Soria bloquea a Gran Canaria

JOSÉ A. ALEMÁN

Ya está uno tan hartito de Soria que ni ganas dan de ocuparse de él. Ya todos sabemos quién y cómo es y no parece necesario, la verdad, insistir. Pero hay que hacerlo porque ha acabado por bloquear políticamente a Gran Canaria.

Su ausencia durante la visita de Zapatero benefició al presidente español al vérselas con dos personas educadas como Juan José Cardona y José Jiménez. Que Soria estuviera pescando salmones con el empresario noruego Björn Lyng, con fuertes intereses en la isla sobre los que el Cabildo tendrá algo que decir, se califica por sí solo. Por menos, en otros países han dimitido no pocos gobernantes. Pero eso, ya digo, es en otros países porque aquí la norma son las vacaciones y los fines de semana gratis total de los políticos con capacidad de decisión. La mera noticia lleva implícito el comentario y no insistiré: los lectores fueron ayer muy explícitos, incluidos aquellos a los que les parece bien este tipo de conductas por lo que no hay necesidad de volver sobre lo que está a la vista.

Lo importante, repito, es que la ineptitud de Soria ha bloqueado políticamente la isla. Las disensiones con varios alcaldes son bien conocidas. Lo mismo que sus más y sus menos con diversos colectivos por su política de recortes sociales hija de una falta de sensibilidad clamorosa. Dejó mal de fondos al Ayuntamiento de Las Palmas y contribuyó a empeorar su situación financiera cuando el reparto de los fondos del REF, lo que la alcaldesa Luzardo ha soportado porque el partido es lo primero y lo segundo; lo tercero, la ciudad. No entro en las horteradas sorianas ya que pertenecen al ámbito de lo estético y la mona no deja de serlo aunque se vista de seda y no tiene la culpa.

Durante su etapa de socio de CC, Soria aceptó las tropelías áticas, bien con su silencio, bien impidiendo cualquier reacción corporativa en el Cabildo y en el Ayuntamiento de Las Palmas. La reprobación municipal de la viceconsejera de Cultura, impedida primero y aceptada después de la salida del PP del Gobierno indica un coyunturalismo partidista de aquí te espero. Su expulsión hizo que el Ejecutivo pasara de ser una maravilla a convertirse en el desastre que siempre había sido. Comenzó entonces a poner a parir a Adán Martín; globalmente, sin entrar en el meollo de las cosas, pero con la suficiente acritud para quedarse sin margen de buena voluntad con que gestionar algo. Si ATI no daba mucho margen cuando eran amiguísimos, ya me contarán ahora desde la distancia.

Soria, pues, ha limitado torpemente su capacidad de gestión dentro de la isla y en el ámbito del Archipiélago. Está solo en el Parlamento y no me sorprendería que haya diputados regionales del PP hasta los mismísimos. Su balance es muy malo.

Y qué decir de las relaciones con el Gobierno central. Sigue con la historia de los sablazos de Zapatero que, según él, no para de pisotear sañudamente a Gran Canaria. La visita del presidente español era una oportunidad de ver si es posible que deje de odiarnos tantísimo, de concertar un encuentro posterior con que abrirse las puertas de los ministerios.

Pero ocurre, queridísimos míos, que para obrar así hubiera sido preciso que Soria diferenciara su condición de presidente del Cabildo de Gran Canaria de la de presidente regional del PP. Es decir, preocuparse más de los intereses grancanarios que de la estrategia del PP de oposición total al PSOE venga o no a cuento. Pero no se atrevió a dar la cara. Además, no iba a desperdiciar la invitación de Björn Lyng para cumplir con su deber de presidente del Cabildo.

Hay quienes nos reprochan que tengamos a Soria en el punto de mira. Dicen que rectifiquemos y digo yo si no sería mejor para todos que rectifique él. O sea, que admita el bloqueo a que ha llevado a la isla y el daño que nos está haciendo y se aparte para dejar paso al siguiente de la lista de su partido. Así no se puede gobernar y un político responsable obraría en consecuencia para que la isla pueda salir del hoyo. Que no es el caso.
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