Vegueta
LUIS LEÓN BARRETO
Una ciudad que no recupera sus señas de identidad, que no fija y enaltece sus cimientos, está condenada a peregrinar sin rumbo por el desarrollismo basado en el cemento que niega la personalidad histórica. En Tenerife han tenido la gran fortuna de conseguir la declaración de Patrimonio de la Humanidad para San Cristóbal de La Laguna, y desde entonces la vieja ciudad universitaria ha reverdecido sus calles y sus plazas, ha ganado en prestigio y en estética, se ha convertido en un icono para el resto del archipiélago.
Ahora la ciudad de Las Palmas intenta hacer lo propio con su barrio fundacional, y para ello el investigador Alfredo Herrera Piqué está dedicando sus mejores esfuerzos desde hace varios años, una labor que tardará todavía en ser plenamente reconocida pero que ya está en camino. Lo que ya es evidente es que Vegueta está renaciendo, aunque sólo sea debido a los establecimientos de ocio y esparcimiento nocturno ya existe otra atmósfera en esa zona noble de la ciudad que Alonso Quesada y otros cronistas definieron como un barrio levítico, sólo frecuentado en lejanos tiempos por magistrados y clérigos, ajeno a la bulla y al progreso de la Calle Mayor de Triana y de la zona portuaria. Vegueta ha sido un fósil del pasado, un reducto casi extraño dentro de la ciudad comercial y turística, pero ahora se está desperezando, y aunque ya se haya destruido una parte importante de su patrimonio arquitectónico todavía se está a tiempo de salvar bastantes cosas.
Además, la Biblioteca Insular ha promovido un primer recorrido festivo y popular con lectura de cuentos eróticos desde la Plaza de las Ranas a la ermita de San Antonio Abad, el patio del Colegio de Abogados y la trasera de la Catedral. No se pudo completar el itinerario previsto porque había unas setecientas personas siguiendo con toda la atención del mundo el divertido trabajo de los cuentacuentos, y debido a la magnitud de la audiencia no se pudo acceder a la Plaza del Espíritu Santo ni al patio de la Casa de Colón. Era noche de luna llena y eran los primeros aldabonazos del verano, datos que facilitaron este auténtico baño de multitudes.
En otras iniciativas similares -como fue la escenificación del Tenorio allá por noviembre- ya se había comprobado la idoneidad de Vegueta para este tipo de celebraciones festivas y lúdicas. Y es que hay un público latente, un público mayoritariamente joven y con muchas inquietudes culturales, que está deseando este tipo de eventos para salir a la calle. Por lo tanto, hay que multiplicar estas actividades en los próximos años, tanto el Cabildo como el Ayuntamiento habrán de insistir en recuperar las plazas, calles y mansiones de Vegueta para actividades tan animadas como esta experiencia.
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