Un domingo de paseo entre almendros
Hace semanas que la Cumbre de Gran Canaria se ha teñido de los tonos blancos y rosáceos de la flor del almendrero. El paisaje roza el embeleso en lugares como la cuenca de Tejeda y en Valsequillo. Son espectáculos naturales ya tradicionales en el febrero insular, que es cuando florece este árbol, pero que este año se han visto aderezados por el frescor y el rumor del agua que corre por los barrancos como producto del que está siendo uno de los inviernos más lluviosos de cuantos se recuerdan. Hasta el viento ha respetado las flores de los almendreros y la naturaleza ha dejado que esta histórica especie, tan enraizada en las costumbres culturales y gastronómicas de Canarias, regale otros colores a las tierras cumbreras.
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Oportunidades como las que este año brinda el paisaje del centro de la Isla no deben dejarse escapar y por eso este periódico ha querido aprovechar que Tejeda celebra hoy el día grande de sus fiestas del almendro en flor para lanzar varias propuestas, a pie y en coche, sobre cómo disfrutar de estos rincones y para, de paso, conocer un poco más el complejo mundo que históricamente tejieron los isleños en torno a este árbol, el mismo al que ya le cantara el poeta canario Nicolás Estébanez, a cuya sombra, «dulce y fresca», dijo hallar su propia patria.
Para hacer la ruta a pie, el ecologista y autor del exitoso libro de senderos Descubriendo Gran Canaria, Álvaro Monzón Santana, sugiere una bonita caminata de distancia media, unos 9 kilómetros, y apta para todos los públicos, desde Ayacata al centro urbano de Tejeda. El paseo discurre por caminos regados de almendreros y discurre por La Goleta, La Culata, La Vista de La Mesa y Timagada. Un recorrido que puede hacerse en tres horas y media y que, si se empieza desde primera hora de la mañana, deja como premio la posibilidad de patearse los puestos que durante todo el día riegan la calle principal de Tejeda, la de Doctor Domingo Hernández Guerra, y ofrecen degustaciones de frangollo, tortillas de carnaval, papas arrugadas, pan de leña o de papas o mazapanes de almendras.
Si el tiempo no acompaña para una caminata al aire libre, siempre quedará la opción de acudir en coche. Las intrincadas y laberínticas carreteras cumbreras dibujan un amplio abanico de posibilidades, pero la más completa es la que sube por Telde y pasa por Valsequillo, que es el otro gran foco insular de almendreros. De ahí se sigue para Tenteniguada, se enlaza con San Mateo y se acaba en Tejeda.
En todo caso, se aconseja salir cuanto más temprano mejor. Estas fiestas atraen a miles de personas y a media mañana el pequeño casco del municipio se colapsa. Hay momentos en que parece Triana en horas punta y los sitios para poder aparcar tampoco abundan mucho. Si llega bien, la fiesta le invitará a quedarse. Además de los puestos de comida y artesanía, habrá exhibiciones de juegos autóctonos y actuaciones de grupos folclóricos.
Merece la pena darse el paseo y descubrir lo que ha supuesto la almendra para Gran Canaria, un fruto que alimentó a muchos en épocas de hambre y del que se sigue sacando partido hasta incluso para justificar una gran fiesta como la que hoy celebra Tejeda.
Desde Tunte por Barranco del Negro y Ayacata
No es la ruta en coche más socorrida para acabar en Tejeda, pero puede ser especialmente bonita por las escorrentías que podrán verse todavía en algunas de las pendientes que salpican la ruta. Hay que subir desde Playa del Inglés por Fataga, seguir hacia Tunte, contemplar, si hay suerte, el agua que aún puede caer por el acantilado del barranco del Negro y enfilar el camino hasta Ayacata. Ya desde que se deja atrás el casco antiguo de San Bartolomé de Tirajana el paisaje empieza a verse salpicado de almendreros, pero en cuanto se divisa Ayacata el blanco y el rosa de la flor de este histórico árbol, que es de la misma familia que el manzano, el peral o el níspero, hilan una alfombra de colores tenues que amortiguan la rigidez de las abruptas paredes rocosas a cuya sombra descansa este pequeño pago tirajanero. Tras tomar un café o una tapa en el bar de Carmelo, se coge dirección Tejeda y se puede parar en el cruce de Cuevas del Rey para comprar todo tipo de quesos de la zona. La ruta termina en el meollo de la fiesta.
Por Valsequillo o Tafira, siempre en bar Perera
Mucho más utilizadas son las rutas que llevan hasta Tejeda subiendo por Valsequillo o por Tafira. La primera es más completa porque atraviesa otro de los rincones más emblemáticos del almendrero en la Isla. No en vano, Valsequillo celebró sus fiestas sobre este árbol el fin de semana pasado. Desde la GC-1 se sube por Telde hacia Valsequillo, se sigue por Las Vegas hasta Tenteniguada por una carretera jalonada de almendreros en flor a ambos lados y desde aquí se coge dirección a San Mateo. En este punto la ruta confluye con otra que parte directamente desde la capital de la Isla a través de Tafira y Santa Brígida. Ambas obligan a atravesar Las Lagunetas, donde prácticamente desde su fundación, hace 32 años, es parada casi obligada el bar Perera, en una pronunciada curva. Es un restaurante familiar, hoy gestionado por Juan Jesús Perera, que durante años fue usado por las guaguas de Utinsa para hacer una parada en el trayecto a Tejeda. Es ideal para un café o para probar su afamada carne de cochino en adobo. Mucha comida casera, desde garbanzadas a potajes.
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