Canarias y gobierno socialista
JOSÉ MIGUEL PÉREZ GARCÍA
En el año 2004 Canarias tuvo un tratamiento específico en el proyecto que presentó el PSOE a los ciudadanos. Las relaciones Canarias-Estado precisaban de un vuelco que permitiera afrontar de manera muy distinta el nuevo horizonte que se vislumbraba para el Archipiélago. Era necesario el diseño de una potente estrategia que integrara el conjunto de actuaciones destinadas al abordaje de un nuevo tiempo. Ubicadas las islas en un espacio fronterizo que renovaba su valor estratégico y geopolítico, era urgente pasar de una coyuntura anterior marcada por un intenso crecimiento económico sin digestión y muy desigual a otra etapa de mayor equilibrio y solidaridad interna. Un nuevo marco político y social que pudiera garantizar las bases de respuesta a las profundas transformaciones que se están produciendo en estas latitudes.
En aquel programa se incluía la revisión de las carencias y de los objetivos que tenían que haberse cumplido con anterioridad. Se introducían también nuevas propuestas para tiempos distintos. El resultado de su puesta en práctica puede desgranarse en la tarea gubernamental de estos dos últimos años. Una política con mayúscula exige un cimiento de principios y una coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Al final de cada etapa, el juicio sobre el trabajo realizado corresponderá, como en toda democracia, a los ciudadanos. Y es preciso que puedan contrastar la información, más allá del autobombo de cada administración o del engaño del adversario que, en ocasiones, como suelen hacer los dirigentes del PP en Canarias, puede reunir tintes incompatibles con la acción política democrática.
El hilo conductor de la tarea del gobierno socialista se basa en una estrategia que integra los distintos planos de actuación. En su contenido, al mismo tiempo que rectifica las insuficiencias e incumplimientos anteriores, incluye propuestas para los nuevos retos. De esta forma, se ha procurado dotar a las decisiones sobre Canarias de un sólido anclaje en los nuevos parámetros que para las islas impone la cambiante situación internacional. De forma prioritaria en Europa (encaje constitucional) y en África (con la implantación, entre otras acciones, de un instrumento diplomático de primer orden -la Casa África en Las Palmas de Gran Canaria-). Un nuevo concepto de seguridad o la posibilidad de recomponer la estructura de la organización político-administrativa, constituyen otras dos potentes iniciativas que están ya en marcha. También se entrelaza en ese diseño un nuevo salto en las comunicaciones, particularmente las aeroportuarias, cuya hoja de ruta sustancia un Plan Canarias que cuenta ya con la definición de actuaciones, su calendario y el presupuesto estimado hasta el año 2020. En este terreno, el incremento de las subvenciones al transporte que se viene produciendo no sólo da cumplimiento a un compromiso electoral (ampliar al 50% el descuento en el coste del billete aéreo para los residentes en los viajes entre las islas y a la Península). Tal medida contribuye a amortiguar el coste del factor distancia, auténtico hecho diferencial isleño.
El capítulo de las inversiones estatales refleja muy bien los dos pilares que sustentan la estrategia gubernamental: respetar la norma singular de las islas -básicamente la recogida en el Estatuto de Autonomía y en el REF- y generar las condiciones materiales para un crecimiento económico y social más solidario y más centrado en la productividad y no tanto en la mera especulación sin rumbo. Un objetivo principal marca la hoja de ruta. El actual Gobierno de Zapatero se comprometió a equiparar en el 2008 la media de las inversiones del Estado en Canarias a la media de las Comunidades Autónomas.
No era ningún regalo. Se trataba de cumplir el artículo 96 de la vigente Ley del Régimen Económico y Fiscal canario. El resultado de lo hecho hasta ahora se traduce en que Canarias es actualmente la Comunidad que más convenios y planes tiene con el Gobierno de España y, por tanto, la que más financiación recibe a través de los mismos. En algunas materias el incremento de los dos últimos años es patente. Sin recurrir al prolijo desglose de cifras, sí merece la pena quedarse con algunos ejemplos. Así, el Convenio de Carreteras ha dado un auténtico vuelco al que dejó el PP. En el anterior Convenio, sólo se terminaron 15 de las 42 obras previstas y cuando se acabó el dinero quedaban por iniciarse los proyectos de más de la mitad de aquéllas.
En reiteradas ocasiones el Gobierno de Canarias solicitó la revisión al alza de las cifras por considerar irreales las que establecía el Convenio firmado en 1997. El Gobierno de la derecha siempre se negó. El nuevo acuerdo contempla actuaciones desde el presente año 2006 al 2017. La inversión prevista supera en un 77% al anterior convenio (2.148 millones de euros frente a 1214). Los incrementos son también muy notables en otros acuerdos. En el de Costas hasta el 2012 se ha previsto un 63% más que en el anterior. Para el Plan de Viviendas del trienio 2005-2008, la subida en la diferencia se eleva al 103,2% en comparación con el del 2002-2005. En el de obras hidráulicas se irá por encima del 20%. La relación se extiende a ejemplos de otras actuaciones cuya síntesis sería: Plan de Inmigración (2005-2007) 127 millones de euros; Plan Canarias Aeroportuario (hasta 2020), más de 3.000 millones de euros; Plan integral de empleo de Canarias (último trienio) 120 millones de euros al año; Convenio transporte terrestre: (2006) 90 millones de euros, 20% más que el anterior. Quedaría un largo detalle de actuaciones en materia de inversiones de los distintos ministerios donde el salto comparativo carece de parangón. Así ocurre con la administración judicial, la protección medioambiental o el considerable aumento de las dotaciones para las políticas educativas, sanitarias y sociales.
En tiempos del nazismo, Goebbels puso en práctica una lista de once principios propagandísticos para la anulación de la conciencia libre. Uno de ellos es conocido con el nombre de principio de transposición que induce a cargar sobre el adversario los propios errores o defectos. Otro se denomina principio de orquestación, de cuya práctica surgió la conocida frase de que "si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad". Los dirigentes de la derechona isleña del PP son muy aficionados a este tipo de principios. Repiten hasta la saciedad la falacia del sablazo para calificar la acción del Gobierno de la nación con Canarias. No dudan en dedicar para ello importantes recursos que salen de las arcas públicas.
A diferencia de esa perversa práctica de dilapidar el dinero de todos, el Gobierno de la nación se ha impuesto la ley que impide el autobombo institucional. Sin embargo, la posibilidad de explicar lo que se está haciendo y los argumentos a los que responde esa acción no deben ocultarse. Tampoco la necesaria autocrítica. Empeñados en la propaganda para ocultar lo que no hicieron y para descalificar lo que ahora se hace, los dirigentes de la derecha en alguna isla están perdiendo un tiempo precioso para trabajar por los intereses de todos sus habitantes.
Información de: La Provincia, 6-8-2006
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