¿Acudir nuevamente de forma obligatoria a Tenerife como en el siglo XIX?
Hasta la consecución de la tan anhelada creación de la Provincia de Las Palmas en 1927, todo dependía y orbitaba entorno a Tenerife. Para cualquier trámite o papeleo, por nimio que fuera, había que acudir a la capital santacrucera. Parece que los tiempos vuelven a ser aciagos para todos los que no radiquemos en la isla picuda y, como en aquellos aciagos tiempos, nos obligan -en los tiempos de Internet y las telecomunicaciones- a volver al pasado.
De esta forma cabe entender cómo de atónita y sin palabras se quedó una licenciada a la hora de presentarse en Las Palmas a las oposiciones de Secundaria por la especialidad de Intervención Sociocomunitaria cuando en el listado definitivo aparecía que tenía que examinarse en Tenerife.
Para igualar el número de opositores en los dos únicos tribunales, el de Gran Canaria y el de Tenerife, la Consejería de Educación optó por la solución más cómoda: enviar a los que sobraban por Gran Canaria a examinarse a la isla de enfrente a partir de un apellido. Viaje e instancia, por supuesto, a cargo del opositor.
"No se entiende", recalca la aludida opositora, "que viviendo en Las Palmas de Gran Canaria y habiendo un tribunal opositor en dicha ciudad, tenga que ir a Santa Cruz de Tenerife para examinarme. La propia Administración me pone trabas para acceder a unas oposiciones cuando por ley debe conceder un trato de igualdad a todos los opositores. Si yo viniera de otra comunidad, entendería que me mandaran a Tenerife, pero viviendo en Gran Canaria y habiendo un tribunal no se entiende esta solución salomónica".
Al parecer no es la primera vez que se produce este hecho. Pero para nuestra opositora peninsular, la situación es kafkiana: "Hasta el pleito insular parece planear en las oposiciones".
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