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La Voz de Gran Canaria

En torno a la Cueva Pintada

En torno a la Cueva Pintada

NICOLÁS GUERRA AGUIAR

Uno de los más exitosos poemas de Pedro Lezcano es el de "La maleta", la que usaron abuelos y padres canarios para escapar como emigrantes camino de las Américas, única salida a hambres, miserias, desesperaciones... La prepara, dice, porque abandonados el servilismo a los chonis y la agricultura, ya no le queda nada. Además, se rumorea que llegarán a las Islas fuerzas militares con alambradas para los horizontes, con nidos de muertes en las fincas, con cambios de timples por tambores de guerra... Por otra parte, añade, se comerciaba con su tierra canaria, sus costas quedaban a merced de capitales extranjeros:

Vi vender nuestras costas en negocios
que no hay quien los entienda:
vendía un alemán, compraba un sueco
¡y lo que se vendía era mi tierra!

Y aunque Pedro era consciente de las limitaciones literarias del texto, quedó sorprendido del profundísimo impacto que sus versos produjeron -eran otros tiempos- en mentes y pensamientos de quienes -desde el amor a la paz y al terruño- los hicieron suyos y le pedían, una y otra vez, que recitara el poema, que lo repitiera, que lo pregonara por caminos y escondrijos de las Islas, toda vez que encerraba en sus voces un despertar del pueblo, quizás errante, limitado, pero consciente de que algo muy importante estaba en juego: su propio futuro.

Permítame, estimado lector, que haga míos aquellos versos de Pedro ("Mis palabras son de todos, / si no, ¿para qué las quiero?", escribió en "Que no me pida licencia") para entrar en un tema que se ha vuelto discutido -¡después de veintitantos años de silencio!-, como es el de la Cueva Pintada de Gáldar, a muy poco de su inauguración.

A la vista está que hubo naturales -por humanas- fricciones de protagonismo, de acumulación de méritos, de discusiones sobre qué logotipos y de qué instituciones han de primar en fachadas, cristaleras, paneles, huecos y sombras de aquel inmenso -pero limitado- espacio arqueológico, testigo mudo de mi nacimiento, infancia y primera juventud. Así, la señora Xerach, viceconsejera cultural autonómica, argumentó incumplimiento de una cláusula, la referida a que deben figurar los nombres de aquellas administraciones e instituciones colaboradoras (Unión Europea, ministerio de Cultura, Gobierno de Canarias, Cabildo grancanario y Ayuntamiento galdense, aunque este más bien se ha caracterizado como invitado de piedra).

Pero tampoco han llegado al acuerdo sobre la fecha de inauguración: dice el Cabildo que será el 26 de julio de este año. Sin embargo, desde más arriba se rebate: dependerá de las coincidencias en las agendas de los presidentes autonómico e insular ("si no el 26, será el 27, o el 28, o en septiembre"). ¿Y qué dice el Ayuntamiento galdense? ¿Sigue de convidado de piedra?

Como último ejemplo de desajustes institucionales, el Cabildo era partidario de que no se hicieran públicas imágenes de su interior antes de la apertura. Pero hete aquí que la señora Xerach se presentó hace días acompañada de cámaras, periodistas. En definitiva, sólo un punto de coincidencia entre ambos organismos: que el yacimiento se encuentra en Gáldar, ¡menos mal!

Pero recuperando los versos de Pedro Lezcano, y al hilo de lo expuesto, podríamos plantearnos aquellas palabras del hipotético emigrante: en estas cosas no hay quien entienda, pues discuten las consejerías del Cabildo y del Gobierno de Canarias. Y el Ayuntamiento de Gáldar, y el pueblo de Gáldar democráticamente representado en él, como dueños de aquella tierra, de aquel monumento, callan, silencian sus palabras, ocultan sus pensamientos (si es que tuvieran algo que decir). ¿Acaso no existen una concejalía de cultura, un pleno formado por veintiún concejales, un alcalde, para que se cuente con ellos, para que opinen, para que todos los partidos sean incluidos en los comités que deciden sobre un patrimonio universal que se asienta en tierras cebolleras, que forma parte de su Historia, la que nuestros ascendientes hicieron? ¿Acaso el PSOE galdense y el BNR no representan al pueblo?

Meritoria labor, por supuesto, la realizada económicamente por tantas instituciones durante tantos años (Europa, Madrid, Canarias, Cabildo -sobre todo el Cabildo-, ¿Ayuntamiento?). Como canario, me siento orgulloso de que la Cueva Pintada se encuentre en Canarias. Pero tratándose de tantas administraciones, y desde hace tantos años, la verdad es que también me gustaría saber en qué se emplearon tantos presupuestos, quién maneja el listado de tantas inversiones multimillonarias. ¿Saben algo el Ayuntamiento, el Cabildo, Cultura, el ministerio?

Es normal que en vísperas de elecciones los méritos de la Cueva Pintada, de su recuperación, del recinto arqueológico, quieran ser monopolizados. Pero lo que me sorprende -con todos mis respetos- es que el Ayuntamiento de Gáldar permanezca en el silencio más absoluto, como si no le fuera nada con aquel espacio, recinto de nuestro ayer. Hace días reclamó -con apresuramientos- lo que el Museo Canario ha sabido conservar. Hoy, sabiamente, reduce sus pretensiones: se impuso la cordura. Pero sigue sin decir nada de La Guancha, La Furnia, Barrio Hospital, colecciones privadas...

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