"Hay que empezar a exigir a los políticos de Gran Canaria y dejar de mirar a ATI"
Admite que, como mujer, ha sido "puntera" en el mundo de la política de Canarias. Hoy por hoy, y desde hace casi cuatro años, Nardy Barrios trabaja por, para y con Las Palmas de Gran Canaria. Enamorada de su ciudad, se ha propuesto hacer "verdadero punto de cruz", o lo que es lo mismo reactivar la capital grancanaria y reconvertirla en la gran ciudad que sus habitantes merecen tener. Un objetivo que fundamenta en la proximidad y el diálogo con los ciudadanos.
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¿Es consciente Nardy Barrios de que su partido puede ser la llave que abra o cierre la puerta de la Alcaldía al PP o al Partido Socialista?
Nosotros a un año y medio de las elecciones, para lo único que nos sirven las encuestas es para seguir trabajando y conseguir los 15 concejales. Pero, si somos la llave, lo primero que vamos a hacer es conocer qué proyecto tiene para la ciudad socialistas y PP. Creemos que ya es hora de empezar a hablar más de los problemas de nuestra gente y de un proyecto de ciudad y menos hablar de nombres de políticos. Analizaremos qué proyecto de ciudad coincide con el nuestro, eso en primer lugar. Y, te adelanto que, desde luego, coincidirá con el que gestione mejor y más eficazmente los dineros.
¿Es nacionalista su partido, Compromiso por Gran Canaria?
Somos más que nacionalistas: somos canaristas. Reivin-dicamos las singularidades y las peculiaridades de los canarios, pero no para ser superiores a otros -como intentan los vascos, catalanes y a veces también los gallegos-, sino porque verdaderamente somos diferentes. Y como diferentes se nos tiene que tratar: nuestra lejanía, nuestra insularidad, y especialmente nuestras características propias creo que merecen un tratamiento diferenciado que nunca se ha conseguido obtener desde Madrid.
Y en Europa, ¿tiene Canarias ese tratamiento que dice usted que merecemos?
A mi me gustaría que los políticos, además de trabajar esto entre comillas porque aquí hay mucho gandul- examinando los fondos que se fijan para Canarias, se preocuparan también porque esos fondos se gestionen adecuadamente. Creo que esta es la gran asignatura pendiente que tiene Canarias, porque si contabilizamos el dinero que ha recibido el Archipiélago desde que nos incorporamos a la UE, nos quedaríamos impresionados. Sería bueno saber dónde ha ido ese dinero. Estoy convencida de que mucho de ese dinero no ha llegado a los colectivos y a las personas a quien iba dirigido, sino que ha quedado en la burocracia política, en el pasteleo político.
Y hablando de dinero, su nuevo objetivo es lograr una Ley de Capitalidad. Una vez que el Parlamento admita su Iniciativa Legislativa Popular, tendrá tres meses para conseguir 15.000 firmas, ¿cómo se las ingeniará para obtener este apoyo?
El lema de la campaña es Las Palmas de Gran Canaria merece más y estamos convencidos de que la gente piensa lo mismo que nosotros. Esta iniciativa no está hecha contra nadie, sino a favor de la ciudad. Más teniendo un Gobierno de Canarias que potencia y propicia el desequilibrio institucional y la descapitalización de Las Palmas de Gran Canaria. Con esta iniciativa nos planteamos actuar en positivo, sin dejar de ser críticos con aquél que pretenda desmantelar esta ciudad.
¿En qué se basa el acuerdo de CGC con Nueva Canarias?
En principio y sin pensar en las elecciones todavía, nos hemos puesto de acuerdo para trabajar por la ciudad. Que-remos hacer de Las Palmas de Gran Canaria una ciudad única, que todos podamos disfrutar de ella y vivir en ella. Si nuestros políticos se pusiesen a trabajar por la ciudadanía, otro gallo nos cantaría. Es cierto que la mayoría no lo hace, pero no es nuestro caso. Conocemos perfectamente a esta ciudad y a su gente como para acabar con la tristeza y el desánimo. Decían los conspiradores de Julio César: La culpa de lo que nos ocurre no está en las estrellas, sino en nosotros mismos que lo toleramos. Menos mirar para Tenerife y para ATI y más mirar para nosotros. ATI ha hecho lo que ha hecho porque ha tenido la ayuda y la complicidad de los políticos grancanarios. Por tanto, a exigirle a los políticos de Gran Canaria y nosotros a sumar y a multiplicar.
Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad "triste"
Tras casi una hora y media de conversación, a una le da la sensación de que la presidenta de CGC está hablando de una ciudad a la que le sobra tristeza. Una sensación que corrobora la propia Nardy Barrios, quien achaca esta falta de entusiasmo al hecho de que "los actuales dirigentes no quieren a esta ciudad, sobre todo porque ya ni siquiera respetan al ciudadano". El Ayuntamiento -prosigue- sólo se preocupa por obtener dinero. Nosotros, entendiendo, que un Ayuntamiento precisa de una buena financiación, también apostamos por regenerar la comunicación entre el político y el vecino".
Una labor ésta que, en primer lugar, pasa por hacer un diagnóstico de la ciudad. "Si preguntases a cualquier político de cualquier institución qué número de mayores necesita residencia en esta ciudad, cuántos niños con unos padres sin ingresos suficientes necesitan guardería, cuántas mujeres con un determinado perfil y unas determinadas habilidades necesitan un trabajo, nadie te lo sabría decir, porque tampoco nadie se ha preocupado por ello".
"No soy una ovejita lucera"
Nardy está más que guapa, radiante, y lo sabe. "Es que estoy feliz, y eso se nota", aclara. Quizás uno de sus secretos de belleza sean los paseos a la orilla de Las Canteras. "Estoy convencida de que Las Canteras debería ser recetada por los médicos cuando una persona está cansada, agotada o quiere poner en orden sus pensamientos y sentimientos". Y debe ser que Nardy Barrios ha tomado mucha de esta medicina, porque ahora más que nunca tiene las ideas en su sitio.
Disfruta de la vida y, por ende, de la política. Mira hacia delante, apostando por un trabajo basado en el diálogo y el consenso. Eso sí, sin dejar de ser clara y decir lo que piensa. "Sin dobleces", dice, "porque es la única fórmula que tenemos para mejorar". Probablemente por eso recuerda, casi con orgullo, el hecho de que en el Partido Popular dijesen de ella que "no era controlable". Y, sin duda, sigue sin serlo. Convencida de que "lo peor que se le puede decir a un político es que es controlable", se muestra tajante a la hora de sentenciar que Nardy Barrios no es "una ovejita lucera".
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