Conchita Supervía volverá a ser admirada en el Museo Néstor
Carmen Delia Aranda
Pese a su muerte temprana, la mezzosoprano Conchita Supervía (Barcelona, 1895- Londres, 1936) trascendió en la historia del bel canto. Su belleza, atrapada en un lienzo en 1931 por un joven Néstor Martín Fernández de la Torre, pasará a la posteridad ya que el propietario del cuadro, su nieto James, ha decidido ceder el retrato al Museo Néstor.
Conchita Supervía se hizo un hueco en la historia de la lírica tras rescatar para la cuerda de las mezzosoprano algunos de los roles femeninos compuestos por Rossini, como Rosina de El barbero de Sevilla, Angelina de La Cenerentola e Isabella de La italiana en Argel.
La Ópera Lírica de Chicago, el Teatro Colón, la Gran Ópera de París o el Covent Garden de Londres cayeron rendidos a su coloratura de la catalana aclamando sus interpretaciones de Carmen o Werther. Su voz se extinguió repentinamente en 1936, como consecuencia de un parto que le provocó una infección generalizada, pero su belleza permanece inmutable en un cuadro pintado en 1931 en París por su amigo, el artista grancanario Néstor Martín Fernández de la Torre. Ahora, su nieto ha decidido legar el cuadro y algunos bocetos del vestuario que diseñó el artista canario para la cantante al Museo Néstor, que recibirá estas joyas tras su muerte.
Mientras tanto, bocetos y óleo permanecerán en Londres para el disfrute del bailarín James Supervia, que heredó también la vocación artística de su abuela.
Conchita Supervía encargó el retrato y los diseños de los trajes al grancanario cuando este empezaba a despuntar en el ambiente artístico parisino y su presencia era reclamada en una exposición en el Museo de Brooklyn de Nueva York, según reza el catálogo razonado de la obra de Néstor. Además, también le encargó un dibujo para la cubierta de un programa de mano inspirado en uno de los dos trajes que la cantante lucía en sus conciertos; una fantasía goyesca y una bata de cola andaluza. Tanto le gustó el resultado de su trabajo, que le encargó dos trajes más; uno para interpretar Carmen y un traje de la época velazqueña.
«Los retratos femeninos es una constante dentro de la obra de Néstor», explica el director del Museo Néstor, Daniel Montesdeoca, que agradece el gesto del nieto de Conchita Supervía de donar estas obras cuyo paradero se desconocía hasta hace bien poco y que constituyen un buen ejemplo de la actividad artística que el grancanario desarrolló en el ámbito de las artes escénicas.
Los muebles del Parador
A pesar de la estrechez presupuestaria del Museo Néstor, su director, Daniel Montesdeoca, está convencido de que el centro museístico comprará este año un conjunto de muebles: los prototipos diseñados por Miguel Martín Fernández de la Torre para el Parador de Tejeda. Se trata de una mesa de comedor, una mesa de centro y cinco sillas diseñadas en 1942 expresamente para el parador. El grupo tiene un precio de 3.000 euros. Aunque todo el mobiliario del Parador se diseñó siguiendo este modelo, curiosamente, tras las obras de remodelación de la hospedería, los muebles se sustituyeron por otros. «Los arquitectos que lo reformaron nunca visitaron el museo y no se interesaron por Néstor. Para mí, como protector de su legado, fue un error garrafal», explicó Montesdeoca quien desconoce el paradero de los muebles retirados.
[Información de Canarias7, 6-1-2012]
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