Dueños de Las Teresitas se enteraron de su venta cuando ya estaba firmada
TERESA CÁRDENES
Propietarios originales de algunas de las parcelas próximas a la playa de Las Teresitas que la Junta de Compensación vendió a los empresarios Antonio Plasencia e Ignacio González se enteraron de la operación cuando ésta ya estaba firmada escriturada. Algunos de ellos intentaron pleitear en los tribunales al considerarse engañados, pero no pudieron porque, después de años de litigios y negociaciones sin éxito con el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, la mayoría había otorgado poderes a la Junta de Compensación para buscar una salida a sus terrenos. Según las cuentas de algunos de los afectados, lo que la Junta vendió en su nombre a razón de 180 euros (30.000 pesetas) por metro cuadrado pudo ser rentabilizado después por sus nuevos dueños a razón de 1.800 euros por metro.
Antes de que apareciera en escena la empresa de Plasencia y González, Inversiones Las Teresitas, SL, la propiedad del suelo se dispersaba entre múltiples dueños y sus herederos. Algunos de ellos habían participado muchos años atrás en la creación de la playa artificial y en el pago de las compensaciones a los propietarios que se vieron desalojados tanto por la playa propiamente dicha como por las instalaciones anexas, como la zona de aparcamientos. Para quienes soportaron aquella carga económica, la contrapartida prometida por las autoridades municipales era la posibilidad de edificar en la zona.
"Pero cuando llegó el momento de construir", relató ayer uno de los afectados, "se nos dijo que no", lo que finalmente derivó en un largo contencioso en los tribunales que acabaría muchos años después en el Tribunal Supremo. Según la misma fuente, el cansancio por la lentitud de los pleitos y el constante e inútil intento de hallar una solución al conflicto con el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife provocó que muchos de los dueños originales otorgaran poderes a personas vinculadas a la Junta de Compensación, con tal de encontrar una salida a aquellas propiedades inmovilizadas e infructuosas.
A juzgar por el relato de algunos de los afectados, el apoderamiento les costó caro: según los testimonios recogidos por este periódico, muchos de ellos no llegaron a ser informados nunca de la negociación con Plasencia y González y supieron de la venta cuando ya estaba consumada.
Información de: La Provincia, 9-12-2006
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