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La Voz de Gran Canaria

ATI y la pinza grancanaria

ATI y la pinza grancanaria FRANCISCO J. CHAVANEL

Presidente: soy tu consejero de Economía y Hacienda, no tu cascabel. Mi ruido es mío, no tuyo; mi vibración me mece, me eleva en el aura de una rosa reconcentrada; soy, debes de saberlo, la belleza de la inteligencia que ofende a este triste mundo.

Te noto agitándote en celo. Pero es tu parsimonia, tu diletancia, y tu cálculo a larga distancia lo que huelo. ¿Te gusta jugar con Gran Canaria, eh?... Es divertido. Has de pensar que posees a la pinza de esta isla en tus manos: Soria con su ultimátum contra mí y, por lo tanto, debilitándome, y yo en tus manos, sin partido, con sesenta y tantos, en el final de todas mis mágicas apariciones. Es fácil de entender, Adán: se trata de darle algo de cuerda al arpa angustiada de Soria para inmovilizarme. Es decir, la UPN que con tanto esfuerzo yo monté la haces tuya, me la robas, me la secuestras, prescindes de mi voluntad.

Y, mira, me parece bien. Desde un punto de vista estratégico pensar en prolongar la agonía de este pacto hasta, por ejemplo, el otoño de 2006 y, luego, ante la inmediatez de las elecciones, romperlo, que cada uno vaya por su cuenta, y durante la travesía intentar pactos con el PSOE que, por cierto, no te quiere Adán, te desprecia, hay mucho rencor en las palabras de Juan Carlos Alemán, mucho coágulo de sangre enquistada a causa de las dentelladas de los tuyos…, yo que sé, acercar los empresarios, introducirlos en la gran locura musical y mozartiana de un gran consenso con los socialistas, ganar tiempo; eso es, no quedar solos, ebrios de desgarro, reos de nuestras profundas contradicciones.

Me parece bien, insisto. Yo, si fuera ATI, tal vez haría lo mismo, aunque jamás, que te quede claro, si representase a la Presidencia del Gobierno de Canarias. Ya diste muestras de fulanismo cuando alcanzaron tus costas los 227 subsaharianos. Gritaste, te expandiste, luchaste por tus votitos tinerfeños. Ahora estás en lo de siempre. En el oportunismo. Que Soria te pida mi cabeza te agrada, crees que así me controlarás. Que Juan Carlos Alemán desprecie tus encantos, y ni siquiera te ofrezca apoyarte en minoría, te fastidia pero, en realidad, te otorga base, argumentación, para decirle a los tuyos que un pacto con el socialismo terminará hundiendo a ATI en la suma de sus guerras internas. Que votes una Proposición no de Ley, ayer, en contra de las restricciones económicas de la Unión Europea durante el periodo 2007-2013, apoyándote en el PP, es estupidez por tu parte, ignorancia política, típico de un gobernante de aldea que no ve más allá de sus narices, que prefiere el pan de hoy al hambre de mañana.

¿Qué pretendías? ¿Dejar bien claro que prefieres estar en las manos de Soria antes que en las del PSOE?... ¿Y eso a dos semanas vista del encuentro con Zapatero? Yo, si fuera Madrid, te recibiría con una sonrisa en los labios, con loas a tus demoledoras canas que sin embargo no reflejan experiencia política alguna, te escucharía al borde del sueño durante tres horas y, después, te despediría, entre frases amables, con cajas destempladas, consciente de que eres un bluff, de que no mereces la presidencia de esta región, de que lo que aseguras no es fiable, pues un día te casas con uno y a la hora siguiente del mismo día con otro, que con socios como tú hasta Ibarretxe es animal de compañía.

