Grandes proyectos en la ciudad, pero la Avenida Marítima del sur está olvidada
Mientras toda la atención se centra en el istmo, con el proyecto de La Gran Marina, la entrada de la ciudad otorga al visitante una dudosa carta de presentación. Las obras perpetuas en la Avenida Marítima recuerdan a un territorio en guerra. Es la parte olvidada del frente marítimo capitalino.
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Menos de dos meses restan para concluir el plazo de ejecución de una obra que comenzó en octubre de 2003. Año y medio más tarde algunas zonas presentan todavía un aspecto lamentable, con vallas, maderas, zonas en plenos trabajos y otras con una pequeña zona de pavimento o ninguna, por las que el único paso posible es por la tierra.
«Para partirse las piernas», comenta un usuario habitual, Roberto Hidalgo, harto ya de unas obras que «llevo aguantando desde que empezaron en La Laja porque corro hasta allí». Otros muchos usuarios, especialmente gente mayor para la que un paseo por la Avenida Marítima constituía un ejercicio muy saludable, protesta por tener que recortar sus caminatas e incluso no hacerlas dado el estado de la zona.
Con un presupuesto de más de 8,5 millones de euros, el proyecto está financiado en un 80% por fondos europeos y un 20% por el Ayuntamiento capitalino. Contempla la reposición de 12 kilómetros de tubería, las principales en el área capitalina, hasta el punto de que estos trabajos suponen cambiar la red que sirve para el abasto de agua de la ciudad, puesto que desde aquí parten los ramales que acercan el agua a los barrios de la ciudad.
Esta reposición, que depende de la Unidad Integral del Agua del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y ejecuta la empresa Ferrovial, supone cambiar una infraestructura que llevaba más de 30 años en funcionamiento y sustituirla por otra cuya duración se estima en unos 50 años dada la resistencia de sus materiales.
Pero la mayor protesta de los vecinos reside en la lentitud de los trabajos. Aunque el plazo concluye en julio y por tanto, aún va en fecha, lo cierto es que en octubre del pasado año la alcaldesa, Pepa Luzardo, de visita en las obras aseguraba que «antes de Navidades estaría finalizado el tramo hasta la Lady Harimaguada», una de las zonas que seis meses después presenta uno de los peores aspectos de toda la Avenida Marítima.
La pérdida de visión por parte de los conductores del mar al circular por la Avenida al levantar las tuberías y sellar los muros, es otra de las principales protestas. De hecho, esta decisión ha acabado con los tradicionales muros en forma de U existentes en la Avenida y que permitían no perder una visión que desde la propia alcaldía se tildaba de básica puesto que la ciudad jamás debía perder la visión del agua en todo su frente marítimo.
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Menos de dos meses restan para concluir el plazo de ejecución de una obra que comenzó en octubre de 2003. Año y medio más tarde algunas zonas presentan todavía un aspecto lamentable, con vallas, maderas, zonas en plenos trabajos y otras con una pequeña zona de pavimento o ninguna, por las que el único paso posible es por la tierra.
«Para partirse las piernas», comenta un usuario habitual, Roberto Hidalgo, harto ya de unas obras que «llevo aguantando desde que empezaron en La Laja porque corro hasta allí». Otros muchos usuarios, especialmente gente mayor para la que un paseo por la Avenida Marítima constituía un ejercicio muy saludable, protesta por tener que recortar sus caminatas e incluso no hacerlas dado el estado de la zona.
Con un presupuesto de más de 8,5 millones de euros, el proyecto está financiado en un 80% por fondos europeos y un 20% por el Ayuntamiento capitalino. Contempla la reposición de 12 kilómetros de tubería, las principales en el área capitalina, hasta el punto de que estos trabajos suponen cambiar la red que sirve para el abasto de agua de la ciudad, puesto que desde aquí parten los ramales que acercan el agua a los barrios de la ciudad.
Esta reposición, que depende de la Unidad Integral del Agua del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y ejecuta la empresa Ferrovial, supone cambiar una infraestructura que llevaba más de 30 años en funcionamiento y sustituirla por otra cuya duración se estima en unos 50 años dada la resistencia de sus materiales.
Pero la mayor protesta de los vecinos reside en la lentitud de los trabajos. Aunque el plazo concluye en julio y por tanto, aún va en fecha, lo cierto es que en octubre del pasado año la alcaldesa, Pepa Luzardo, de visita en las obras aseguraba que «antes de Navidades estaría finalizado el tramo hasta la Lady Harimaguada», una de las zonas que seis meses después presenta uno de los peores aspectos de toda la Avenida Marítima.
La pérdida de visión por parte de los conductores del mar al circular por la Avenida al levantar las tuberías y sellar los muros, es otra de las principales protestas. De hecho, esta decisión ha acabado con los tradicionales muros en forma de U existentes en la Avenida y que permitían no perder una visión que desde la propia alcaldía se tildaba de básica puesto que la ciudad jamás debía perder la visión del agua en todo su frente marítimo.
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