Fecha de caducidad científica
ROBERTO MORENO-DIAZ
En 2006 caducan varias iniciativas y se celebran centenarios que tienen a la ciencia en su centro. Se celebran los 100 años del Premio Nobel de Santiago Ramón y Cajal; caduca el Primer Plan Canario de I+D+I cuyo periodo de vigencia parece haber sido de 2003 hasta este año. Digo "parece haber sido" porque no sé cuántos de los lectores preocupados por la marcha de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en nuestra región sabrán de su aparente evolución.
Hace dos meses, en unas jornadas sobre políticas de I+D europeas organizadas en Las Palmas de Gran Canaria por la representación parlamentaria socialista en el Parlamento Europeo, compartí mesa redonda con dos grandes y conocidos empresarios canarios, que me van a permitir que no cite por sus nombres, que admitieron no saber de la existencia del Plan de I+D+I ni a través de sus contactos con el Gobierno, a pesar de que entre los objetivos, expuestos en 2003, se pretendía que para este año 2006 el 45% del gasto dedicado a la innovación tecnológica en Canarias lo hiciera el sector empresarial.
No sé qué balance triunfal hará la Consejería de Educación, teórica responsable de buena parte de las políticas de investigación en Canarias. Cierto es que el actual titular heredó la criatura del anterior consejero, cuya decisión más peculiar respecto del Plan consistió en detraer de las partidas presupuestarias de investigación un millón de euros en diciembre de 2004 para tapar un agujero de mayúsculo interés social: la retransmisión de fútbol en directo por la Televisión Autonómica. Las prioridades son las prioridades, sin duda, y en el caso del Gobierno de Canarias quedan claras.
Lamentablemente parece que el I Plan Canario de I+D+I va a seguir el mismo camino que en su día trazó el Plan Canarias Digital: un espejismo tecnológico bellamente encuadernado cuyo documento de balance de resultados tendrá menos de un diez por ciento de las páginas del volumen inicial de objetivos propuestos. Aquellos que sigan con algo de interés, por razón profesional, las convocatorias de subvenciones para proyectos públicos de investigación, infraestructura de I+D, ayudas empresariales, formación de personal investigador etcétera, verán que nada ha cambiado desde el año 2000, prácticamente ni las cantidades destinadas a las iniciativas (que en un 75% provienen de la Unión Europea a través del Programa Social, Fondos FEDER e Interreg). Bueno, si, mencionan la existencia de un Plan, pero no la ejecución de líneas prioritarias del mismo.
La investigación en Canarias se sigue sosteniendo principalmente por la gestión del IAC y de las Universidades, que aprovechan y exprimen cada euro que reciben, y por la labor responsable y callada de sus grupos científicos, desde luego no por la existencia de una planificación plurianual de objetivos y gasto científico (del que carece el I Plan de I+D a diferencia del Plan Canarias Digital, cuya propuesta financiera de tan abultada era increíble, como irrealizable acabó efectivamente siendo). Las empresas que se aventuran a hacer sus pinitos investigadores se sienten olvidadas y muchas acaban tirando la toalla. Se han echado en falta nuevas y agresivas acciones sectoriales dedicadas a las ciencias oceanográficas y medioambientales, a las tecnologías de la información y las comunicaciones, a las investigaciones sociales, a las ciencias del espacio, sabiendo que todo ello es compatible con la promoción general del conocimiento. Y, sobre todo, una política decidida de diseminación de resultados.
La ciencia que se hace en Canarias tiene su hueco en el espacio nacional y europeo y los ciudadanos deben saber no sólo en qué se gasta su dinero sino que ese gasto está siendo bien utilizado, es práctico y efectivo, pues no hay euro público al que mejor rendimiento se saque a medio plazo que el que se invierte en investigación.
Así, llegamos a la fecha de caducidad del Plan de I+D+I que ha tenido que ser consumido preferentemente antes de 2006, y de todas las áreas que se prometió impulsar en 2003 la única que ha merecido titulares de primera página en la prensa, por la acción del Gobierno Canario, ha sido la energía eólica. Y esto por motivos muy alejados de la buena práctica científico-tecnológica.
El II Plan de I+D+I, cuyo texto esperamos ver en la segunda mitad de este año, debe corregir las muchas deficiencias del primero, proponer objetivos que sean humildes (que no pobres), concretos y realistas para que así puedan ser realizables y sobre todo tener en cuenta que la investigación no se hace sola, la hacen personas muy preparadas que tienen que sentirse motivadas, reconocidas y apoyadas por los poderes públicos competentes. Ah, y por favor, una ficha financiera plurianual.
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