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La Voz de Gran Canaria

Más tinta de calamar

Más tinta de calamar

ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA

La imagen de Paulino Rivero intentando disimular la desastrosa gestión autonómica de la crisis del ´Delta´ a base de chorritos de tinta de calamar ha sido, lo que suele decirse, de manual. El presidente coordinador de CC ha actuado según los protocolos establecidos: en caso de duda, leña al nisperero hasta que caigan manzanas. Por lo tanto, lo que aconsejan los prospectos del nacionalismo en estas situaciones es transferir las culpas a Madrid. No importa que España ya no sea un sistema centralista, ni que las Autonomías sean plenamente responsables en las materias de su competencia. Estas cosas son la realidad, pero en las Islas suele importar más lo virtual que lo real. Siempre habrá un cabo suelto, y si no lo hay se pinta, al que agarrarse para culpar al Gobierno central por haber pecado, si no de obra ni palabra, sí de pensamiento.

Esta es una tendencia muy arraigada: en los 60 un capitán general le impuso dos años de prisión al periodista Salvador Sagaseta no por haber cometido un delito sino por tener la pérfida intención de cometerlo. Como dicen los gallegos, ´manda carallo´. El análisis de los problemas derivados del violento paso de la borrasca de origen tropical sobre el Archipiélago no puede eludir la incapacidad del ejecutivo regional, no sólo por su actuación en los días clave del episodio, sino por los datos curriculares. Desde hace más de una década no ha cumplido con sus deberes. El PECAN, que ha debido revisarse periódicamente, no se revisó ni una sola vez, y cuando más cerca estuvo, bajo la dirección de Julio Bonis, se colgó el texto en la Red... pero se olvidaron de enviarlo al Parlamento. Decía la vicepresidenta de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, que en el conflicto han sido responsables muchas partes que han tenido responsabilidades, como instituciones que no cumplen con las inspecciones, o que no dan licencias...

Cuando las manifestaciones de Vilaflor contra los nuevos tendidos de alta tensión para llevar energía al sur tinerfeño, se montó una gran operación de retórica del tipo de ´el patio de mi casa es particular, llueve y no se moja como los demás´. Ni los manifestantes planteaban alternativas sensatas y asumibles, ni las corporaciones y el Gobierno se significaron por su claridad, ni la empresa eléctrica puso toda la carne en el asador. El enterramiento de los cables, como asegura el delegado del Gobierno, José Segura, a quien quiera escucharlo, no en su condición de político sino de experto en el tema y profesor de Termodinámica, plantea problemas insalvables. Los campos electromagnéticos en espacios cerrados demorarían las reparaciones de averías en el cableado... "En toda Europa pueden verse los tendidos aéreos. Los soterrados, son sólo para espacios muy concretos".

En todos estos procesos el Gobierno regional ha mantenido una actitud autista, cuando no errática. En ocasiones ha parecido un pez en una pecera observando un comedor lleno de comensales. Pero, lógicamente, tal y como están las cosas, lo que aconsejan los libros de instrucciones es una buena escapada hacia adelante. Si la gestión de los puertos ha sido un desastre; si la gestión del control de plagas ha sido un desastre; si las inspecciones de todo tipo que son de su ´transferencia´ han sido un desastre; si la gestión del territorio ha sido un desastre; si la gestión de la educación, con un fracaso escolar galopante ha sido un desastre; si la sanidad aparece a la cola en los estándares nacionales, si la gestión de Menores ha sido más que un desastre, rayando en lo delictivo; si la atención a los mayores y a los incapaces y a los deficientes psíquicos ha sido de una absoluta incompetencia y dejación, si al Palacio de Congresos de Meloneras le toca el cierre para su reparación casualmente cuando se inaugura el del Sur de Tenerife, como algunos malpensados habían pronosticado.... lo apropiado es enredar ahora alrededor de las reivindicaciones del comercio y la sanidad exterior y otras que son constitucionalmente competencias exclusivas del Estado..., cuando, por poner un ejemplo, no se ha podido desarrollar la legislación sobre animales domésticos, que tanta polémica provocó en su día.

Lo único que puede tener relación con aquellos debates ha sido la propuesta de quitar los dos canes del escudo oficial de Canarias mediante un nuevo logo de diseño, como las espinas de lenguado del nuevo símbolo del Ayuntamiento de Las Palmas de G.C. Surrealismo bananario.

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