Los pájaros contra las escopetas
FRANCISCO J. CHAVANEL
El dinero es como el trasero: te saca de onda presumirlo y te saca de quicio que te lo presuman. A la gente le gusta enseñar su dinero, pero no que los otros le embarren el suyo. Es una regla que casi nunca se rompe. Aquí tampoco. De último la rama Hedilla del PP que controla Soria, en su conocida obsesión por cerrarnos Canarias Ahora, argumenta como una brujita friolenta con aires de tarada que entre los nuestros hay periodistas ruinosos. Y tanto lo repiten que uno cree que estos tipos están plenamente convencidos de que antes o después conseguirán su objetivo, y como está muy mal visto eso de que el poder político clausure medios de comunicación andan poniendo la venda por si acaso.
Ese convencimiento debe resultar de la enorme cantidad de llamadas, recomendaciones, advertencias de diversa calaña que los citados habrán efectuado a un buen número de empresarios, y del éxito obtenido. Y como no están en esto solos, pues les acompaña con vehemencia y con la mala saña que le caracteriza el patrón de Canarias7, Juan Francisco García González, y en otros periodos el consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio, será que dan la batalla por ganada, y que esta empresa, según ellos, tiene los días muy contados. ¿A quién imputarle la responsabilidad? A nosotros mismos, por supuesto. Grupo con empuje, pero con muy limitados conocimientos económicos para sacar adelante una tarea gigante de este tipo.
Para mí que yerran de entierro. Puede que le estén rezando al muerto equivocado, y puede incluso que a la hora de averiguar quiénes son los Modigliani y Buchanan de nuestra economía insular los maestros no estén para dar clases precisamente.
El gestor Soria, por ejemplo, dejó el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria al borde de la quiebra, y todavía tenemos por ahí a la pobrecita alcaldesa Luzardo vendiendo terrenos, descapitalizándose, para hallar una mínima liquidez que le permita invertir en obras señeras y remontar en las encuestas. Ese mismo gestor, admirador de Greenspan, del ultraliberalismo económico practicado por Bush, privatizador nato de los recursos públicos, fue el que compró La Favorita por el triple del valor que dos años antes ofrecía por la ciudad su colaborador Jorge Rodríguez, entonces convertido en intermediario de ocasión. Y también ese gestor fue uno de los dos principales mentores del superejecutivo José Manuel Arnáiz, el cual dejó el Puerto con 110 millones de euros de deuda, el 80% por seguir a rajatabla las políticas marcadas por Soria, ayudándole a comprar por 24 millones un terreno inútil en Arinaga, y apoyándole en el recorte del dique Reina Sofía, acción ilegal y que ha costado a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria la pérdida de 50 millones de euros procedentes de la Unión Europea.
El otro extraordinario gestor, Juan Francisco García González, todavía no ha explicado a la opinión pública cómo siendo director general de La Caja de Canarias, cerró en el invierno de 1999 un acuerdo con Eustasio López para consolidar Lopesan Turistik comprándole el 20% de las acciones a cambio de casi nada. Don Eustasio cobró (gracias a la intervención de Mauricio, por supuesto) 17.500 millones de las antiguas pesetas, y hoy, seis años después, La Caja no ha recibido un solo euro salvo los palos que periódicamente recibe por parte de los inspectores del Banco de España (conminándole a que venda y que se quite de en medio), realmente asombraditos con la calidad de la operación. Así ya se pueden construir macrohoteles, fundar un touroperador propio, y colocar un casino donde ya existía otro. Seguramente los que presentaron la querella a García le dispararon a la pierna que no era.
Y en cuanto a Canarias7, rotativo que en muchos momentos simbolizó la libertad de prensa en Gran Canaria frente al monopolio que ejercía Moll de Miguel, ¿hubiera sido posible tal milagro de supervivencia sin el arrope, la cobertura durante 17 años, de La Caja de Canarias que el Ronaldinho de las finanzas, García, dirigía a su antojo?
Será la resaca de la bajadita. Las mayorías absolutas que no salen, una sociedad que espera un ajuste de cuentas, las ventas que bajan hasta el punto de perder un 20% de ellas en seis años. Serán los nervios, será que la suerte no se deja sobornar por ellos, seremos nosotros por publicar lo que pocos se atreven, seré yo por no andar por donde iba
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