El poder de ATI
ANGEL TRISTÁN PIMIENTA
El III Congreso Nacional de Coalición Canaria ha sido todo un éxito mundial. En primer lugar, como muestra de prudencia política y visión de futuro, la misma organización que no sabe vivir sin el Gobierno de Madrid, sus presupuestos y sus carantoñas, hace un guiño no se sabe a quien y asume la bandera de las siete estrellas verdes popularizada por Cubillo y el Mpaiac. Sí señor, todo un detalle. Como si hubiera algún tipo de descontento con la enseña autonómica actual que es fruto, ésa sí, de las tradiciones y la historia del Archipiélago desde tiempos inmemoriales, y de un amplísimo consenso social y parlamentario. Pero los progres
nostálgicos de la UPC, y como diría Mauricio, los folkloristas de chochos y pejines, quieren quizá lavar su mala conciencia: es difícil ser de ATI como Dios manda y nacionalista, y encima de izquierdas. En resumen, que donde no había problemas se han sentado las bases para crearlo. Todo sea por cuadrar el círculo de la imagen, y poner una vela a Dios y otra al diablo. Y ahí tenemos a Adán Martín pidiendo felicidad para todos desde el
púlpito del Día de Canarias.
Pamplinas destinadas a crear melancolías aparte, los congresistas, que renovaron a Paulino Rivero a la búlgara, o a lo Fraga Iribarne, quien según las crónicas de la clandestinidad de la época hizo el milagro de que votaran muertos y lisiados, apostaron por una arquitectura orgánica de geometría variable y gramática asimétrica. O sea: desaparecerán las siglas menos la de los herreños de AHI, que son muy suyos y no se fían ni de sí mismos, y de los majoreros de AM, más o menos lo mismo. A ATI le da igual, porque ATI siempre será ATI. No sólo es el núcleo motor sino que controla sin fisuras el invento: el presidente del partido es de ATI, y también el portavoz en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, Paulino Rivero, a su vez alcalde de El Sauzal; igualmente lo es el presidente del Gobierno, Adán Martín. No hay cabos sueltos. Y encima el tinerfeñismo político aplica la estrategia es vigilar de cerca a los que no son de la tribu, mediante viceconsejerías o direcciones
generales de alerta y control, que muchas veces son califas en lugar del/la califa. Por estos motivos una de las sugerencias dichas con ocasión del cónclave, la de crear una Autoridad Portuaria regional, se ha visto en Gran Canaria como una maniobra ática para intervenir en el crecimiento y expectativas de La Luz y financiar con sus dineros a otros puertos. "¿Por qué no les vale el modelo existente? Porque quieren acabar con al autonomía;
en cuanto puedan dirigir el cotarro van a aplicar la tesis de que hay que compensar los supuestos agravios históricos que es lo que dice la Xerach cuando racanea los dineros que pide Las Palmas y abre la mano con Santa Cruz. Mientras no asuman que no ha habido agravios, sino que Las Palmas de Gran Canaria recauda mucho más, porque tiene una muy superior actividad, y por lo tanto más necesidades para mantener el ritmo, continuará el problema".
La frase la hemos escuchado repetida, completa o troceada, estos últimos días. Enseguida ha saltado la sospecha de que este regionalismo lo que encierra son ´oscuras maniobras´, que en realidad ya no son tan oscuras. El Hospital Militar, el viejo Pino, destinado a residencia sociosanitaria, Hecansa, Socaem, el palacio de Congresos de Meloneras... Hay demasiados asuntos donde muchos creen adivinar la larga mano de ATI como para que
no se suscite la duda acerca de las verdaderas intenciones. Con esta desconfianza a pie de calle, en algunas islas más que en otras, pero significativamente en Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, el Hierro... no es fácil la tarea de José Carlos Mauricio de organizar una plataforma creíble en Las Palmas de cara al 2007 si antes Coalición Canaria no decide apostar por un auténtico equilibrio regional no sólo en las grandes declaraciones, sino en los hechos concretos, incluyendo el sistema electoral.
Ya queda menos para el 2007 y no basta con la fortaleza interna de lo que queda de CC porque los resultados de las urnas son, en última instancia, producto de un encadenamiento de operaciones matemáticas. A no ser que haya algún as en la manga, las perspectivas no son nada halagüeñas. ATI está concentrándose en su feudo, donde está siendo acosada por una pinza formada por el PSC y por el movimiento Alternativa por Tenerife, que agrupa a descontentos unidos por la ecología y por un progresismo de base. A este respecto, la táctica de hacer de las inversiones sin mirar a quien el principal santo y seña, tiene en estos segmentos de población el efecto colateral de ser como más gasolina en el incendio.
Pero en Fuerteventura, en Lanzarote, en Gran Canaria sobre todo, los antiguos equilibrios y las viejas alianzas se han roto. Dicen que en la política es donde únicamente pueden verse burros volando; o por lo menos, en despachos oficiales, eso sí se ha visto con indeseada frecuencia. Y en dos años pueden pasar muchas cosas; pero parece difícil que se pueda frenar el movimiento inercial que se lleva. ATI ni ha cambiado ni es presumible que
cambie, porque aunque el cerebro marque un rumbo, los genes son los genes.
