Entrevista a Carmen Kraus: "Necesitamos dos autonomías"
La publicación de tres álbumes con grabaciones inéditas de su hermano alfredo es uno de los acontecimientos discográficos del año. Carmen Kraus, con la franqueza y clarividencia que le caracteriza, nos desvela el origen del proyecto y repasa la actualidad musical y política.
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- El crítico musical y profesor de canto Arturo Reverter considera que los tres volúmenes de grabaciones de mediados de la década de los setenta de Alfredo Kraus, que edita ahora el sello discográfico Boacor Clásica, ofrecen al público interpretaciones recogidas en el momento de mayor esplendor de la carrera de su hermano. ¿Comparte esta opinión?
- No del todo. Creo que su época de mayor esplendor fue un poco posterior. Fue a más con el paso de los años.
- Quienes escuchen estos tres volúmenes, ¿con qué se van a encontrar?
- Se van a encontrar con algo excepcional. Canta varias romanzas de ópera que nunca cantó en público. Hay óperas que incluso nunca llegó a interpretar. A su vez se incluyen momentos de su repertorio habitual, que se combinan con otros que sí lo son. También se incluyen óperas que eran de su repertorio, pero que cantaba poco. Hay que tener en cuenta que lo que no sentía del todo, lo que no acababa de gustarle, apenas lo cantaba.
- ¿Cuál es el origen del proyecto?
- Es un proyecto que viene de lejos. Hace muchos años un director italiano lo sacó, pero se quedó allí en Italia, salvo algún que otro pirateo. Ahora, por fin, hemos conseguido llevarlo a cabo. Es muy complicado conseguir que muchas de las grabaciones de aquellos años se puedan reproducir con unos criterios de calidad propios del mercado. Muchas se encuentran dañadas. Alfredo siempre decía que prefería las grabaciones piratas a las que se realizaban en estudio, porque procedían del teatro. Decía que eran la verdad, lo que decía realmente el artista. En el estudio nunca se está tan centrado como en un escenario, que es el todo. La suma de la voz, el público y la orquesta. Las mejores versiones son las grabadas en el teatro. Lo que cantaba lo decía. Al escucharlo se palpaba lo que sentía al cantar. Él era muy medido, como lo era para todo. Muy equilibrado.
- Tanto dentro como fuera del escenario.
- Sí. Nunca perdía la compostura. Era muy equilibrado de naturaleza, desde niño, aunque también se cogía sus pataletas (sonríe).
- ¿Qué puede aprender un joven cantante al escuchar estas grabaciones de Alfredo Kraus?
- Mucho. Son como clases de canto magistrales. Eso no quiere decir, y él compartía esta opinión, que el estudiante deba copiar exactamente lo que escucha. Cada voz es un mundo. El cantante debe saber cuáles son sus límites. Debe tener muy claro qué repertorio le conviene y cuál debe evitar. Con los maestros sucede lo mismo. Alfredo decía que para cantar, además, hace falta tener voz. Primero, cerebro. Y esto es muy difícil, sobre todo ahora. Los jóvenes quieren cantar muy rápido en grandes teatros. Así después se van para abajo. En todos los teatros grandes he oído auténticas porquerías vocales. Antes se cantaba mucho en teatros de provincia. Eso sí, había que tener cuidado para no pasarse, ya que te podías encontrar con buenos directores de música y otros muy malos. El director escénico no tenía el poder que tienen ahora. Son los que mandan. Soy contrario a las adaptaciones modernas de las obras. Hay que respetar los libretos. Los inteligentes de ahora que hagan sus propias óperas.
-¿Cree que el canto atraviesa un buen momento?
-Hay voces, pero en contra tiene que maestros hay muy pocos y las prisas del estudiante por salir cantando. En muchas ocasiones son alentados por los empresarios y los directores artísticos de los teatros, que en cuanto sienten que tiene una buena voz, los captan, los marean a base de elogios y acaban con sus carreras. Además sucede algo curioso. Ya no hay mezzosopranos verdaderas. Las que hay son líricas. Ya no existe esa voz. No salen. Barítonos sí que hay, pero bajos... ya no. Es un misterio y no sé a qué se debe.
-¿Cómo es posible que después del talento y la carrera de su hermano, nos encontremos con que no tenemos en las Islas grandes voces?
-Es cierto. No hay nada. De vez en cuando aparece algún sudamericano que parece y puede llegar, pero que habrá que ver si lo consigue. Musicalmente, los extranjeros están mucho mejor preparados que los españoles. Hablo incluso de lenguas. Dominan el francés, el alemán, etcétera. Te encuentras con españoles que quieren cantar y no saben ni solfeo.
