Los fantasmas del Cine Wood
El viejo Cine Wood ve pasar los años mientras se cae a cachos y nadie hace nada por remediarlo. Un largo litigio lo mantiene en el ostracismo. Mientras unos quieren convertirlo en supermercado, otros quieren que sea un centro cultural. Por ahora ganan los segundos. Ya hace varias décadas que John Wayne, Paul Newman o Brigitte Bardot no se asoman a la pantalla del Cine Wood. De hecho, lo que queda del cine ya no tiene ni pantalla, y si no fuera por los vecinos de Tafira Alta, ya no habría ni cine, sino un centro comercial con su gran supermercado y sus tiendas de todo a un euro. Pero hace un par de meses, cual Séptimo de Caballería, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), acudió al rescate del viejo Cine Wood y decidió castigar a los malos (el Ayuntamiento y unos promotores privados) dándole la razón a los vecinos.
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Esos vecinos de Tafira Alta festejan desde entonces la sentencia de la Sala de lo Contencioso del TSJC. En ella, los jueces anularon la decisión del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria de recalificar la parcela del viejo Cine Wood como centro comercial en el Plan General (PGMO) de 2000, llevándose el viento la calificación de centro cultural que había tenido hasta entonces y desde 1986.
"Unos vecinos nos alertaron tras ver la exposición pública del Plan General en el edificio Miller y decidimos recurrir a la Justicia", recuerda Francisco, vicepresidente de la asociación de vecinos Lagares de Tafira Alta. Según este dirigente vecinal, en el avance del PGMO, en 1998, el Cine Wood mantenía su calificación cultural, y en un año, como el increíble Hulk, cambió a uso comercial. "En ese tiempo, un conocido empresario se lo compró a los anteriores dueños por 20 millones de pesetas, y a los pocos meses lo volvió a vender por 70 millones a los actuales propietarios, que, imagino, lo compraron pensando en que sí podían hacer un supermercado", explica Francisco, que en al año 2000 recurrió a la Justicia y es ahora cuando se pronuncia. "Todavía queda ver lo que dice el Tribunal Supremo a donde ha recurrido el Ayuntamiento", advierte. Y mientras, el cine está tapiado y cayéndose a cachos, y los vecinos ya han mostrado su preocupación porque en cualquier momento pueden desprenderse cascotes o algo más.
Según la asociación vecinal, el proyecto de los nuevos propietarios no sólo introducía un supermercado, sino que incluía un pequeño centro comercial y hasta un salón de banquetes para celebraciones, servicios que nadie en el barrio quiere. "Para comprar ya tenemos los centros comerciales de la capital o Santa Brígida, aquí queremos tranquilidad", asegura Patricia Hernández, vecina y nieta del fundador del Cine Wood, allá por 1933, el año que se estrenó King Kong. "El centro comercial de El Reventón fracasó y apenas hay locales abiertos, y aquí pasaría lo mismo si lo hacen", recuerda Fernando Ojeda, otro de los residentes.
Para otros, la desaparición del Cine Wood es como robarles un pedazo de su propia vida. "Nosotros íbamos de chicos al cine y si la película era del Oeste, luego veníamos a la plaza a jugar a vaqueros", rememora el escritor Juan José Laforet, vecino del barrio de toda la vida.
Como si de una película de Frank Capra se tratara, los vecinos se muestran optimistas con el futuro del viejo Cine Wood. "Tenemos el edificio y el solar, sólo hay que darle uso, ¿a qué esperan para convertirlo en centro cívico?", comenta Patricia. "Siempre es mejor un centro cultural que le dé vida al barrio que un supermercado", dice Eduardo Gens, otro vecino.
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mariolaw -
Victor Diaz -