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La Voz de Gran Canaria

La no visita de Zapatero

La no visita de Zapatero

JOSÉ A. ALEMÁN

Que Zapatero no viniera a Gran Canaria fue un error. No le doy especial valor a estas presencias desde el punto de vista práctico de las decisiones que interesan; pero sí respecto a su incidencia en el ánimo de los visitados y en cuanto permiten al gobernante estatal obtener impresiones directas y a los locales establecer o fortalecer contactos personales e institucionales, que siempre son útiles. No me vale lo que dijo Saavedra de la sobrecarga de la agenda.

El asunto estriba en si el error de excluir a Gran Canaria lo justifican los dos feos (no uno, sino dos) que le hiciera Soria en anteriores estancias. Vino a decirle, Soria, que no era bienvenido, de lo que Moncloa tomó nota, claro.

En su momento, al comentar sus desplantes, dije que Soria había desaprovechado la oportunidad de mejorar relaciones con Zapatero; que debía actuar como presidente del Cabildo y no del PP y en función de los intereses de la isla, rompiendo o atenuando la incomunicación que él mismo creó a cuenta de la Gran Marina. Pero prefirió profundizar en ella para secundar la política de enfrentamiento total de Rajoy. Dio prioridad al partido sobre los intereses isleños.

Así las cosas, tenía que pesar en la agenda la posibilidad de que por tercera vez Soria no lo recibiera en su función de primera autoridad insular. Moncloa no quiso exponerse a un nuevo desaire, justo cuando Rajoy acaba de negarle a Zapatero su condición de representante del Estado.

La otra opción de Zapatero era venir a Gran Canaria sin contar con el Cabildo y sí con el Gobierno regional y la administración periférica del Estado. Ni les cuento cómo se hubiera puesto el PP ante semejante desprecio.

Se preguntó Jorge Rodríguez, portavoz del PP, si la razón de que Zapatero no pasara por Gran Canaria era Soria. Pregunta tonta porque no hay duda: Soria fue el motivo. Había que elegir entre el error de excluirla y el de exponerse de nuevo a las malcriadeces sorianas en detrimento del Gobierno que preside; o el de visitar la isla despreciando al Cabildo. En esa tesitura Moncloa optó por el que le pareció menor y más asumible. Que cada cual saque las conclusiones que le parezcan. Pero hay lo que hay.

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