-Con los planes de estudio que hay ahora, en los que la música está arrinconada, esto se acentuará más.
-Parece que sí. ¿Qué estudios se hacen aquí? Para llegar a un conservatorio, los niños no tendrían que entrar en el mismo por cuña. Los niños deben aprender música en los colegios. Entonces se descubrirá si saben, tienen facilidad y si les gusta. De ahí deben partir los que después se examinen para entrar en el Conservatorio. Por cierto, ¿sabes que el Conservatorio Superior de Música de Las Palmas depende del de Tenerife?
-Pues no lo sabía.
-Ya te lo digo yo. Los maestros tienen que ir a Tenerife a rendir cuentas. Hasta ahí hemos llegado. Por eso soy una defensora furibunda de las dos autonomías, como mi hermano Alfredo. No de la doble autonomía. De dos autonomías, que es distinto. El tiempo me ha dado la razón. Se lo están llevando todo. Hablo de defender lo nuestro y aquí nadie lo hace.
-Volviendo a la música, su hermano Alfredo Kraus estuvo décadas sin cantar en el Festival de Ópera por discrepancias con la directiva, con el perjuicio evidente para los aficionados. Ahora se repite la historia con Cristina Gallardo-Dômas. ¿Qué opina de esta polémica?
-No sé cómo ha sido eso y no quiero saberlo. Para mí, hay gestos por ambas partes que no me han gustado. Lo cierto es que por unas cuestiones personales, el público de la ópera parece que no podrá verla cantar a corto plazo.
-¿Qué opina de que en ciertos ámbitos se considere a Juan Diego Flórez el sucesor de su hermano Alfredo Kraus?
-No lo creo. Él tiene una voz ligera y lo que tiene que hacer es centrarse en su carrera, en su repertorio, y la gente debe olvidarse de compararlo con Alfredo.
Negro panorama pedagógico
Carmen Kraus está desencantada con el nivel de preparación y el interés por progresar de las nuevas generaciones de cantantes. Incluso, cree que la próxima edición del concierto de homenaje a su hermano, destinado a estudiantes de canto, puede que sea el último. «Llegan a las clases magistrales con los cantantes que traemos y ni siquiera llevan una grabadora. Invitamos al concierto a los cantantes que no han superado las pruebas previas y ni se molestan en acudir. Ni los profesores de canto muestran el interés que deberían tener», explica con tristeza.
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- El crítico musical y profesor de canto Arturo Reverter considera que los tres volúmenes de grabaciones de mediados de la década de los setenta de Alfredo Kraus, que edita ahora el sello discográfico Boacor Clásica, ofrecen al público interpretaciones recogidas en el momento de mayor esplendor de la carrera de su hermano. ¿Comparte esta opinión?
- No del todo. Creo que su época de mayor esplendor fue un poco posterior. Fue a más con el paso de los años.
- Quienes escuchen estos tres volúmenes, ¿con qué se van a encontrar?
- Se van a encontrar con algo excepcional. Canta varias romanzas de ópera que nunca cantó en público. Hay óperas que incluso nunca llegó a interpretar. A su vez se incluyen momentos de su repertorio habitual, que se combinan con otros que sí lo son. También se incluyen óperas que eran de su repertorio, pero que cantaba poco. Hay que tener en cuenta que lo que no sentía del todo, lo que no acababa de gustarle, apenas lo cantaba.
- ¿Cuál es el origen del proyecto?
- Es un proyecto que viene de lejos. Hace muchos años un director italiano lo sacó, pero se quedó allí en Italia, salvo algún que otro pirateo. Ahora, por fin, hemos conseguido llevarlo a cabo. Es muy complicado conseguir que muchas de las grabaciones de aquellos años se puedan reproducir con unos criterios de calidad propios del mercado. Muchas se encuentran dañadas. Alfredo siempre decía que prefería las grabaciones piratas a las que se realizaban en estudio, porque procedían del teatro. Decía que eran la verdad, lo que decía realmente el artista. En el estudio nunca se está tan centrado como en un escenario, que es el todo. La suma de la voz, el público y la orquesta. Las mejores versiones son las grabadas en el teatro. Lo que cantaba lo decía. Al escucharlo se palpaba lo que sentía al cantar. Él era muy medido, como lo era para todo. Muy equilibrado.
- Tanto dentro como fuera del escenario.
- Sí. Nunca perdía la compostura. Era muy equilibrado de naturaleza, desde niño, aunque también se cogía sus pataletas (sonríe).