No, Adán, te equivocas. Madrid no entiende tantos idiomas distintos. Madrid, lo sé por experiencia, no perdona los fantasmas desconcertantes de estar con dos a la vez en la cama. Eso está bien para aquí, donde cada isla es un mundo, y cada uno de nosotros un planeta. Pero la capital es otra cosa. Allí se hace política de Estado, Canarias es apenas un granito de arena en el mapa; no quieren preocupaciones con nosotros, no quieren ni siquiera pensar por qué pensamos de tantas maneras distintas al tiempo. Escucha: si estás con el PP eres del PP, no hay más. El día que yo le dije a Aznar que iba a votar en contra de su Ley de Extranjería, allá en el 99, no sabes cómo me miró. Su mirada alcanzó mi esqueleto y, te lo confieso, me sentí temblar como nunca. Le dije a uno de los suyos que estábamos en época preelectoral y que en el Archipiélago se veía mal un pacto con la derecha. Por fortuna lo entendieron, pero no sin antes mover Roma con Santiago, esto es a Rodrigo Rato, a Arenas, y a Acebes.

El asunto del Istmo debiera servirte como ejemplo. ¿En quién te alías? ¿En los que aún no se sienten derrotados después del 14-M? ¿En los que contravienen las ordenanzas europeas, denostan a todo un Consejo de Estado que, en la práctica, equivale, por su independencia, a un Tribunal Supremo, a los que enarbolan tatuajes y una excalibur contra un Gobierno legalmente constituido? Parece increíble que yo tenga que amonestarte por no seguir los caminos de la legalidad. ¿Te percatas, Adán, que siguiendo los pasos enloquecidos del PP, cuya comparación sólo puedo efectuarla con el delirante López de Aguirre en su búsqueda paranoica de El Dorado, conduces a Canarias hacia el desierto de las ayudas externas? ¿Y tú fuiste consejero de Economía y Hacienda?

Este pacto está roto, no hay salida. Da igual que lo certifiques mañana que dentro de un año. Está roto, no hay solución…: es más: tú no tienes solución. La simpleza de tus diagnósticos me escandalizan. ¿Sabes lo que pienso? Al escapar ahora de un pacto, por pequeño que sea con el PSOE, lo que estás haciendo es entregarle más poder de lo que hubiera soñado el socialismo en el 2007.

Mira, Adán: la gente no desea problemas, al menos no más problemas de los normales. Canarias es burguesa, hemos pasado en 25 años de una renta per cápita de 3.000 dólares a 20.000. Lo hemos conseguido llegando a acuerdos con Madrid, con Bruselas, usando la diplomacia, mareando la perdiz del victimismo y de la lejanía como ninguna otra comunidad. Los electores lo saben y por eso nos han votado. Ahora, cuando observan nuestra desintegración, nuestros caínismos, de los que algunos, es posible, quizá yo sea culplable, nuestra guerra de guerrillas con Madrid, como si fuéramos Al Fatah o una célula islámica, su fe en nosotros se desvanece, se desintegra en mil pedazos. Y es lógico: cambiaron ideología por calidad de vida, ese era el trato. Y en estos momentos lo que les prometemos es un billete a la frustración, a una violenta reconstrucción de una Canarias que no existe ni siquiera en nuestra imaginación. No les damos ni ideología ni mejora en su calidad de vida, no les damos nada, y el votante ya empieza a constatarlo.

Es penosa tu rigidez, lamento decírtelo. Y es penosa mi carta, tanta sinceridad me aturde. Este fin de semana, para tu tranquilidad, asistiré a la reunión convocada por el Clan de la Avaricia exhibiendo mi mejor sonrisa. Con José Manuel (Soria) seré cortés y tenaz. No discutiré con él, no temas: las discusiones, las guerras en la corta distancia, se las regalo a los torpes. Luego diremos que todo está arreglado, que fue un mal entendido, que el Istmo, aunque pensemos distinto, no nos separará. Pero no te engañes. No hay solución. Yo no perdono a quien me cuestiona sin motivo. Aguantaré porque carezco de ejército y de posición histórica. Todo lo dilapidé para erigirte a ti presidente, por cierto. Pero cuando veas que la cabeza de José Manuel se abre por la mitad, y que de ella no sale Minerva sino Pepa Luzardo, date la seguridad de que detrás de esa fagocitación estoy yo.

En cuanto a ti, mis saludos presidente. Jamás ninguno de mis proyectos me sobrevivió a mí. Tú tampoco serás una excepción.

Firmado: José Carlos Mauricio
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