Cacería de Año Nuevo
FRANCISCO J. CHAVANEL
Adán Martín lleva dos meses pensándose cómo y cuándo cesa a su consejero de Economía y Hacienda. Desde el Gobierno, conscientes de las dificultades que entraña la decisión, se espera ese momento en el que los daños que realice Mauricio a la organización nacionalista sean los menores posibles. En estos últimos días, en los que el consejero ha vuelto a enarbolar él solito la bandera de la insurrección en un Ejecutivo monocolor, Martín es la virgen de Lourdes al que acuden empresarios, lobbys mediáticos, ex amigos del propio Mauricio, al que le piden que le corte la cabeza ya, que como no lo haga ahora cuando quiera defenestrarlo igual entonces no puede.
El asunto del gas, en el cual el consejero dejó en evidencia al presidente otorgándole al Clan de la Avaricia tinerfeño el control de Gascan, fue la gota que colmó el vaso. El que además ubicara en él por la parte grancanaria a Editorial Prensa Canaria y desechara a Inforcasa (Canarias7), cuyo presidente del consejo de administración estuvo en la operación desde el mismo inicio, y al que Martín considera amigo personal, le ha costado un desgaste público innecesario y, posiblemente, su escasa credibilidad actual con el núcleo empresarial a los que les multiplicó sus ganancias.
Esta vida carece de grandeza, y a Mauricio, padrino de negocios extraordinarios, captor como nadie de incentivos regionales que iban a parar a los bolsillos de los poderosos, comienzan a despedirle del escenario sin que siquiera suene la orquesta. Ahora se arrepentirá de haber roto la pinza con Soria, de haber apostado por los socialistas que no se mojan el antifonario por nadie, de no haber calculado bien sus pactos con Paulino Rivero, de no percatarse de que su ejército dejó de existir cuando le entregó la cabeza de Román Rodríguez a ATI , que en ese instante era un líder espectral, puro espejismo virtual, y que toda su tropa era del PP, la que le prestaba Soria por abrirle los caminos del poder, y que cuando Adán mandó al césar conservador a las chacaritas por sus desmadres en el Istmo también lo estaba condenando a él a navegar en la soledad: dos al precio de uno.
Hay una conspiración contra él, y la conoce. Le recordarán que fue un traidor y no habrá piedad para el dinamitero de Ican. Por más que recurra al pleitismo, que denuncie privilegios de Tenerife en el decreto de comercio, por mucho que, a la desesperada, pretenda ganarse las simpatías de la Gran Canaria huérfana de poder, me temo que en estos momentos más largo es el brazo de Adán y más profundo su fondo de reptiles. Defender un decreto para El Corte Inglés de Meloneras, conociéndose sus contactos con Isidoro Álvarez, su participación en la moción de censura contra José Juan Santana, no sirve precisamente para ganarse un aval de incondicionalidad.
Es cuestión de tiempo y en cualquier caso Mauricio acabará cargándose Coalición Canaria. No se espera menos de él. Mientras ATI especula si hoy o mañana; mientras se trabaja una vez más a Antonio Castro Cordobez para que no escuche a la sirena mauriciana que le sugiere una guerra sin cuartel en pos de lograr su candidatura a la Presidencia; mientras aparta a Isaac Godoy, María del Mar Julios, y Manuel Lobo, de las manzanas podridas (Fernando González, Ayala, León, y clan de Arucas); y mientras negocia con Asamblea Majorera que se mantenga en la estructura cuando todo haga crac; el consejero de Economía y Hacienda goza con provocar el desconcierto en un gobierno en minoría, al que le acechan dos lobos, PP y PSOE, sin capacidad real para ejecutar dividido como está y sin apoyos externos fiables.
ATI lo puede cesar cuando quiera. Y muchos de allá y de acá se felicitarán. Pero Mauricio tiene una bomba que hará estallar dentro de CC tanto si le conceden estar tocándole las narices a Adán de aquí a final de legislatura -cosa improbable pues supondrá el desgaste definitivo del que quiere repetir como presidente-, como si lo despiden.
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