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La Voz de Gran Canaria

Fenómenos inexplicables o la sanidad en Gran Canaria

Fenómenos inexplicables o la sanidad en Gran Canaria

TERESA CÁRDENES

En materia de gestión pública hay cosas previsibles y otras perfectamente incomprensibles. La destitución sin conflictos previos y sin explicaciones por parte de Sanidad de la directora gerente del hospital Doctor Negrín, Evelia Lemes, no sólo sorprendió ayer al grueso del personal y la escala de jefes intermedios de este centro sanitario, sino a observadores externos que, desde los órganos de control del Ejecutivo, no encuentran lógica alguna al relevo decidido por el equipo que dirige María del Mar Julios.

Sanidad se parapetó ayer en la argumentación de "motivos personales" para explicar una supuesta renuncia voluntaria de la doctora Lemes. Que ni es voluntaria ni guarda mucho menos relación con razones personales. En medios parlamentarios se extendieron ayer otras hipótesis como desencadenantes del sorprendente relevo.

En primer lugar, el hecho de que la destitución de Lemes se hiciera coincidir con el cese del responsable financiero del hospital, Pedro Justo, que, según estas mismas teorías, estaba desde hace meses en el punto de mira del responsable de Recursos Económicos de Sanidad, Alberto Pazos, aparentemente por una razón tan peregrina como su supuesta vinculación a Román Rodríguez y sus gentes de Nueva Canarias.

En segundo lugar, una también presunta falta de química entre la consejera Julios y la doctora Lemes. El resultado, sin embargo, no deja de sorprender. Todas las comparaciones son odiosas, y en este caso, además, surrealistas. Tiene Gran Canaria un complejo hospitalario, el Materno Insular, perpetuamente instalado en el conflicto: si no son las matronas, son los pediatras de urgencia, pasando por los amotinamientos de pacientes, que de todo se ha visto en los últimos tres años.

En contraste con esa imagen de desgobierno, el Negrín se ha dibujado ante la opinión pública como un hospital que funciona, sin aspavientos ni conflictos internos que pasen factura en términos de bienestar de sus pacientes. Con el añadido de ser el único de Canarias que ha sido capaz de reducir de manera efectiva sus listas de espera.

Pero Sanidad consiente lo primero y castiga lo segundo y encima oculta las causas, en un gesto necesariamente incomprensible para los administrados, que no entienden ni de químicas ni de politiquerías, y menos si se trata de salud.

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