- ¿Qué puede aprender un joven cantante al escuchar estas grabaciones de Alfredo Kraus?
- Mucho. Son como clases de canto magistrales. Eso no quiere decir, y él compartía esta opinión, que el estudiante deba copiar exactamente lo que escucha. Cada voz es un mundo. El cantante debe saber cuáles son sus límites. Debe tener muy claro qué repertorio le conviene y cuál debe evitar. Con los maestros sucede lo mismo. Alfredo decía que para cantar, además, hace falta tener voz. Primero, cerebro. Y esto es muy difícil, sobre todo ahora. Los jóvenes quieren cantar muy rápido en grandes teatros. Así después se van para abajo. En todos los teatros grandes he oído auténticas porquerías vocales. Antes se cantaba mucho en teatros de provincia. Eso sí, había que tener cuidado para no pasarse, ya que te podías encontrar con buenos directores de música y otros muy malos. El director escénico no tenía el poder que tienen ahora. Son los que mandan. Soy contrario a las adaptaciones modernas de las obras. Hay que respetar los libretos. Los inteligentes de ahora que hagan sus propias óperas.
-¿Cree que el canto atraviesa un buen momento?
-Hay voces, pero en contra tiene que maestros hay muy pocos y las prisas del estudiante por salir cantando. En muchas ocasiones son alentados por los empresarios y los directores artísticos de los teatros, que en cuanto sienten que tiene una buena voz, los captan, los marean a base de elogios y acaban con sus carreras. Además sucede algo curioso. Ya no hay mezzosopranos verdaderas. Las que hay son líricas. Ya no existe esa voz. No salen. Barítonos sí que hay, pero bajos... ya no. Es un misterio y no sé a qué se debe.
-¿Cómo es posible que después del talento y la carrera de su hermano, nos encontremos con que no tenemos en las Islas grandes voces?
-Es cierto. No hay nada. De vez en cuando aparece algún sudamericano que parece y puede llegar, pero que habrá que ver si lo consigue. Musicalmente, los extranjeros están mucho mejor preparados que los españoles. Hablo incluso de lenguas. Dominan el francés, el alemán, etcétera. Te encuentras con españoles que quieren cantar y no saben ni solfeo.
-Con los planes de estudio que hay ahora, en los que la música está arrinconada, esto se acentuará más.
-Parece que sí. ¿Qué estudios se hacen aquí? Para llegar a un conservatorio, los niños no tendrían que entrar en el mismo por cuña. Los niños deben aprender música en los colegios. Entonces se descubrirá si saben, tienen facilidad y si les gusta. De ahí deben partir los que después se examinen para entrar en el Conservatorio. Por cierto, ¿sabes que el Conservatorio Superior de Música de Las Palmas depende del de Tenerife?
-Pues no lo sabía.
-Ya te lo digo yo. Los maestros tienen que ir a Tenerife a rendir cuentas. Hasta ahí hemos llegado. Por eso soy una defensora furibunda de las dos autonomías, como mi hermano Alfredo. No de la doble autonomía. De dos autonomías, que es distinto. El tiempo me ha dado la razón. Se lo están llevando todo. Hablo de defender lo nuestro y aquí nadie lo hace.
-Volviendo a la música, su hermano Alfredo Kraus estuvo décadas sin cantar en el Festival de Ópera por discrepancias con la directiva, con el perjuicio evidente para los aficionados. Ahora se repite la historia con Cristina Gallardo-Dômas. ¿Qué opina de esta polémica?
-No sé cómo ha sido eso y no quiero saberlo. Para mí, hay gestos por ambas partes que no me han gustado. Lo cierto es que por unas cuestiones personales, el público de la ópera parece que no podrá verla cantar a corto plazo.
-¿Qué opina de que en ciertos ámbitos se considere a Juan Diego Flórez el sucesor de su hermano Alfredo Kraus?
-No lo creo. Él tiene una voz ligera y lo que tiene que hacer es centrarse en su carrera, en su repertorio, y la gente debe olvidarse de compararlo con Alfredo.
Negro panorama pedagógico
Carmen Kraus está desencantada con el nivel de preparación y el interés por progresar de las nuevas generaciones de cantantes. Incluso, cree que la próxima edición del concierto de homenaje a su hermano, destinado a estudiantes de canto, puede que sea el último. «Llegan a las clases magistrales con los cantantes que traemos y ni siquiera llevan una grabadora. Invitamos al concierto a los cantantes que no han superado las pruebas previas y ni se molestan en acudir. Ni los profesores de canto muestran el interés que deberían tener», explica con tristeza.
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