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La Voz de Gran Canaria

El Jardín Botánico Canario "Viera y Clavijo" promueve la recuperación del saber popular sobre plantas endémicas y autóctonas

El Jardín Botánico Canario "Viera y Clavijo" promueve la recuperación del saber popular sobre plantas endémicas y autóctonas

Rescatar los usos y conocimientos que sobre la flora endémica y autóctona tienen nuestros mayores y guardarlos en una base de datos para que no se pierdan y poder divulgarlos a las generaciones futuras a través de proyectos educativos constituye el objetivo del proyecto etnobotánico -etnográfico y botánico- Los Sabios de la Tierra, en el que comenzó a trabajar hace algo más de un año el Jardín Botánico Canario Viera y que finalizará en octubre próximo.
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La filosofía del proyecto guarda relación directa con el pensamiento del escritor maliano Hampâté Bâ, que fue embajador en Naciones Unidas (ONU) de 1962 a 1970. "En África, cuando un anciano muere, toda una biblioteca desaparece", comentó hace más de 35 años en uno de sus discurso ante el organismo. Desde entonces la conservación en todo el mundo del patrimonio intangible transmitido a través de la palabra no escrita ha sido una de las máximas preocupaciones de la Unesco (ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura), porque no sólo África pierde sus bibliotecas.

La afirmación de Hampâté Bâ puede extenderse hoy prácticamente a cualquier pueblo del mundo y sobre todo a la homogeneizada y avanzada sociedad occidental que ya no precisa del saber popular para sobrevivir con los elementos que proporciona el entorno natural. Así pues, afecta a Canarias.

En los últimos cincuenta años, el Archipiélago ha visto desaparecer sin solución oficios tradicionales y conocimientos asociados a ellos que pasaban de generación en generación por transmisión oral. Uno de ellos es el oficio de yerbero, el sabio del pueblo conocedor de las plantas, sus propiedades y aplicaciones. El sociólogo y técnico del Jardín Canario Eugenio Reyes advirtió esa pérdida de saber popular en torno a los usos tradicionales de las plantas endémicas y autóctonas isleñas y elaboró Los sabios de la Tierra como fórmula para frenarla.

Trabajó durante un año en construir una metodología de trabajo válida y extrapolable a cualquier lugar para la construcción de un Banco de Saberes en torno a los vegetales autóctonos. La iniciativa, que cuenta con financiación europea del programa Interreg III B, está también integrada en la Red de Bancos de Biodiversidad de la Flora Macaronésica, denominada Biomabanc, y su objetivo es proveer a los archipiélagos de Canarias, Madeira,Azores y Cabo Verde de una estrategia de conservación medioambiental y cultural a la vez. Busca, en definitiva, rescatar usos y conocimientos de flora para divulgarlos mediante programas educativos, dirigidos a la sociedad en general y a los menores, en particular, como potenciales transmisores de un conocimiento que se estaba perdiendo por los cambios en los hábitos de vida.

Los escolares son junto con las personas mayores los actores principales en este método de conservación medioambiental y de recuperación del saber popular sobre las plantas endémicas y autóctonas de las Islas, algunas de ellas en peligro de extinción. Reyes explica que el desconocimiento constituye precisamente una amenaza para su conservación, pues "difícilmente se pone interés en conservar aquello que no se conoce".
Lleva más de quince años desarrollando actividades didácticas con los escolares de las Islas que visitan el Jardín y en Los sabios de la Tierra ha volcado esa experiencia. Cuenta para el desarrollo del proyecto con la colaboración de Elena León, psicopedagoga que ha completado todo el planteamiento educativo derivado de la iniciativa.

Una de las labores principales de los dos técnicos está siendo localizar sabios que puedan transmitir sus conocimientos acerca de las plantas. Nada más comenzar esta tarea se encontraron con la dificultad de que el oficio de yerbero ha desaparecido y es necesario identificar a otros sabios entre los habitantes de Gran Canaria. Así pues, se han dedicado a buscar el saber allí donde hay muchos mayores concentrados y en el campo, construyendo una red de informadores.

Los centros de mayores se han convertido en una de sus fuentes de sabios, sobre todo de amas de casa de edad que atesoran conocimientos acerca de las plantas que ni ellas mismas saben que guardan. La otra fuente que nutre su red de informadores son los pastores, profundos conocedores del entorno y de las propiedades de las plantas y de sus diversos usos: en la ganadería, en la alimentación humana, medicinales e incluso artesanales e industriales.

Dentro de la red de informadores han dado forma también a la figura del padrino, la persona que les presenta a un sabio y que les ayuda a romper el hielo a la hora de requerir su colaboración para responder a la entrevista que permitirá guardar su conocimiento. Entre los padrinos figuran algunos sabios, como Jacinto Ortega, pastor de la zona de Amurga que les ha presentado a sabios tanto de la zona sur como del norte de la Isla, los ámbitos donde ha desarrollado su labor de pastor a lo largo de su vida.

Jesusito Falcón, de la zona de Tifaracá, es otro de esos sabios, un artesano experto en la elaboración de badajos para los cencerros del ganado. En sus badajos, muy apreciados por los pastores, emplea siempre madera de árboles y arbustos canarios y asegura en su entrevista que la madera del pino canario es la mejor para esta aplicación.

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