Gran Canaria pierde el tren
NARDY BARRIOS
En una isla, el transporte terrestre como medio de comunicación e instrumento de cohesión, igualdad y accesibilidad es esencial. En los territorios continentales es más fácil disponer de buenas redes de comunicación. No así en un Archipiélago como el nuestro, donde los problemas de orografía y la inaccesibilidad que conlleva provocan unos gastos adicionales que lo encarecen notablemente.
Un buen transporte público es un medio de comunicación, no un parque temático; es imprescindible para la vida diaria de cualquier ciudadano, en la medida en que le facilita su acceso a la ciudad donde desarrolla su vida estudiantil o profesional, de relaciones personales y de ocio. En una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria, la más poblada e importante del archipiélago canario, un buen servicio de transporte público se convierte en algo fundamental. A ello hay que añadir su peculiar estructura urbana, organizada en cientos de barrios cuyos habitantes necesitan un sistema de comunicación que les dé acceso directo y personal a las diversas zonas de la ciudad, a las que se desplazan fundamentalmente por motivos laborales.
Pese a la necesidad que hay de ella, en Canarias no existe una auténtica política regional de transporte equilibrada y eficaz. El lema 7 islas, 7 mundos, que está empleando el Gobierno autonómico en su campaña institucional de Navidad, es contradictorio con lo que posteriormente hace y acuerda con el Ejecutivo nacional, en Madrid. Para el equipo de Adán Martín hay un primer mundo, Tenerife, y un tercer mundo, el resto de las islas.
Como sabemos, a los cuantiosos 10 millones de euros que Santa Cruz acaba de recibir -vía Presupuestos Generales del Estado- para su tranvía particular, hay que añadir otra partida de 9 millones, de los Presupuestos regionales. Y mientras, Gran Canaria sigue sin voz en el tema, ni aquí, ni en el Parlamento regional, ni en Madrid. Sólo a Blas Trujillo se le ha escuchado una crítica. Pero nuestro partido, Compromiso por Gran Canaria, no se puede callar, porque es de justicia denunciar este desequilibrio. Hace más de un año presentamos una moción al Pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria instando al Gobierno de Canarias a aprobar una subvención de 58 millones de euros para mejorar el transporte terrestre. Ahora reiteramos que el mismo dinero que va a Tenerife para el tranvía tiene que venir a Gran Canaria para las guaguas, porque mientras Santa Cruz recibe 19 millones para su tranvía, Guaguas Municipales y Global eliminan líneas por el déficit económico que sufren.
El consejero de Infraestructuras del Gobierno de Canarias, Antonio Castro Cordobez, intenta suavizar la polémica diciendo que si otra isla decide la implantación de un tranvía tendrá unas ayudas similares a las que ha recibido Tenerife. Pues bien, que Tenerife tenga su tranvía, su tren y hasta su helicóptero si es lo que necesitan. Pero el Gobierno canario, con sus negociaciones en Madrid, no puede obligarnos a tener un tranvía si Gran Canaria decide que ésa no es la solución a sus problemas de transporte público. La solución para Las Palmas de Gran Canaria es un carril-bus que una La Laja con La Isleta y que sea la columna vertebral de conexiones paralelas y radiales, que formen una red entre todos los barrios de la capital.
En conclusión, si somos una tierra única, siete islas y siete mundos, en Las Palmas de Gran Canaria no necesitamos un tranvía. Lo que queremos es el dinero necesario para mejorar el transporte público, que en nuestra ciudad y en nuestra isla, es la guagua. Gran Canaria ha perdido el tren, esperemos que no pierda la guagua.
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