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El III Congreso Nacional de Coalición Canaria ha sido todo un éxito mundial. En primer lugar, como muestra de prudencia política y visión de futuro, la misma organización que no sabe vivir sin el Gobierno de Madrid, sus presupuestos y sus carantoñas, hace un guiño no se sabe a quien y asume la bandera de las siete estrellas verdes popularizada por Cubillo y el Mpaiac. Sí señor, todo un detalle. Como si hubiera algún tipo de descontento con la enseña autonómica actual que es fruto, ésa sí, de las tradiciones y la historia del Archipiélago desde tiempos inmemoriales, y de un amplísimo consenso social y parlamentario. Pero los progres
nostálgicos de la UPC, y como diría Mauricio, los folkloristas de chochos y pejines, quieren quizá lavar su mala conciencia: es difícil ser de ATI como Dios manda y nacionalista, y encima de izquierdas. En resumen, que donde no había problemas se han sentado las bases para crearlo. Todo sea por cuadrar el círculo de la imagen, y poner una vela a Dios y otra al diablo. Y ahí tenemos a Adán Martín pidiendo felicidad para todos desde el
púlpito del Día de Canarias.
Pamplinas destinadas a crear melancolías aparte, los congresistas, que renovaron a Paulino Rivero a la búlgara, o a lo Fraga Iribarne, quien según las crónicas de la clandestinidad de la época hizo el milagro de que votaran muertos y lisiados, apostaron por una arquitectura orgánica de geometría variable y gramática asimétrica. O sea: desaparecerán las siglas menos la de los herreños de AHI, que son muy suyos y no se fían ni de sí mismos, y de los majoreros de AM, más o menos lo mismo. A ATI le da igual, porque ATI siempre será ATI. No sólo es el núcleo motor sino que controla sin fisuras el invento: el presidente del partido es de ATI, y también el portavoz en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, Paulino Rivero, a su vez alcalde de El Sauzal; igualmente lo es el presidente del Gobierno, Adán Martín. No hay cabos sueltos. Y encima el tinerfeñismo político aplica la estrategia es vigilar de cerca a los que no son de la tribu, mediante viceconsejerías o direcciones
generales de alerta y control, que muchas veces son califas en lugar del/la califa. Por estos motivos una de las sugerencias dichas con ocasión del cónclave, la de crear una Autoridad Portuaria regional, se ha visto en Gran Canaria como una maniobra ática para intervenir en el crecimiento y expectativas de La Luz y financiar con sus dineros a otros puertos. "¿Por qué no les vale el modelo existente? Porque quieren acabar con al autonomía;
en cuanto puedan dirigir el cotarro van a aplicar la tesis de que hay que compensar los supuestos agravios históricos que es lo que dice la Xerach cuando racanea los dineros que pide Las Palmas y abre la mano con Santa Cruz. Mientras no asuman que no ha habido agravios, sino que Las Palmas de Gran Canaria recauda mucho más, porque tiene una muy superior actividad, y por lo tanto más necesidades para mantener el ritmo, continuará el problema".
La frase la hemos escuchado repetida, completa o troceada, estos últimos días. Enseguida ha saltado la sospecha de que este regionalismo lo que encierra son ´oscuras maniobras´, que en realidad ya no son tan oscuras. El Hospital Militar, el viejo Pino, destinado a residencia sociosanitaria, Hecansa, Socaem, el palacio de Congresos de Meloneras... Hay demasiados asuntos donde muchos creen adivinar la larga mano de ATI como para que
no se suscite la duda acerca de las verdaderas intenciones. Con esta desconfianza a pie de calle, en algunas islas más que en otras, pero significativamente en Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, el Hierro... no es fácil la tarea de José Carlos Mauricio de organizar una plataforma creíble en Las Palmas de cara al 2007 si antes Coalición Canaria no decide apostar por un auténtico equilibrio regional no sólo en las grandes declaraciones, sino en los hechos concretos, incluyendo el sistema electoral.
Ya queda menos para el 2007 y no basta con la fortaleza interna de lo que queda de CC porque los resultados de las urnas son, en última instancia, producto de un encadenamiento de operaciones matemáticas. A no ser que haya algún as en la manga, las perspectivas no son nada halagüeñas. ATI está concentrándose en su feudo, donde está siendo acosada por una pinza formada por el PSC y por el movimiento Alternativa por Tenerife, que agrupa a descontentos unidos por la ecología y por un progresismo de base. A este respecto, la táctica de hacer de las inversiones sin mirar a quien el principal santo y seña, tiene en estos segmentos de población el efecto colateral de ser como más gasolina en el incendio.
Pero en Fuerteventura, en Lanzarote, en Gran Canaria sobre todo, los antiguos equilibrios y las viejas alianzas se han roto. Dicen que en la política es donde únicamente pueden verse burros volando; o por lo menos, en despachos oficiales, eso sí se ha visto con indeseada frecuencia. Y en dos años pueden pasar muchas cosas; pero parece difícil que se pueda frenar el movimiento inercial que se lleva. ATI ni ha cambiado ni es presumible que
cambie, porque aunque el cerebro marque un rumbo, los genes son los genes.
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