Él no lo haría

ISMAEL BAEZ DE MARTIN VERA

Recordando un cartel que solemos ver pegado en los escaparates de muchas tiendas de esta isla y supongo que también en las de las demás, aunque en este momento no recuerdo qué organismo los edita, y que consiste en la imagen de un perro abandonado en la carretera. Esta imagen nos recuerda que el perro es el mejor amigo del hombre y que nunca nos abandonaría como hacen algunos salvajes humanos dejándolos tirados en las carreteras y marchándose de vacaciones.

Puestos ya en situación. Esta imagen la traslado al hecho efectuado por el Gobierno autónomo de ATI-Canarias, que en el último desplante hacia Gran Canaria, anula, arranca o desgaja del escudo oficial de esta Autonomía, los dos bardinos que se encuentran alzados y apoyados sobre el mismo. Dicen las malas lenguas que el motivo real de ese abandono es que los dos perros hacen referencia a Gran Canaria en exclusiva y resaltan esta isla sobre las demás. Otros dicen que es necesario actualizar las señas de identidad de un pueblo adaptándolas a los tiempos actuales y que el escudo es muy antiguo.

A los primeros, decirles que esta autonomía no es tan antigua y menos su escudo oficial. Para ello me baso en y copio literalmente: “Ley Orgánica 10/1982, de 10 de agosto (BOE n´ 195, de 16 de agosto), reformada por Ley Orgánica 4/1996, de 30 de diciembre (BOE n´ 315, de 30 de diciembre. Corrección de errores en BOE n´ 61, de 12 de marzo de 1997). Estatuto de Autonomía de Canarias. Artículo 6. La bandera de Canarias está formada por tres franjas iguales en sentido vertical, cuyos colores son, a partir del asta, blanco, azul (Pantone Reflex Blue C) y amarillo (Pantone 109 C). Canarias tiene escudo propio, cuya descripción es la siguiente: en campo de azul trae siete islas de plata bien ordenadas, dos, dos, dos y una, esta última en punta. Como timbre una corona real de oro, surmontada de una cinta de plata con el lema 'Océano', de sable, y como soporte, dos canes en su color encollarados. Decreto 157/1990, de 14 de agosto (BOC n´ 110, de 31 de agosto). Corrección de errores: Decreto 27/1991, de 21 de febrero (BOC n´ 32, de 11 de marzo). Normas de uso del escudo de la Comunidad Autónoma de Canarias”.

Si cualquiera de los que lean lo anterior, es capaz de manifestar sin sonrojarse, que algo aprobado en 1996 es antiguo, que baje Dios y lo vea.

Ante esta situación cabe preguntarse: ¿molestan los dos bardinos y a quién? Esta isla y hablo de Gran Canaria, siempre ha sido fiel a lo acordado con cualquier organismo, sea del tipo que sea. Los grancanarios cuando han dado su palabra ha sido con todas las consecuencias. Nunca hemos traicionado a nadie. Nuestra palabra vale más que el oro. Hemos sido fieles a quien ha mandado en el momento que sea. Igual que un perro lo es a su amo. Ahora ese amo y señor llamado ATI nos veja, nos abandona, nos insulta con su desprecio y nos deja tirados, igual que esos salvajes abandonan a sus perros por las carreteras. Gran Canaria nunca dejaría tirado a nadie y menos a las demás islas. No es nuestra manera de comportarnos.

En este momento no hablo de dobles autonomías, que pudiera ser la salida a estos males y que yo personalmente apoyaría. Yo hablo de que el pleito insular lo provocan desde la isla de Tenerife y más concretamente desde el grupo político de ATI. Siempre encuentran algo con lo que molestar o calentar al vecino.

Y ya puestos a cambiar cosas del escudo, que aumenten las islas, pues habitadas hay nueve. No podemos olvidar a La Graciosa y a la isla de Lobos. O ya rayando lo impensable, aunque muchos políticos hablan de ella en tiempos de elecciones, que pongan diez y así también cumplen con sus electores de Venezuela.

Estos políticos son tanto o más salvajes que los que abandonan a sus perros en las carreteras. Ahora saltara alguien diciendo que esto no es cierto y que todo es un cuento de los grancanarios, que siempre vemos cosas raras cuando miramos hacia Tenerife.

A esos políticos y a esos otros que se rasgarán las vestiduras ante lo anteriormente escrito, sólo decirles, que esta comunidad autónoma lleva ya tiempo proa al marisco y que actualmente no existe nadie que la gobierne con firmeza y ecuanimidad.
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