques, y de EXIGENCIA a sus políticos -del partido que sean- de una actuación valiente y eficaz en defensa de nuestra injuriada y vejada isla. Hay que actuar ahora porque después será tarde. Deben unirse sin distinción de ideologías para derogar el obsoleto e injusto estatuto de autonomía y elaborar otro -no el que se pretende sea aprobado por el Congreso de los Diputados, que es más de lo mismo- en el que la Ciudad Real de Las Palmas de Gran canaria recupere sus derechos históricos de más de tres siglos de antigüedad que le fueron arrebatados vilmente. En rigor debería ser la capital de de Canarias y sede del Parlamento, pero para evitar enfrentamientos acepto que todo lo concerniente a la autonomía se comparta, y en cuanto a lo referente a lo nacional debería restituirse la antiguamente denominada capitanía general, ahora mando unificado, ya que, aparte de haber radicado hasta avanzado el siglo XVIII -no recuerdo ahora con exactitud la fecha- y que el grancanario mariscal Tomás Morales debió haber restituido cuando fue capitán general, aquí residen los mandos regionales de los ejércitos de mar y aire -aclaro que no soy militarista, pero los hechos históricos hay que aceptarlos-. Si esto no se lleva a cabo, la única opción es la constitución de Gran Canaria en comunidad autónoma, iniciativa que debe acaudillar el grupo de opinión Tamarán para obligar a nuestros pasivos políticos a plantearla en el Congreso de los Diputados.
Si el fundador de La Provincia, don Gustavo Navarro Nieto, resucitara expulsaría iracundo a don Guillermone y sus secuaces, del mismo modo que, según relatan los evangelios de la falsa -como todas las religiones- iglesia católica, arrojó indignado Jesús a los mercaderes que se habían instalado en el templo de Jerusalén.
Estas lamentables entrevistas son una muestra más, gravísima, del entregamiento y adormeciento grancanario y de su claudicación ante los tinerfeñones. ¿Hasta cuando se seguirá entonando "vivan las cadenas"? Sé que me repito, pero seguiré insistiendo en todo esto mientras quede e mí un hálito de vida, como grancanarista que soy, luchador por mi isla con mis escasos medios, en la esperanza, quizá vana, de que algún día, que espero y deseo no lejano, mis coterráneos reaccionen y se liberen de la opresora férula chicharrerona.
Post scriptum: no se puede considerar patriota grancanario al alcalde de Firgas, Manuel Báez, que con su voto de calidad ha impedido la condena del ayuntamiento que preside a El Día(rrea) por sus insultos a nuestra isla. Que quede constancia de ello para que no se olvide su acción en las próximas elecciones.
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