Maquiavelo, en la política de Canarias
ANTONIO HERNÁNDEZ
Si Maquiavelo no existiese, se diría que lo acabamos de inventar en Canarias, y que la muestra de ello la tenemos en la composición del Gobierno regional después de su remodelación. Que existía una crisis entre los partidos que conformaban el pacto era evidente. Que la salida fuera la que le ha dado Adán Martín no lo sospechaba ni el más agorero. Soltado el arnés de la pata icánica en Gran Canaria, Coalición Canaria se ha quedado reducida a ATI y los satélites de las islas menores, reeditándose el bluff de las AIC cuyo fin era, y es, fagocitar todo lo que pueda significar perder poder en el marco político de las Islas.
Se han quitado la careta. Ya no hay disimulos. Las buenas palabras y mejores intenciones envueltas en terciopelo regionalista esconden lo más ultramontano de la política canaria. El, tan temido para unos y deseado para otros, insularismo más rancio. Nos han engañado, y han aprovechado la resolución de la crisis para tirar a la basura las cartas marcadas con las que han estado jugando hasta ahora. Cartas nuevas con posiciones decimonónicas. En la línea de los mejores tahúres. Y aquí es donde aparece Maquiavelo. Reforzando la posición de ATI en el Gobierno regional, Adán Martín se garantiza la lealtad y el fervor del pueblo tinerfeño, desde el más conservador al más liberal, sobre todo si tenemos en cuenta que con la salida en su momento de Román Rodríguez se dejó sin efecto aquel pacto en el seno de Coalición Canaria que establecía la alternancia en la Presidencia del Gobierno, con lo que podemos tener ATI para mucho rato. Obvio, si Coalición Canaria es sólo ATI, pues blanco y en botella es leche.
Y en Gran Canaria, el PP jugando a lo mismo con la parte del pastel que le ha quedado. A ser más insularista que nadie perdiendo el norte que los canarios en su conjunto nos hemos marcado, y no es otra cosa que trabajar codo con codo por el bien del Archipiélago. El tándem Soria-Luzardo sólo tiene visión de macrohistorias y súperproyectos descabellados e ilegales, pero que prometen buenos réditos. El Cabildo de Gran Canaria se ha convertido en la caja de resonancia de los caprichos de Pepa. Y Soria, en el azote de herejes, negando sistemáticamente lo evidente y lo tangible que puedan ser las inversiones aprobadas por el Gobierno de la nación para las Islas. Cada uno con un juguete para cuatro años y ATI creciendo cual otro que todo lo va devorando.
No conocemos a los nuevos consejeros, pero sí su perfil político. Bueno, sí conocemos a Marisa Tejedor. La sufrimos en nuestras carnes cuando la creación de la ULPGC. Y seguro que aún tiene las ronchas que le salieron aquel año que vio jugando un partido de fútbol al Universidad con su Tenerife del alma. Con tales antecedentes nos tememos lo peor.
La única ventaja que tenemos es que ya no hay cartas marcadas, nos conocemos, y como decía alguien: Podrás engañas a alguien todo el tiempo, a todos durante un tiempo, pero nunca a todos durante todo el tiempo. Caídas las caretas que dejan a la luz quién es quién en la política de Canarias, el canario tiene que darse cuenta de que nos han estado engañando a todos durante un tiempo.
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Si Maquiavelo no existiese, se diría que lo acabamos de inventar en Canarias, y que la muestra de ello la tenemos en la composición del Gobierno regional después de su remodelación. Que existía una crisis entre los partidos que conformaban el pacto era evidente. Que la salida fuera la que le ha dado Adán Martín no lo sospechaba ni el más agorero. Soltado el arnés de la pata icánica en Gran Canaria, Coalición Canaria se ha quedado reducida a ATI y los satélites de las islas menores, reeditándose el bluff de las AIC cuyo fin era, y es, fagocitar todo lo que pueda significar perder poder en el marco político de las Islas.
Se han quitado la careta. Ya no hay disimulos. Las buenas palabras y mejores intenciones envueltas en terciopelo regionalista esconden lo más ultramontano de la política canaria. El, tan temido para unos y deseado para otros, insularismo más rancio. Nos han engañado, y han aprovechado la resolución de la crisis para tirar a la basura las cartas marcadas con las que han estado jugando hasta ahora. Cartas nuevas con posiciones decimonónicas. En la línea de los mejores tahúres. Y aquí es donde aparece Maquiavelo. Reforzando la posición de ATI en el Gobierno regional, Adán Martín se garantiza la lealtad y el fervor del pueblo tinerfeño, desde el más conservador al más liberal, sobre todo si tenemos en cuenta que con la salida en su momento de Román Rodríguez se dejó sin efecto aquel pacto en el seno de Coalición Canaria que establecía la alternancia en la Presidencia del Gobierno, con lo que podemos tener ATI para mucho rato. Obvio, si Coalición Canaria es sólo ATI, pues blanco y en botella es leche.
Y en Gran Canaria, el PP jugando a lo mismo con la parte del pastel que le ha quedado. A ser más insularista que nadie perdiendo el norte que los canarios en su conjunto nos hemos marcado, y no es otra cosa que trabajar codo con codo por el bien del Archipiélago. El tándem Soria-Luzardo sólo tiene visión de macrohistorias y súperproyectos descabellados e ilegales, pero que prometen buenos réditos. El Cabildo de Gran Canaria se ha convertido en la caja de resonancia de los caprichos de Pepa. Y Soria, en el azote de herejes, negando sistemáticamente lo evidente y lo tangible que puedan ser las inversiones aprobadas por el Gobierno de la nación para las Islas. Cada uno con un juguete para cuatro años y ATI creciendo cual otro que todo lo va devorando.
No conocemos a los nuevos consejeros, pero sí su perfil político. Bueno, sí conocemos a Marisa Tejedor. La sufrimos en nuestras carnes cuando la creación de la ULPGC. Y seguro que aún tiene las ronchas que le salieron aquel año que vio jugando un partido de fútbol al Universidad con su Tenerife del alma. Con tales antecedentes nos tememos lo peor.
La única ventaja que tenemos es que ya no hay cartas marcadas, nos conocemos, y como decía alguien: Podrás engañas a alguien todo el tiempo, a todos durante un tiempo, pero nunca a todos durante todo el tiempo. Caídas las caretas que dejan a la luz quién es quién en la política de Canarias, el canario tiene que darse cuenta de que nos han estado engañando a todos durante un tiempo.
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