La incompetencia del Gobierno de Canarias y el Cabildo grancanario ha permitido que al menos 50 plagas hayan entrado en nuestra Isla en la última década

Gran Canaria soporta desde los últimos diez años hasta hoy la entrada de unas 50 plagas y enfermedades catalogadas que afectan principalmente y de manera virulenta a los productos hortofrutícolas, pero también a la flora endémica. Ello ha sido debido a la falta de interés y por consiguiente de asignación de medios humanos y materiales para realizar el debido control por parte de las administraciones responsables: el Gobierno de Canarias y el Cabildo grancanario. Más plagas significan más pesticidas y veneno para las frutas y hortalizas que consumismos, y se dá la circunstancia que en la Provincia de Las Palmas está el mayor índice de cáncer de mama de toda España
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Según un estudio del ex director general de Desarrollo Agrícola del actual gabinete del Gobierno de Canarias, Antonio Ortega, esta entrada masiva de enfermedades se debe, entre otras causas, a la presencia en el Archipiélago de todo un catálogo de productos vegetales cuya introducción está expresamente prohibida y, por lo tanto, se están importando de manera ilícita. El problema se está incrementando de tal manera, que pone en peligro "la viabilidad futura de nuestra agricultura" en términos de competitividad de los productos

A ese tráfico de vegetales, además, hay que sumar la entrada de animales y productos animales que no poseen "certificados fitosanitarios" y que se filtran en la cadena alimentaria de los canarios, ya que según Ortega, él ha comprobado "in situ que se falsean documentos oficiales, falsean facturas, conocimientos de embarque y etiquetas", entre otros, como "dificultar la labor inspectora".

PLAGUICIDAS. Un grave ´efecto colateral´ de este aumento de las plagas se salda con números récord en el país, ya que para combatir estas plagas el agricultor grancanario emplea hasta 65 kilogramos de productos químicos por hectárea, una cifra que la misma fuente destaca como "inquietante" y que supera con creces a los parámetros del resto del país. Esta lucha también produce paradojas como la de aprobar planes multimillonarios de erradicación de organismos de cuarentena a nivel mundial, cofinanciados con fondos públicos que se gastan en hacer exhaustivos estudios, en la asunción de pérdidas y medidas de obligado cumplimiento para los agricultores, en el incremento en el precio de los productos locales, y "en compensaciones económicas astronómicas de las aseguradoras" que, incluso, "sitúan en la inviabilidad financiera al sistema de seguros agrarios".

La peor consecuencia de este estado de cosas casi se nota más en el exterior que en la propia isla, ya que las producciones canarias de exportación y mercado interior, como las papas, el tomate, los plátanos y los cítricos, entre otros muchos, "pierden competitividad", hasta el punto de que los mercados receptores optan por prohibir nuestros productos no sólo en las plazas internacionales, sino en las del país, como ocurre con las papas en el territorio nacional o comunitario o la exportación de tomates a los Estados Unidos, donde el sector ha solicitado reiteradamente entrar como válvula de escape a la competencia de países terceros en los mercados comunitarios.

El ex director general de Desarrollo Agrícola carga especialmente contra la política fitosanitaria de la Administración, debido al "reiterado incumplimiento de controles efectivos; la escasez de personal cualificado y suficiente; la inexistencia de medios técnicos innovadores; la ausencia de espacios adecuados donde realizar las actividades inspectoras y de cuarentena específicas separadas de las zonas de cultivos" y, especialmente, "en el descuido reiterado del cumplimiento riguroso de la normativa fitosanitaria", factores todos ellos que han derivado, dice, "en un balance calamitoso en la gestión fitosanitaria y zoosanitaria en el Archipiélago, y a las pruebas objetivas me remito", concluye este técnico.