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La Voz de Gran Canaria

Doble autonomía

Doble autonomía DAVID ESTUPIÑÁN CASTRO

Quiero manifestar desde esta tribuna una vez más mi preocupación ante la evidente desfachatez con que los hechos demuestran una y otra vez que el actual marco estatutario que da nacimiento a nuestra autonomía es un gravísimo error, por cuanto nunca se tuvo en cuenta la realidad diferenciada de dos provincias con características sociales y estructurales tan diferenciadas. Veintidós años después, los hechos atestiguan el despegue espectacular de la isla de Tenerife (no de su provincia) en clarísimo detrimento del resto del Archipiélago.

La isla del Teide se ha convertido de facto en la capital política y económica del Archipiélago, albergando la práctica totalidad de las consejerías (las que figuran en Gran Canaria están en verdad desprovistas de contenido) y convirtiéndose de hecho en un remedo del antiguo Madrid como metrópolis de referencia. Mas con una diferencia sustancial que es que con Madrid bregábamos con mayor o menor fortuna, consiguiéndose al final nuestros objetivos; con Tenerife conocemos lo peor de la metrópolis.

Sería interminable el número de ejemplos que demuestran palmariamente cómo la mayor parte de las empresas que efectúan suministros de todo tipo al Gobierno de Canarias radican en aquella isla. Baste decir que todo el material de mobiliario escolar de cualquier isla ha de pedirse a Tenerife. Se nos ha negado el pan y la sal, la opción totalmente elemental de disponer de oficina parlamentaria propia, etc. EL gobierno del sin duda peor presidente de la historia de Canarias, Manuel Hermoso, traidor que apuñaló por la espalda al presidente Saavedra, diseñó la famosa Ley de Sedes para que todo siguiera como estaba y puede observarse día a día cómo empresas radicadas en nuestra provincia emigran a Tenerife. Y lo peor es que todo se ha producido gracias a la connivencia de impresentables como Mauricio, Soria u Olarte.

Considero, sin ánimo de ofender a nadie, que tenemos todo el derecho a recuperar el estatus que teníamos antes de 1982. Todo lo que nuestros padres consiguieron con la división provincial se ha perdido, y estamos hasta peor que entonces. Por tanto, reclamo el derecho legítimo que nos acoge a tener dos provincias autónomas, tal y como antes del 82, con sus respectivos parlamentos y gobiernos. Nos iba a todos de maravilla hasta el 82. Ahora le va superbien a sólo una isla.

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