ATI resucita a los fantasmas
ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA
Amplios sectores del nacionalismo tinerfeño -léase ATI- han reaccionado a los primeros indicios sobre presuntos escándalos de corrupción urbanística acudiendo al tan socorrido camuflaje de la persecución mundial. El auto del juez Baltasar Garzón, que pide investigar supuestos pagos de Forum Filatélico a ATI, con el nombre del alcalde Miguel Zerolo por medio, y la investigación que lleva a cabo la Fiscal Anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife alrededor del pelotazo de Las Teresitas serían, en esencia, parte de una conjura orquestada por el sanedrín de Gran Canaria y AOE. Que es más o menos lo de siempre. El mismo fantasma, el largo brazo de Matías Vega, estaba tras las críticas a la vieja carretera del Norte, tras la denuncia de la inseguridad de Los Rodeos y tras la reivindicación de la efectiva regionalización universitaria. Todo, menos asumir la realidad.
En este esquema solo faltaba el zambombazo final, y éste lo han dado al alimón Zerolo y Rivero. El primero denuncia un acoso interdisciplinar en contra suya, del que formarían parte el ministro de Justicia "de Gran Canaria", la prensa grancanaria y el periódico ´El País´, que lesionarían su imagen, la de su familia y los intereses de Santa Cruz. Y el segundo anuncia que nada de empezar la campaña en febrero, que se lanzan ya a degüello y que van a arrasar, que Zerolo se presentará a la reelección y que las municipales serán un plebiscito.
Lo previsto en el guión: ante la adversidad, nada como unas gotas de victimismo patrio y la denuncia de una multipersecución. Hay, empero, para que las cuentas cuadren, un dato de necesaria consideración: quien denunció un supuesto tejemaneje alrededor de Las Teresitas fue un tinerfeño, el socialista Santiago Pérez, veterano político que ha ocupado distintos cargos institucionales. Él consideró que el negocio dejó de ser legítimo y transparente a la vista de una serie de sospechosas circunstancias, que siguen siendo sospechosas mientras no se aclaren. A su vez, las sospechas de Garzón se deducen de una compleja investigación de ámbito nacional sobre las ´tramas del sello´. Al parecer hay indicios de un pago de comisiones para el partido, aunque el alcalde Zerolo desmiente con rotundidad su implicación. En círculos afines no se descarta que algún o alguna traficante de influencias, haya podido utilizar su nombre.
Pero lo que extraña, y a la vez preocupa, es la tentación finquera que subyace en los dirigentes áticos. "Creen que Tenerife es su finca, y reaccionan como perros guardianes cuando alguien entra sin su permiso", reflexiona un periodista que sigue con masoquista devoción los editoriales dominicales de ´El Día´. Solo desde este punto de vista se conciben las airadas ´respuestas´ de la plana mayor ática y la resurrección pública inclusive de Manuel Hermoso. El alcalde del Sauzal y presidente de CC, Paulino Rivero, acusa al ministro de Justicia, López Aguilar, de ser el ´cerebro´ de una persecución que utiliza a jueces y fiscales. Personas tan ponderadas como el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Castro Feliciano, y el Fiscal Jefe del TSJC, Vicente Garrido, han tenido que explicar lo obvio: la independencia jurisdiccional como garantía de la democracia. No han citado a Montesquieu quizás porque las personas a quienes van dirigidas las aclaraciones no tienen capacidad de entendimiento de tal pormenor.
Esta tentación cortijera es muy frecuente en ambientes cerrados dominados por caciques, mafias o sentimientos tribales. No es una característica exclusiva de ATI y de los núcleos afectos o contagiados de esta forma de interpretar la libertad constitucional; pasa en otras partes, como en el País Vasco o en la Cataluña ´convergente´. Por algo decía Francisco Ayala que el nacionalismo es bastante simplón.
Los tinerfeños tienen que tener claro, y la mayoría lo tiene, que eso no es bueno para ellos. La democracia necesita transparencia y que funcionen los instrumentos de control: los jueces y fiscales, por un lado, y los medios de comunicación, por el otro. En Tenerife, en Colmenar o en Minesota.
A nadie se le ha ocurrido, al menos de momento, buscar en el DNI de los jueces y fiscales y de los ministros de turno alguna procedencia extraña cuando han estallado los casos Eolo, Faycan, Inem, González Arroyo, Dimas Martín... Pero en cuanto la justicia pone en peligro los intereses autárquicos, ´yo me lo guiso yo me lo como´, de cierta casta económico- política tinerfeña, se arma la de Dios es Cristo. Siempre. Siempre.
Información de: La Provincia, 8-12-2006
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